Descripción de la Exposición
Aunque muy aficionado a la fotografía, el protagonista del mes de septiembre dentro del ciclo El fantasma en la máquina es músico y compositor, el francés afincado en Santander Robert Navarro. La imagen que nos propone se refiere precisamente al mundo de la música, uno de los que quizás más ha cambiado con el nuevo paradigma tecnológico. También es el arte que más tempranamente se sirvió de la tecnología para la fabricación de instrumentos más o menos automáticos, alcanzando a lo largo de la historia elevadísimas cotas de sofisticación en cuanto al tratamiento del sonido y la estética. El cambio más radical se produce con la llegada de la electrónica, momento en el que incluso un solo aparato puede reproducir todo tipo de registros sonoros. El autor reproduce una pequeña conversación basada en sus propias vivencias musicales en Francia a finales de los años sesenta y en la que pone de manifiesto la perplejidad de los músicos cuando aparece en el mercado un Sintetizador Moog Modular. “-El demostrador del aparato afirmó que es el instrumento del futuro y que abrirá nuevos horizontes del sonido pero sin confirmar si iba a sustituir a los músicos… En esos años, el fantasma de la máquina se ha manifestado en la mente de muchos músicos. Hoy en día están acostumbrados a todo tipo de instrumentos no convencionales en la producción de música. Los artistas ya no temen al mundo electrónico y sus máquinas”. Ya son parte del grupo.
El arte y la tecnología han evolucionado siempre juntos, pero siempre ha sido necesaria la mano del ser humano para crear. Es la mano que aparece en primerísimo plano modulando los índices del sintetizador en Noise Control, (Control del sonido). Esa mano que parece insuflar vida a la máquina, como hacía Dios al primer hombre en la representación de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, ambos dedos unidos en mágica conexión.
Se plantea ahora la polémica de si las máquinas pueden hacer realmente música, ya que diferentes empresas están desarrollando programas que prometen, a través de la inteligencia artificial, autogenerar contenidos y componer desde una supuesta originalidad, jugando con toda la información musical dentro de sus bases de datos infinitas que se autorregeneran y relacionan datos día a día. Sería el sueño de aquello primeros autómatas intérpretes que fascinaron al atónito público del siglo XVIII que presenció sus conciertos.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España