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¿Qué pasaría si nuestros actos tuvieran un reflejo latente en nuestro aspecto? Si nuestras acciones delimitasen y transformasen nuestra fisionomía y las actitudes humanas quedasen marcadas en el personaje que hemos creado de nosotros mismos. Como si Gregorio Samsa fuéramos todos y la transformación de nuestra propia forma quedase supeditada a los valores morales de cada uno.

Bajo esta óptica desarrolla Emilio Subirá sus obras, creando personajes que sufren los achaques de la sociedad actual de manera irónicamente gráfica. Estados anímicos y morales que traslada a la pintura y escultura a través de retorcidos cuerpos de gran potencia plástica que nos devuelven la mirada haciendo una cruda ... crítica de muchos de los pecados capitales de la sociedad actual. El egoísmo, la avaricia, la soledad, el ansia de poder y aparentar, la incomunicación y violencia son algunos de los estados que provocan una serie de deformaciones llenas de matices y contrasentidos. Sus personajes son pseudo-hombres que sufren en sus carnes las carencias del sistema en el que vivimos.

Entre la monstruosidad y la irónica caricatura, Emilio Subirá nos ofrece una versión cruda de la realidad del ser humano y su evolución moral, emocional y frustrada ante el entorno que le rodea y deteriora. Al lado de estos estereotipos de la sociedad actual, en que posición se sitúa el espectador? Nos propone esta pregunta y nos hace reflexionar sobre la distancia entre sus personajes y quien los contempla, un juego de diferencias y semejanzas ahondando en el interior de cada uno.