Para "Colorido engaño", Sema Castro ha creado una serie nueva de pinturas con su técnica habitual, óleo sobre tablas de madera preparadas. De fondos lóbregos, emergen formas orgánicamente abigarradas, que, como flores o animales, parecen contornearse, seguir movimientos circulares o cuasi-circulares. Dinámicas y de contornos imprecisos, esas formas parecen tener una vida en sí mismas. Desbordantes, no sólo por el dinamismo sincrónico de todos esos sustentáculos que se manifiestan vivientes, sino, también, por los aires profundamente oscuros de los que surgen, a un primer plano, las luminiscencias de las que están hechas y que les permiten presentarse como proyecciones cartalaginosas —incluso óseas—, como cáscaras y revestimientos.
Lo que representan es un enigma. Si intentamos asir las formas con la mirada nos damos cuenta de que son inaccesibles. Son los gestos controlados del artista que han quedado impresionados sobre la superficie de la madera que le sirve de soporte. Más que cosas,...son rastros. Comparten muchos de los aspectos de los vestigios, incluso de las sombras; ese ser algo sin serlo. Ese ser algo que no lo es tanto porque ya lo fue (o aún no lo ha sido), o por lo débilmente alusiva que es su naturaleza. Sin definición.
Es así que la pintura es para Sema Castro apariencia engañosa, ilusionista y lúdica. Como la vida misma, que no la muerte. El colorido engaño.
Entrada actualizada el el 24 jun de 2024
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