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Ruta Le Corbusier

Exposición / Siboney / Santa Lucía, 49 / Santander, Cantabria, España
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Cuándo:
29 oct de 2011 - 01 dic de 2012

Inauguración:
29 oct de 2011

Organizada por:
Siboney

Artistas participantes:
Damián Flores Llanos
Etiquetas
Pintura  Pintura en Cantabria 

       


Descripción de la Exposición

En esta ocasión se trataba de RUTA LE CORBUSIER . Una exposición que deviene en un recorrido por lugares e iconos del universo de este artista. boca. Historia y ficciones que DF trata por igual. (entre ellas alguna santanderina, como Le Corbusier observando en Club Marítimo, con gesto aprobatorio...) Documentación y ficción. Lo que ciertamente fue, junto a sucesos de los que tampoco tenemos la certeza de que no fueron.

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Damián Flores (Acehuche, Cáceres. 1963) regresa a Santander con su obra, y como si de un autor de una saga literaria se tratase, viene con una nueva entrega, para participar en la temporada expositiva de la galería Siboney. A partir del próximo sábado 29 de octubre, podrá visitarse la nueva muestra del pintor extremeño -formado y afincado en Madrid-, que ha preparado, y que en esta ocasión, rinde un homenaje a la arquitectura moderna, en la figura de una de sus personalidades más significativas, como es Le Corbusier.

 

Esta nueva entrega, de pinturas recientes de Damián Flores, -realizadas en su totalidad en el 2011-, un artista vinculado a la Galería Siboney desde el año 1995, en que presentó Luz del Norte, su primera muestra individual, a la que siguieron 'cuatro entregas más': Color del alma (1998), Laberintos (2002), Quiero una casa (2004), y Pintor en Nueva York. (2010). Lleva por título de Ruta Le Corbusier, y presenta 23 obras de distintas dimensiones y formatos: rectangulares, cuadradas, redondas... 'Creo que hay visiones que tienen más fuerza proyectadas con un formato circular', explica el autor.

 

Siendo esta su sexta muestra individual, resulta excepcional, aun siendo una suerte de compendio de las anteriores, y en la que nuevamente evidencia su maduración artística, lo que unido a sus incuestionables cualidades y lo atractivo del tema, la Arquitectura Moderna -de los tiempos dorados-, que ha fascinado a muchos de los mejores espíritus posmodernos, que ven en ese período de transición un momento trascendental, de significativas transformaciones, la confieren un carácter de suceso.

 

Damián Flores de manera silenciosa, ha ido exhibiendo pinturas que tienen como tema fenómenos urbanos, tanto vedute, como edificios concretos. Se trata de una nueva forma de mirar la ciudad y sus hitos que es heredera de las antiguas 'vistas topográficas' y de los paisajes urbanos pero que suelen tener un toque de la metafísica de Giorgio de Chirico y de la frialdad escrutadora de Edward Hopper. Dentro de esta tendencia, que no forma una corriente ni presupone un estilo común, se encuentran los trabajos de 'Ruta Le Corbusier', en los que Damián Flores, no se ha limitado a imitar con el pincel las apariencias de las cosas, -de lo que se ve-, sino que ha idealizado las formas, vaciando las calles, eliminando los elementos adulterados por el paso del tiempo y el cambio de uso, aislando los edificios de un contexto urbano, representando obras o acercándose al detalle, para tomar sólo un fragmento significativo. Así, las arquitecturas aparecen en los cuadros descontextualizadas e intemporales.

 

El procedimiento de trabajo que narraba Jesús Marchamalo en la introducción a su exposición de 2002 en Siboney: 'Tiene la costumbre, Damián Flores, de reproducir sus exposiciones en un trozo de cartón, que cuelga de una alcayata en la pared del estudio. Allí, nada más empezado, traza las líneas esenciales de lo que será cada cuadro, sus medidas y forma y, en ocasiones, el título. Según el trabajo avanza, el cartón se va llenando de papelitos blancos sujetos con cinta adhesiva que tapan los cuadros ya terminados, o los que presumiblemente no van a darle más complicaciones. Ignoro qué misión tendrá, más allá de la meramente documental o contable, tal vez incluso cabalística o supersticiosa, ese juego de papeles y borrones, de luces y sombras y trazos apresurados, pero resulta divertido ver los cuadros apenas esbozados en el cartón, e intentar después identificarlos, comprobando parecidos y diferencias con los reales, por las paredes y el suelo' procedimiento que permanece, que no se ha visto alterado diez años después, y al que debemos de añadir, todo un trabajo previo a la realización de las obras, en el que busca puntos de vista subjetivos y encuadres singulares, para con un buen repertorio fotográfico, y tras un trabajo de documentación muy exhaustivo y con 'libros de historia' para recrear acontecimientos, y momentos históricos realizar los cuadros, que en esta ocasión -'Ruta Le Corbusier'-. devienen en un recorrido por lugares e iconos del universo de la arquitectura moderna, en los que Damián Flores entremezcla historia y ficción, a las que iguala en sus pinturas, como en alguna de las más santanderinas, -Le Corbusier observando en Club Marítimo, con gesto aprobatorio-. Documentación y ficción. Lo que ciertamente fue, junto a sucesos de los que tampoco tenemos la certeza de que no fueron.

 

Esto también lo explicaba Marchamalo: 'Damián pinta con la minuciosidad del testigo: su trabajo se basa en imágenes que va recopilando en sus viajes, o que encuentra en periódicos o en libros. Son recortes y fotografías que fotocopia y amplía, que pega y recorta, alterándolos hasta conseguir una mirada fantasmal, en blanco y negro, que nunca es inocente, mucho menos casual, y jamás rutinaria. Ese es el punto de partida de toda su obra. Y es probable que lo primero que llame la atención de su pintura sea, precisamente, esa visión impensada, llena de perspectivas y ángulos insólitos que muestran sus paisajes, lugares apacibles y luminosos fidedignamente re creados, al menos en apariencia. Porque ante sus cuadros se acaba siempre teniendo la sospecha de que lo que se contempla es una realidad fabulada, figurada, repleta de invenciones y lugares inexistentes, a veces inquietantemente inapreciables. La pintura de Damián Flore se presenta, a mi juicio, esa atractiva dualidad de lo imaginario y de lo poderosamente real, una invención en la que todos los mundos son posibles, tal vez incluso deseables, o preferibles'

 

Otra de las características de la pintura de Damián Flores, -el misterio-, se celebra, sobre todo con su singular luminosidad.

 

Dice el artista 'El color es la manera en la que trato de darles vida, es mi licencia, el espacio de lo utópico y de lo ideal, es justo lo que me separa del realismo, es la emoción que siento al contemplarlos, es mi reto'. Al fin y al cabo, la memoria, como el pensamiento, es libre y cada uno recuerda o elige recordar las cosas a su modo'

 

Hay dos Damianes en uno. El metafísico, que es urbano y se manifiesta en los fragmentos de ciudad que retrata, o de caprichosa arquitectura urbana en medio del campo. El otro retrata y homenajea artistas, escritores, fotógrafos o arquitectos, como en esta exposición a Le Corbusier.

 


Imágenes de la Exposición
Corbu et Ronchampt. 2011. Óleo sobre madera. 30 x 41 cm

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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