Descripción de la Exposición Aru es un viaje a la infancia. Aru es una invitación a visitar un particular mundo de color, plagado de sensaciones pop, exentas de carga emocional-reivindicativa. Aru recrea un mundo inocente donde la maldad no existe más que en los cuentos, aunque sí hay sombras que nos asustan por que anuncian lo desconocido. Aru es una vídeo instalación de cosas y objetos que se recuerdan a través de la memoria: sensaciones, imágenes y aprendizaje a través del juego. Aru es volver atrás para saber dónde está el principio y poder destilar la esencia que nos conforma tal y como somos. Aru es creer de verdad en la magia, sin hacer preguntas ni buscar una respuesta. Somos realidades en cambio constante desde el momento de la concepción. No podemos ser conscientes porque no se perciben más allá del amparo del vientre materno. Nadie sabe con certeza si de entonces conservamos alguna imagen, ni cuáles son las sensaciones que nos llegan durante el período de la gestación. El momento del nacimiento rompe un ciclo que mostrará la transformación. El llanto es también Aru. Es La primera expresión sonora. Empieza el juego de la vida. El papel del juego es fundamental en ese aprendizaje de la vida: es motor, es didáctica y es creación. Aunque simula la realidad, en verdad la reinventa. Queremos jugar para ser y estar. El sabor de las golosinas conserva el niño que llevamos dentro. A modo de magdalena de Proust, un olor, una forma y ese sabor nos hacen recordar toda una vida, que entonces parecía infinita y ligada al chiringuito del colegio, a la papelería; a las horas de patio, a la inversión semanal y a nuestros compañeros de aula. Los fenómenos físicos constituían entonces auténticos descubrimientos que pertenecían al campo del misterio. Aquello que nos impacta por desconocido y nos atrae. Lo inexplicable. Como en la visión que nos proporciona el caleidoscopio, repetimos la acción tantas veces como haga falta, para perpetuar el momento mágico, la sensación placentera. No queremos apearnos jamás del carrusel de imágenes fantásticas que nos proporciona. Sandra Christiansen es una generadora de imágenes que explora hasta llegar al límite las posibilidades creativas de su cámara, de su ojo, de su otro yo inseparable. Es hipermoderna. No está sujeta a nada que no sea su propia concepción estética, cargada de grandes dosis de hedonismo y su experiencia ante la visión contemporánea del mundo. No está ligada a ningún substrato cultural ajeno a la época que le ha tocado vivir y encara cada creación con la frescura y la inocencia de la primera vez. Como en un bucle, vuelve constantemente a Aru. Deprisa, deprisa: su ritmo trepidante la exime de estar anclada en el pasado. No está atada a nada. En su microcosmos no existen los prejuicios. No tiene barreras creativas. Eso la hace completamente libre para construir su universo de imágenes. Christiansen nos propone aquí una confrontación interactiva entre objeto, artista y espectador. Es un cara a cara de la artista con sus orígenes y con su imagen en el presente, que a la vez, afecta e implica directamente al espectador. Juega con el arte y juega al arte para devolvernos a nuestros principios y saber qué distancia nos separa o nos une aún a ellos. El juego como recuerdo. El recuerdo como juego. Incluye también cierto papel de voyeur sí misma: es embrión, es niño invisible que juega. Es ojo que mira para autoexplorarse de forma introspectiva. Espera de nosotros como espectadores que esa sobredimensión de imágenes nos haga más intensa la sensación de volver atrás en la memoria y que participemos de ella. Tiempo, realidad y memoria se funden en los pasajes de su primera experiencia.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España