Rompecabezas/Headbreaker: Intaglios, Frotttages, Ensamblajes, Contrucciones y Fotografías, una muestra de Camilo Villegas en la Balsa Arte
A partir de un rompecabezas Villegas aborda la investigación sobre las posibilidades formales derivadas de la acción de ensamblar piezas que no cazan, haciendo caso omiso de las imágenes que convencionalmente se utilizan como guías de construcción. Trabajando sobre el plano posterior, las fichas del rompecabezas se insinúan como fractales que, sometidas a la fuerza del martillo son armadas en bloques, arman que configuran diversas agrupaciones espaciales. En este ejercicio asume la exploración de las diversas posibilidades constructivas con base en la generación de tramas entre fondo/figura. En este proceso, la ficha se instaura como signo universal y motor fundamental de un proceso configurativo.
La obra en su conjunto opera en tres niveles de lectura.
En primera instancia, en el plano espacial, sea bidimensional o tridimensional, se elabora un trabajo complejo...sobre los conceptos de lleno y vacío, centro, límite espacial y direccionalidad. En las diferentes configuraciones aflora la tensión entre estas categorías espaciales, resultando una reflexión sobre la percepción como un trabajo de selección, esquematización y abstracción de los elementos compositivos del conjunto.
En segunda instancia, la obra nos conduce por un trabajo de investigación en el arte. Se evidencia un proceso investigativo carente de posiciones de partida a priori. La investigación se asume como algo que es realizado por medio de la manipulación matérica, el hacer experimental, el ejercicio de “prueba y error” tanto a nivel conceptual como formal. En este sentido, esta muestra constituye lo que ha llamado Simon Sheikh una muestra/investigación, donde la exhibición no solo es un vehículo para mostrar los resultados sino que se presenta como un proceso en flujo donde aparecerán y se actualizarán nuevas propuestas en torno a los formatos intereses temáticos de la muestra.
La tercer lectura y quizá la más importante es la conceptual. Que son estos universos paralelos que surgen de manera fantasmagórica? Que significa unir lo que por definición es similar pero diferente? Estas y muchas otras inquietudes afloran de estos paisajes elaborados con elementos simples y enigmáticos.
Ana Patricia Gómez Jaramillo
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Texto crítico de la obra: Rompecabezas / Headbreaker de Camilo Villegas
Rompecabezas (en inglés puzzle), es una obra que representa una parte sin un límite. Es una obra que demanda que participemos en su construcción, después de que ha sido completada. Es una obra viviente, cuya vida nace de una serie de contradicciones que no ofrecen solución: invitante y austera, arrogante y sin pretensiones, conceptual y formal, minimalista y adornada.
Lo más importante, sin embargo, es que podemos decir estas cosas porque “Rompecabezas” es una obra que reflexiona sobre sí misma. ¿Cómo? Al ser provocativa. Al forzar preguntas. Al asumir y reasumir un espacio. Al retornar de forma consciente, tanto con ironía como con ingenuidad, a la belleza de la simplicidad formal. Al establecer una tensión dinámica entre su forma y su contenido, suficientes para convertir en preguntas, una y otra vez, momento a momento, su coherencia como obra de arte.
La habilidad para producir obras tan fundamentalmente inestables como esta, que incluso carecen de bases, no es enteramente nueva para este artista. Lo más notable en su última serie de trabajos titulada: Big Blank (Gran espacio vacío), Camilo Villegas explora temáticamente —por ‘medio’ del papel blanco vacío— los límites formales y conceptuales de la productividad de una reflexión estética.
Sin embargo, el que podamos comparar el presente trabajo con los anteriores no proviene simplemente del hecho de que comparten una apariencia, sino más bien, podemos decir, que comparten una esencia. Una esencia capaz de diferir de sí misma. La instancia más llamativa de esto es, tal vez, que mientras Big Blank juega con la idea del arte minimalista actual, en un registro pos-conceptual, Rompecabezas no solo continúa, sino que complica radicalmente este movimiento: en primer lugar, por medio de la apropiación de lo que podemos llamar la ‘forma cultural’ del rompecabezas, y, en segundo, por medio de la expansión del tema anterior, a través de la incorporación implícita de conceptos como mapa, territorio y mundo.
La inspiración que tiene este desarrollo viene, en buena medida, de la interacción creativa con los escritos de finales del siglo 19, del filósofo romántico alemán Friedrich Schlegel. Por lo que esto ha sido como una respuesta creativa a los Athenaeum Fragments de este último, que el artista ha liderado para expandir las preocupaciones de su trabajo, paradójicamente más allá de las preocupaciones de su trabajo anterior, hacia lo que hay aquí: una nueva forma de meditación acerca de la posibilidad de un arte universal del presente, el cual todavía está en proceso de globalización.
¿Cómo se logra esta innovación? En primer lugar, por medio de la aceptación de las dos ideas básicas de Schlegel: a) el arte original solo puede surgir del acto paradójico de medirse a sí mismo contra el estándar de su propia construcción (contra su propia idea del arte), y b) que la única manera consistente de imaginar tanto la naturaleza como el arte, para quien esto es posible, y la naturaleza del mundo en el cual es posible que exista un arte como este, es si ambos son considerados para ser fundamentalmente fragmentarios. En segundo lugar, por medio de la sujeción simultánea de estas mismas ideas a un concepto histórico mundial del arte, que, en sí mismo, es un producto de la naturaleza fragmentaria de la obra en cuestión.
Por lo tanto, es a través de su desarrollo que Rompecabezas por sí mismo ofrece no solo una reflexión inherente acerca de su propio estatus como arte-objeto, sino también un significado de la reflexión acerca de las condiciones actuales tanto de la producción artística como de la crítica, dentro del concepto actual de globalización de la cultura, del comercio y de las ideas en general.
Así, al ampliar este tema hasta incluir los conceptos de ‘arte’ y ‘mundo’ en general, lo que Rompecabezas nos enseña es que lo más característico acerca del arte mundial de hoy es que la opacidad que rodea a las condiciones prácticas de la actual producción de arte (la falta de alguna clara relación lógica entre su dimensión comercial, artística-institucional e inspiracional, por ejemplo) ha llegado a ser comparable solo con la opacidad de las condiciones intelectuales de su crítica.
Por esto, de hecho, se nos pregunta, ¿es la naturaleza final de las relaciones entre las diferentes perspectivas críticas de ‘arte’ las que ha impulsado la historia universal? ¿O más bien es que, simplemente, no hay ninguna? ¿O, más bien, es que hay alguna clase de necesidad operando detrás, y entre, el desarticulado estado actual de la historia del arte, de la crítica de arte y de las narrativas teoréticas del arte tomadas en consideración para dar cuenta de la ausencia de un paradigma global dominante de la crítica de arte actual?
¿O podemos preguntarnos qué es lo que da cuenta de la dominación fragmentaria de las prácticas del arte institucional, que se presentan a sí mismas en lugares específicos y en términos pos-conceptuales, y la forma como estas prácticas no están unificadas más que por un mercado de arte cada vez más internacional que no tiene ni un centro geográfico ni uno crítico específicos?
Al plantear estas preguntas, esta obra nos conduce a tomar en serio la diferencia entre el arte y el mundo, que nos permite que tanto su autonomía como su crítica sean una única realidad viviente. Una realidad que aquí se nos acerca en la forma de un fragmento entre muchos. A la manera de un rompecabezas que pide ser tocado, en lugar de simplemente ser entendido.
Aaron Finlay
Entrada actualizada el el 24 abr de 2016
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