Descripción de la Exposición
Tomando como punto de partida la noción de la “scala naturae”, aquella configuración conceptual que ordena jerárquicamente la vida y que fuera estructurada visualmente durante el medioevo como una escalera, Piero Figueroa Bravo aborda las relaciones entre lo cultural y lo natural, entendidos como parte de un mismo continuo.
Sus composiciones nos remiten a dos modelos de representación a escala del mundo: la maqueta y el diorama, con los que hace converger dos desarrollos claves de la historia de la pintura: el bodegón (cuyas configuraciones de alimentos y objetos domésticos hablan del mundo cultural) y el paisaje (cuyas vistas de campos y montañas se enfocan en el mundo natural). Estos escenarios visiblemente ordenados y artificiales sugieren la indiferenciación entre ambos mundos vía la coexistencia de representaciones naturales como nubes, palmeras, caballos y dinosaurios de juguete (como señala un conocido meme, los dinosaurios hechos de plástico, que es un derivado del petróleo que a su vez surge de los restos fósiles de los dinosaurios, son verdaderos dinosaurios), con formas culturales como cubos, cilindros, pirámides, reglas, etc.
A estas imágenes el artista añade apuntes propios de un plano: líneas guía y cuadrículas que se insinúan tenuemente detrás de las figuras o sobre ellas, aludiendo a la idea de una organización conceptual del mundo y su representación. A esto se suma la presencia de estructuras ordenas como paredes de ladrillos y escaleras, que remiten a la noción de construcción. En cierto modo Figueroa tematiza el proceso de construcción de un cuadro, de un mundo pictórico y, por extensión, del propio mundo perceptible. Pero este mundo está acotado: sus límites son los del alcance de nuestra percepción que es necesariamente discursiva. La dimensión escenográfica de estas obras apuntan a ello, pues dan cuenta de que accedemos únicamente a nuestra propia representación del mundo; una representación sobre la que sentimos dominio. Por eso estas pinturas remiten al acto de disponer, de ordenar, de acomodar, y de ubicar los elementos en el espacio.
No obstante, el orden central al que Piero Figueroa Bravo nos remite es el de la pintura misma y sus procesos constructivos. Si sus pinturas trenzan el interés por las relaciones de proporción, tan caras al Renacimiento, la exploración matérica, impulsada por los informalistas, los lenguajes de la gestualidad, heredados del expresionismo, y las indagaciones en las exigencias de la representación, canalizadas desde el “bad painting”, es porque su apuesta es reflexionar, desde la pintura misma, sobre las varias certezas e ilusiones que nos ha brindado la pintura a lo largo de su historia.
Max Hernández Calvo
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España