Descripción de la Exposición
"Secuencia Plano Secuencia" es una exposición concebida específicamente para la tercera planta de CentroCentro, en Madrid, que invita al visitante a sumergirse en una experiencia visualmente envolvente, donde recorrer diversos escenarios se convierte en un ejercicio cinematográfico continuo, sin cortes. La propuesta de Almudena Lobera se articula como una experiencia inmersiva en la que la estructura simétrica del espacio genera una lectura palindrómica, permitiendo que el trayecto se perciba de manera similar desde ambos extremos del imponente edificio.
“Secuencia Plano Secuencia es un proyecto site-specific”, explica la artista, quien resalta que fue la arquitectura singular del Palacio de Cibeles la que inspiró la trama que da vida a esta exposición. “Lo primero que me llamó la atención de la tercera planta fue que, dependiendo del ascensor que se utilice, el recorrido comienza en un extremo u otro. La planta tiene una forma de herradura con una balconada, lo que me llevó a decidir que la exposición debía ser espejada. Desde cualquiera de las dos alas hacia el centro se presenta una exposición, y de ahí hacia la otra ala, una similar, pero con matices. Quería crear un efecto palindrómico, en el que el recorrido se perciba igual desde ambos lados, y al cruzar el eje, el espectador experimente la sensación de un déjà vu, como si ya hubiese vivido esa experiencia, pero con sutiles variaciones”.
El concepto de plano secuencia se materializa en la interconexión entre las diferentes estancias, donde cada espacio se alimenta del anterior, generando una sensación de continuidad que fluye sin interrupciones. Lobera afrontó el desafío de unificar un espacio de 500 metros cuadrados, donde elementos dispares como columnas y extintores coexisten. La solución llegó al fijarse en la barandilla de cristal que rodea el hueco central del edificio, la cual decidió utilizar como referencia visual. De este modo, trató la estructura como un “nivel de agua” simbólico. “Forré los paneles de cristal con vinilo azul y pinté las paredes del mismo color a esa misma altura. Así, el espacio se convierte en una gran piscina, sumergiendo al espectador en la exposición, con una franja conceptual que da la sensación de que el agua te llega al cuello”.
Este enfoque no solo establece un vínculo con una de las obras anteriores de Lobera, Donde comienza el interior (2021), sino que también le permite desarrollar conceptos recurrentes en su trabajo, como la visibilidad de lo oculto y la exploración de ideas contrapuestas.
Un ejemplo claro de esta dualidad es el vídeo que abre la exposición, el cual se presenta desde ambos extremos del recorrido. En este vídeo, una quiromante y una manicurista interactúan en una performance en la que la quiromante embellece las uñas de la manicurista mientras lee sus manos. Este juego entre lo estético y lo espiritual, entre el anverso y el reverso de las manos, refleja la constante investigación de Lobera sobre las complejidades de lo visible y lo invisible.
A pocos pasos del vídeo, el espectador se encuentra con esculturas de boyas náuticas cubiertas de sal, evocando la célebre escena de Alicia en el País de las Maravillas, en la que la protagonista crece desmesuradamente y forma un mar de lágrimas. Esta imagen simbólica remite a los momentos de sufrimiento y superación en la creación artística, invitando a reflexionar sobre el dolor como parte esencial del proceso creativo.
La música, un elemento recurrente en las exposiciones de Lobera, juega un papel fundamental en la creación de una atmósfera emocional. “La música que acompaña mi trabajo forma parte esencial de mi proceso de creación”, menciona la artista.
El espacio central rinde un inesperado homenaje al cineasta David Lynch, como una referencia directa al cine experimental y a la profundidad en la exploración de la mente humana. El visitante accede al núcleo de la exposición a través de una cortina, y en su centro se encuentra la pieza clave: una escultura de un pez dorado partido por la mitad. Esta obra simboliza la culminación del proceso creativo, representando la búsqueda de ideas profundas dentro de la conciencia. La escultura hace también una clara referencia al libro Atrapa el pez dorado de Lynch, en el que el director reflexiona sobre las profundidades de la mente en busca de ideas.
El recorrido continúa hacia el otro extremo del espacio, donde los cambios sutiles en las obras refuerzan la sensación de ambigüedad y distorsión, lo que lleva al espectador a descubrir un entorno que rompe con las expectativas tradicionales asociadas a una exposición en un lugar tan emblemático como CentroCentro.
A pesar de que algunas de las piezas reflejan temas recurrentes en la trayectoria de Lobera, todas han sido creadas exclusivamente para este proyecto, con el objetivo de desarrollar una escenografía inmersiva que sorprenda al espectador, invitándolo a explorar estados de introspección más allá de lo visible y lo tangible.
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