Descripción de la Exposición
Robert Capa (1913-1954) es conocido como uno de los fotoperiodistas más notables de la historia. Reconocido por el Picture Post como el «fotógrafo de guerra más importante del mundo», sus imágenes más conocidas, la mayor parte en blanco y negro, simbolizan para muchos la brutalidad y el valor de la guerra, estableciendo nuevos estándares para la fotografía bélica. Capa se inició en la fotografía en color en 1938, mientras cubría la guerra chino-japonesa. Capa estaba determinado a trabajar con la fotografía en color mucho antes de que fuera ampliamente utilizada por otros fotoperiodistas. A lo largo de su carrera, Capa fotografió en color a grandes personajes, como Pablo Picasso, Ernest Hemingway, Humphrey Bogart, Ava Gardner o Truman Capote. La Obra Social ”la Caixa” presenta, junto con el International Center of Photography, Robert Capa en color, una recopilación de algunas de las instantáneas que el mítico fotógrafo capturó en color, muchas de ellas nunca publicadas, así como documentos personales, revistas en las que aparecieron originalmente algunas de las imágenes y un audiovisual con extractos de una de las pocas entrevistas radiofónicas que se conservan de Capa.
Dentro de su programación cultural, la Obra Social ”la Caixa” presta una atención preferente a las manifestaciones artísticas más contemporáneas, las propias de los siglos XX y XXI. Mediante sus exposiciones sobre cine y fotografía, la Obra Social ”la Caixa” quiere mostrar la influencia de las imágenes en la sensibilidad contemporánea y destacar el papel de los grandes creadores visuales del siglo XX en nuestra forma de ver el mundo. Con esta finalidad, ha organizado exposiciones dedicadas a los grandes nombres de la fotografía, como Jacques Henri Lartigue, Eugène Atget, Robert Doisneau, William Klein, Richard Avedon, Diane Arbus, Henri Cartier-Bresson, Willy Ronis o Philippe Halsman.
Ahora, la Obra Social ”la Caixa” da un paso más con este nuevo proyecto, junto con el International Center of Photography (ICP) de Nueva York, e indaga en uno de los aspectos menos conocidos de la obra del fotorreportero húngaro, a través de una amplia selección de fotografías en color, muchas de ellas inéditas hasta fechas recientes.
La exposición llega a CaixaForum Tarragona tras su paso por Budapest (Hungría), Tours y Lille (Francia), Buenos Aires (Argentina) y los centros CaixaForum de Sevilla, Zaragoza y Lérida.
Capa, un gran contador de historias
Robert Capa (nacido como Endre Ernô Friedmann, Budapest, Hungría, 1913 – Thái Bình, Vietnam, 1954) huyó de su país natal cuando era un adolescente y se trasladó a Berlín, donde se inscribió en la universidad. Fue testigo del ascenso de Hitler, lo que le llevó a mudarse a París, ciudad en la que cambió su nombre y se convirtió en fotoperiodista. Los reportajes que dedicó a la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos bélicos le valieron el reconocimiento internacional y ser considerado el máximo especialista de la fotografía de guerra del siglo XX.
Excepcional testigo de los acontecimientos de su tiempo, Capa fue, sobre todo, un gran contador de historias. Sus fotografías bélicas no se limitaron a registrar los momentos de conflicto, sino que también se centraban en las personas, civiles y soldados, antes, durante y después de la batalla. Le interesaba comprender la situación con la gente del lugar, con quien establecía una fuerte conexión: conocía a las personas, hablaba con ellas, era invitado a sus casas... Esta concepción del oficio fotográfico, de gran implicación en sus temas y de prodigiosa capacidad narrativa, se esconde también detrás de la galería de fotos en color que Capa dedicó a la vida animada y de ocio en los años de la posguerra.
Un mundo en color
Considerado como uno de los maestros de la fotografía de guerra en blanco y negro, Capa documentó algunos de los acontecimientos políticos más importantes de la Europa Occidental a mediados del siglo XX. Sus instantáneas del París de la década de 1930, de la Guerra Civil española, de la Segunda Guerra Mundial y de la Europa de posguerra, así como sus últimas imágenes de Indochina, todas ellas en blanco y negro, son mundialmente conocidas.
Sin embargo, Capa empezó a experimentar con el color en 1938, solo dos años después de que Kodak desarrollara el Kodachrome, el primer rollo de película en color. Desde China, donde estaba cubriendo la guerra chino-japonesa, Capa escribió a un amigo de su agencia en Nueva York, Pix: «Por favor, envíame inmediatamente 12 rollos de Kodachrome con todas sus instrucciones: si se necesitan filtros especiales, etc.; en resumen, todo lo que yo debería saber. Mándamelo vía clipper, porque tengo una idea para Life». De aquel primer viaje solo sobrevivieron al complejo proceso de revelado cuatro imágenes en color, pero el entusiasmo de Capa por el color acababa de nacer.
En 1941 volvió a fotografiar en color y, durante los dos años siguientes, trabajó intensamente para convencer a los editores de que le compraran sus imágenes en color. Después de la guerra, los encargos aumentaron. Durante el resto de su vida, casi siempre llevó encima dos cámaras: una para la película en blanco y negro, y otra para la película en color.
Contemplar la carrera de Capa a través de estas fotografías en color nos hace percibir de nuevo la tenacidad con la que ejercía como fotoperiodista en un campo dominado por el blanco y negro. Se trata de una parte de su obra que sigue siendo, en lo fundamental, desconocida.
Su uso del color es paralelo a su proceso de reinvención personal como fotógrafo en Nueva York, tras la Guerra Civil española, y después, de nuevo, tras la Segunda Guerra Mundial; un proceso que favoreció que los editores de las revistas siguieran contando con él. Las imágenes en color de su carrera posterior a la guerra apenas conservan rastros de la gravedad política de sus relatos bélicos, y tienden a reflejar una visión del mundo más lúdica y próspera, la que aquellas revistas deseaban. Con contadas excepciones, ninguna de las retrospectivas póstumas que se le han dedicado ha incluido su obra en color.
Una perspectiva inesperada
La muestra, dividida en 16 ámbitos categorizados por destinos, incluye más de 150 copias contemporáneas de instantáneas de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra árabe-israelí de 1948, así como varios encargos que van de la elegancia de las capitales europeas a los conflictos contemporáneos, llegando finalmente a Indochina, el último encargo, donde falleció al pisar una mina mientras tomaba una fotografía.
Las fotografías en color cubren un variado espectro de temas, desde un acercamiento costumbrista a hombres y mujeres trabajadores del campo en la URSS, hasta una audaz mirada al estilo de vida de la costa francesa o a la moda del esquí en las montañas suizas. Capa también retrató a personajes ilustres, como Pablo Picasso, Humphrey Bogart, Ava Gardner, Truman Capote o Ernest Hemingway con su hijo, en escenas espontáneas o posando. Publicadas en su día en revistas femeninas o de viajes, la mayor parte de esas imágenes nunca vieron la luz hasta fechas recientes. En conjunto, una visión del mundo significativamente diferente de los reportajes de guerra que habían dominado los inicios de su carrera.
La muestra recoge también ejemplares de revistas como Life o Illustrated, que publicaban regularmente sus imágenes, incluidas numerosas portadas, y reportajes para plumas ilustres, como el que realizó para A Russian Journal, de John Steinbeck. Este escritor dijo de Capa: «Sus fotografías no son accidentes, y la emoción que reside en ellas no es azarosa. Capa podía fotografiar el movimiento, la felicidad, el desengaño. Podía fotografiar el pensamiento».
Entre los documentos personales exhibidos, se encuentran cartas dirigidas a sus distintos editores, como el de Holiday o el de The Saturday Evening Post. También, correspondencia con su familia durante sus largos viajes y con colegas de la agencia Magnum de fotografía. Además, la exposición presenta un audiovisual con extractos de una de las pocas entrevistas radiofónicas que se conservan de Capa.
La exposición, basada en la muestra original del International Center of Photography (ICP), ha sido realizada gracias al ICP Exhibitions Committee y a la financiación pública del New York City Department of Cultural Affairs, en asociación con el City Council.
A partir de la muestra, se despliega un programa de actividades para todos los públicos que incluye, además de la conferencia inaugural a cargo de Cynthia Young, comisaria de la exposición y conservadora del ICP de Nueva York, visitas comentadas, visitas en familia y cafés tertulia.
ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN
1. Segunda Guerra Mundial
En 1941, Capa realizó su primer encargo con película de color, un reportaje sobre la travesía del Atlántico desde Nueva York en un convoy militar. La historia tenía como destino The Saturday Evening Post, pero, una vez en Inglaterra, pudo vender también sus imágenes a la revista inglesa Illustrated, porque no competían en el mismo mercado. Repitió el viaje al año siguiente, llevando consigo una cámara de gran formato con la que hizo retratos de mayor tamaño y más espectaculares de la tripulación de la nave. La película Kodachrome tardaba varias semanas en revelarse, puesto que Kodak mantenía su fórmula en secreto, y la película debía ser enviada a una planta procesadora especial de Kodak que, después, la devolvía al fotógrafo. No era lo ideal para las noticias urgentes. Las revistas publicaron muy pocas de las fotografías en color de Capa procedentes de Gran Bretaña, pero él seguía haciéndolas. En 1943 se adentró en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial en el norte de África, viajando primero en un transporte de tropas desde Inglaterra hasta Casablanca. Sus últimas imágenes en color de la guerra se tomaron en julio de 1943, en un barco que cubría el trayecto entre Túnez y Sicilia, donde desembarcó. De aquí se trasladó a Nápoles junto con los soldados americanos, y allí permaneció durante los meses siguientes. Parece ser que, desde aquel momento y hasta que finalizó la guerra, no volvió a emplear película en color, aparentemente porque le desanimó la combinación entre la lenta velocidad de obturación de la película, el larguísimo tiempo de revelado y la desigual aceptación de las imágenes en color por parte de las revistas.
2. Hungría
En 1948, Holiday envió a Capa a su ciudad natal, Budapest, y también le encargó que escribiera el artículo que acompañaría el reportaje. Capa había cosechado muchos elogios en 1947 por el relato divertido y autoparódico de sus hazañas de guerra, Slightly Out of Focus, así que no se puede decir que los editores estuvieran asumiendo riesgos al solicitarle un artículo largo. Holiday empleó cuatro fotos en color de ese viaje en el número de noviembre de 1949. A diferencia de los elegantes destinos que habitualmente cubría la revista —y que también Capa cubriría para ellos más tarde—, las imágenes y el artículo que las acompañaba, uno de los textos más potentes que escribió sobre un lugar, funcionaban más bien como una carta desde Budapest. Capa observa fascinado y con sentido del humor cómo choca el final de un imperio con el inicio de otro, y se muestra ambivalente ante el hecho de que lo que fuera su vida allí ya no exista. Aunque aparentemente contó con más película en color para este encargo de la que tuvo en Rusia, la compra y el revelado eran muy caros, así que siguió racionándola, y existen muchos más negativos en blanco y negro que en color de escenas similares.
3. URSS
El año 1947 fue decisivo en la vida de Capa. Fundó Magnum, la agencia cooperativa de fotógrafos con la que había soñado desde 1938, y viajó a la Unión Soviética, un viaje que ya había querido hacer en 1937 y también en 1941. En ambas ocasiones, sus planes se habían frustrado por no contar ni con el visado ni con la financiación de una revista. Esta vez se alió con el escritor John Steinbeck para hacer un reportaje sobre las vidas y opiniones de los ciudadanos rusos corrientes que contrastara con la retórica de la Guerra Fría. Sus aventuras se publicaron en el libro A Russian Journal al año siguiente, y se reprodujeron masivamente en periódicos y revistas ilustradas internacionales. Aunque las imágenes en color ya ocupaban buena parte de las revistas e Illustrated había usado el color para su portada en un número especial, Capa no empleó mucha película en color en la Unión Soviética, y en A Russian Journal no se incluyó nada en color, excepto la portada. O bien consideró que solo unos pocos lugares (principalmente Moscú y las granjas colectivizadas en Ucrania y Georgia) merecían el uso de la nueva película de Ektachrome de medio tamaño, que no requería un revelado especial, o bien tenía una cantidad limitada de la misma y la usaba esporádicamente. Sea como fuere, las imágenes de la Plaza Roja se benefician plenamente de la película en color.
4. Marruecos
El viaje de Capa a Marruecos en 1949 daría lugar a uno de los pocos reportajes de posguerra con un tema político, pero fue un proyecto complicado de vender, y no logró convertirlo en una noticia internacional. El trabajo era confuso desde el primer momento, pues combinaba la política marroquí con el rodaje de La rosa negra, con Orson Welles. Paris Match publicó primero algunas fotografías en una pieza sobre la gira anual por el país del sultán marroquí Sidi Mohammed. Illustrated publicó únicamente las fotografías en blanco y negro en un reportaje sobre los extraños efectos del Plan Marshall, por el que Marruecos, aún colonia francesa, recibía la ayuda americana a través de Francia, a pesar de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos no reconocía la autoridad del generalato francés. Algunas de las mejores fotografías del reportaje son retratos de gente de Marruecos.
5. Israel
El encargo geopolítico más importante de Capa, a finales de la década de 1940, lo llevó a Israel. Viajó a este país por primera vez en 1948 para cubrir la guerra árabe-israelí; regresó en 1949, enviado por Holiday e Illustrated, junto con el escritor Irwin Shaw, y aún volvió de nuevo en 1950 para seguir fotografiando la nueva nación en transición. Se centró entonces en el flujo de refugiados que llegaban desde Europa y los países árabes vecinos, las reparaciones a medias de los estragos físicos, los retratos de migrantes, la labor agrícola, los kibutz y distintas festividades judías. Aunque solo se conserva una imagen en color del viaje de 1948 —del barco Altalena en llamas sobre las aguas, frente a la playa de Tel Aviv, resultado del conflicto entre los partidarios del Irgún, de extrema derecha, y el gobierno israelí—, cuando Capa llegó en 1949 parece ser que tenía a su disposición toda la película en color que necesitaba. Sus reportajes sobre Israel aparecieron en todas las publicaciones ilustradas internacionales especializadas en noticias, espoleadas por la publicación, en 1950, de Report on Israel, con texto de Shaw y fotos de Capa.
6. Esquí
Esquiar fue uno de los pasatiempos favoritos de Capa, que pasaba anualmente sus vacaciones en Klosters, Suiza, para relajarse y recuperar fuerzas. En 1948, junto con un empleado de Magnum, intentaron promocionar un reportaje sobre Megève, Francia, una popular estación de esquí para los parisinos, resaltando su «personalidad dual [...] la sencilla vida campesina y la jaranera clase social de los cafés». Capa hizo fotografías en Zürs, Austria, a principios de 1949, para un reportaje de Life, aunque finalmente la revista lo eliminó. Holiday pujó por él después de que Life lo rechazara y, a finales de 1949, contrató un amplio reportaje sobre las grandes estaciones de esquí de Austria, Suiza y Francia que se convertiría en uno de los trabajos en color de Capa más logrados y alegres. De hecho, probablemente es mejor en color, ya que proporciona toques adicionales de brillo y humor que a menudo el blanco y negro no capta. Durante dos meses, Capa recorrió las estaciones austriacas de Kitzbühel, St. Anton, Zürs y Lech, las ciudades suizas de Davos, Klosters y Zermatt, y después se dirigió a la frontera francesa, a Val-d’Isère. En cada uno de esos lugares se topó con un círculo muy selecto al que retratar: el director Billy Wilder y el escritor Peter Viertel procedentes de Hollywood, los jóvenes campeones internacionales de esquí y la realeza europea, actual y pasada, incluyendo a la reina y al príncipe de Holanda. Todos ellos se muestran saludables y con ganas de fiesta. Capa disfrutó de unos modelos confiados y plácidos.
7. Estados Unidos
Poco después de su regreso de Inglaterra, en el otoño de 1941, Capa viajó a Sun Valley, Idaho, enviado por Life para cubrir un reportaje sobre sus amigos los escritores Ernest Hemingway y Martha Gellhorn, a quienes había conocido durante la Guerra Civil española. Después de la Segunda Guerra Mundial, Capa buscaba establecer vínculos nuevos con revistas, y Holiday se convirtió en uno de sus clientes más importantes. Era una revista de viajes glamorosa que presumía de contar con escritores del mismo calibre que The New Yorker. Había sido creada en 1946 por la Curtis Publishing Company, de Filadelfia, que también editaba The Saturday Evening Post y Ladies’ Home Journal. Nacida ya a todo color, era una publicación de tiempos de paz que promovía el ideal de la prosperidad en la América de la posguerra. Holiday cubría las ciudades americanas, pero pronto encargó reportajes sobre lugares internacionales elegantes que se ponían de moda, destinos con los que los lectores podían soñar gracias a la llegada de los vuelos transatlánticos sin escalas en 1947. En 1950, Holiday envió a Capa a Indianápolis: mientras que sus capturas de una familia de cinco miembros explorando la ciudad carecen de inspiración, tomó también fotografías de un pequeño circo ambulante. A pesar de la tibia actitud de Capa hacia la cultura americana, sus imágenes en color nos presentan una potente visión de la vida provinciana en ese país.
8. Picasso
Alguno de los trabajos en color de Capa está menos logrado que sus correspondientes en blanco y negro. Ese fue el caso del que realizó en 1948 sobre Picasso, que originalmente había vendido a Look como un reportaje sobre la cerámica del artista, pero como Capa no logró tomar fotografías de las piezas, se convirtió en una historia sobre Picasso y su familia. Capa envió instrucciones a su colega de Magnum Maria Eisner: «Look me hizo un encargo en firme pero no dio precios, así que tienes que insistir en 200 dólares por página en blanco y negro y 300 por página en color, más 250 dólares para gastos. Si no están dispuestos a pagar una cantidad razonable, puedes negárselo, pero Madame Fleur Cowles parecía estar muy de acuerdo, y las fotos son tan exclusivas que mucho me sorprendería si no sale adelante el encargo». Las fotografías en color decepcionaron tanto a Fleur Cowles en Look como a Len Spooner en Illustrated, aunque a ambos les encantó el reportaje, que incluía la famosa fotografía de Picasso sosteniendo una sombrilla para proteger a su bella novia artista, Françoise Gilot, mientras paseaba por la playa.
9. Deauville y Biarritz
Tras el éxito de su reportaje sobre esquí, Capa propuso una pieza sobre los lugares de veraneo de la costa francesa. En el verano de 1950 viajó a Deauville, Normandía, y visitó su hipódromo y su casino. Solo tomó fotografías en blanco y negro, que se publicaron en Illustrated. Sabía que la historia daba para más y se la ofreció a Holiday como un reportaje en combinación con Biarritz, en el País Vasco francés. Así que, un año más tarde, regresó a Deauville con película en color para fotografiar el ambiente y capturar la mezcla de clases sociales en el hipódromo. Después se desplazó a Biarritz para cubrir la playa, la vida nocturna y el folklore tradicional. En este reportaje, las imágenes en blanco y negro y las imágenes en color se complementaban: el color añadía detalles a las imágenes en blanco y negro, que a su vez situaban la escena. La maquetación, que no se publicaría hasta septiembre de 1953, equilibraba el color y el blanco y negro junto con un típico texto de Capa, lleno de humor y humildad, sobre su estancia en ambos lugares de vacaciones.
10. París
París fue de facto el hogar de Capa entre 1933 y 1939, y después, en la posguerra, su base de operaciones, habitualmente en una habitación interior del elegante Hotel Lancaster, junto a los Campos Elíseos, cuyo dueño era amigo suyo. En 1952, el editor de Holiday, Ted Patrick, encargó a Capa las fotografías para un número especial sobre París, y Capa compartió el trabajo con otros colegas de Magnum: Cartier-Bresson, Chim y el joven Dennis Stock. El número incluía textos de Irwin Shaw, Paul Bowles, Ludwig Bemelmans, Art Buchwald y Colette, entre otros, y es una romántica oda a la ciudad, presentada casi como un escenario para el amor, la gastronomía y la historia. En este reportaje, algunas de las mejores fotografías de Capa son las más extravagantes, y juegan con esos contrastes que parecen fascinarle entre la juventud y la vejez, lo humano y lo animal, la buena y la mala vida, especialmente en las carreras de caballos, sobre las que dijo: «El deporte de los reyes es también el deporte de las porteras». Acerca de sus fotografías de los pintores al aire libre, Capa escribió: «La Place du Tertre es el paraíso de un pintor. A pocos pasos del Sacré Coeur encontramos a un anciano caballero con barba y boina que es la viva imagen de la idea que un productor de cine americano se hace del tipo de pintor que frecuenta Montmartre».
11. Roma
En su artículo sobre Noruega para Holiday, Capa escribió: «He vuelto a visitar Budapest porque resulta que nací allí, y porque el lugar solo se podía volver a visitar durante una temporada corta. Incluso he ido a Moscú, que normalmente no se deja volver a visitar. He seguido viajando a París porque viví allí antes de la guerra; a Londres, porque viví allí durante la guerra; y a Roma, porque siento mucho no haber podido vivir allí alguna vez». Capa viajó a Roma en 1951, enviado por Holiday, y sus fotografías se publicaron en abril de 1952 junto con un texto escrito por Alan Moorehead. Moorehead, que en el momento del encargo romano escribía para The New Yorker, había sido corresponsal para The Daily Express de Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Capa y él habían coincidido en el norte de África, Sicilia y Normandía. Las fotografías en color de Capa que acompañan el texto plasman una ciudad glamorosa llena de gente elegante enfrascada en una fiesta perpetua, y reflejan una Roma, alejada de la destrucción de la posguerra, lista para entrar en el periodo de la dolce vita.
12. Generación X
Capa desarrolló el proyecto Generación X, también conocido como Gen X, para Magnum en los albores de la segunda mitad del siglo, en 1949. En un principio, la revista McCall apoyó el proyecto, pero se retiró en 1951, cuando Capa insistió en darle un contenido más político. Holiday llegó para cubrir el vacío, y financió el proyecto en su totalidad, hasta completar las tres series que se publicaron a principios de 1953. Capa señaló: «Fue uno de esos muchos proyectos que nacen en la mente de gente que tiene grandes ideas y poco dinero. Lo más curioso de este proyecto es que se llevara a cabo». Encargó a sus fotógrafos, entre ellos Chim, Cartier-Bresson y Eve Arnold, que cada uno creara un retrato de un chico o una chica de algún país donde ya hubieran trabajado o estuvieran trabajando. Cada modelo debía responder a un cuestionario detallado sobre su vida, familia, creencias y objetivos. El proyecto, en un primer momento, incluía a 24 individuos de 14 países pertenecientes a 5 continentes. Capa fotografió a todos sus sujetos —una chica francesa, un chico alemán y un chico y una chica noruegos— en color y en blanco y negro, pero solo se publicaron en color las fotos noruegas. El biógrafo de Capa, Richard Whelan, ha apuntado que la descripción que hace Capa de la chica francesa, Colette Laurent, es un autorretrato disimulado de aquel momento de su vida: «Su vida es superficial, artificial en la superficie, y no alcanza ninguna de las cosas buenas de la vida, excepto las materiales».
13. En rodaje
Capa era amigo de muchas estrellas de cine y directores, y los incorporaba a su obra profesional. Conoció a John Huston en Nápoles, en 1944, cuando este rodaba películas para el Army Signal Corps, y a Ingrid Bergman en 1945, cuando filmaba en París. Después, Capa y Bergman serían amantes durante un año. Como parte de su viaje a Marruecos en 1948, incluyó un reportaje sobre La rosa negra y su estrella, Orson Welles. Hizo fotografías en el rodaje de La burla del diablo, de John Huston, escrita por Truman Capote y filmada en la escarpada ciudad de Ravello, Italia. El reparto de esta película hizo una visita al rodaje de Viaggio in Italia, en la cercana Amalfi, con Bergman, Roberto Rossellini y George Sanders, y Capa aprovechó para bajar a Paestum junto con su amiga Martha Gellhorn, a la que asignó el papel de cariátide en las antiguas ruinas. Capa documentaría también el rodaje de otra película de Huston, Moulin Rouge, sobre la vida del pintor Toulouse-Lautrec, rodada en París y en los estudios Shepperton, cerca de Londres. Los retratos en color que Capa hizo de los actores desechan los tradicionales primeros planos y capturan el ritmo variado y los momentos festivos del rodaje.
14. Noruega
En el verano de 1951, Capa viajó a Noruega para Holiday, y regresó al año siguiente para cubrir los Juegos Olímpicos de Invierno. En el viaje a Noruega también consiguió dos modelos para el proyecto posterior, Generación X. En el artículo que lo acompañaba, Capa, con cierta clarividencia, escribió: «Durante años he estado tomando fotografías de reyes, campesinos y comisarios, y charlando con ellos, y he terminado por pensar que la curiosidad, junto con la libertad para viajar y las tarifas bajas, es lo más parecido a la democracia que existe en nuestra época, así que puede que la democracia sea el turismo».
15. Londres y Japón
En 1953, Capa viajó a Londres, junto con sus amigos Humphrey Bogart y John Huston, para cubrir la coronación de la joven Isabel II. Sus imágenes en color de las multitudes esperando el desfile de los invitados previo a la coronación, para las que empleó Kodachrome de 35 milímetros, nos sugieren un nuevo interés en el color por sí mismo. En 1954 recibió una invitación de Mainichi Press para viajar a Japón durante seis semanas, armado con cámaras japonesas y una cantidad ilimitada de película, para fotografiar lo que él quisiera a cambio de cederles la publicación de las imágenes. Fue un viaje fácil, pero las fotografías en color muestran falta de concentración. Capa se paseó por los mercados, documentó señales en otros idiomas, observó a la gente visitando templos y santuarios, y fotografió el Día de los Niños en Osaka, pero el resultado son imágenes apenas mejores que las instantáneas de los turistas. Únicamente unas pocas fotografías de la celebración del Primero de Mayo en Tokio, en alegres colores, muestran algún grado de compromiso que nos recuerda sus imágenes de obreros en Francia y España en la década de 1930.
16. Indochina
En 1953, Capa manifestó en una carta estar preparado para «volver al trabajo de verdad, y pronto». Añadió: «Qué y dónde, aún no lo sé, pero se ha terminado el periodo Deauville y Biarritz y de los peliculeros». En esa misma carta expresa un deseo: «Ir a Indochina o cualquier otra propuesta que me permita volver a hacer reportajes en mi propio territorio». Durante su estancia en Japón al año siguiente, Capa recibió un telegrama de Life pidiéndole que sustituyera a su fotógrafo en Indochina. El encargo era por unas pocas semanas, y conseguiría un dinero que necesitaba con urgencia. Llegó a Hanoi el 9 de mayo, y el 25 de mayo, junto con el reportero John Mecklin, de Time, y el corresponsal John Lucas, de Scripps-Howard, salió de Mandihn con dos cámaras, una Contax con película en blanco y negro y una Nikon con película en color. Su convoy viajaba por un camino embarrado, flanqueado por campos de arroz. Cuando se dirigían a Thaibinh, Capa bajó del convoy y caminó solo. Fotografió a los soldados que avanzaban a través de los campos y, al trepar el muro de una acequia que bordeaba la carretera, pisó una mina y murió. Aunque aquellas imágenes en color se encuentran entre las fotos bélicas más potentes que hizo nunca, ninguna de ellas se empleó en la prensa en aquel momento, probablemente porque se requería demasiado tiempo para revelar la película en color.
Grabación de la entrevista radiofónica a Robert Capa
Bob Capa nos habla de sus experiencias fotográficas en el extranjero se emitió el 20 de octubre de 1947, a las 8.30 horas, en el programa matinal de radio Hi! Jinx.
La entrevista formaba parte de la campaña de prensa que arropaba la publicación de Slightly Out of Focus, la novela autobiográfica de Capa, crónica de sus aventuras durante la Segunda Guerra Mundial, editada aquel mismo año por Henry Holt and Company.
Hi! Jinx era un programa de ámbito nacional de la radio NBC que habían iniciado en 1946 Jinx Falkenburg y Tex McCrary. Este matrimonio formó un equipo pionero en lo que después se conocería como el formato talk-show. Tiempo después, tenían dos programas de radio, un programa de televisión cinco días por semana y una columna de difusión nacional en el New York Herald Tribune. Falkenburg había sido modelo, y Capa la había fotografiado en diciembre de 1940 durante una de sus actuaciones en la revista musical de Al Jolson Hold on to Your Hat. McCrary era periodista y, en cuanto coronel de las Fuerzas Aéreas, había conducido a los primeros periodistas a las ruinas de Hiroshima.
Los intentos anteriores de localizar este programa en los archivos nacionales de la radio habían resultado infructuosos. Nadie parecía poseer una grabación del programa. Finalmente apareció en eBay, propiedad de un vendedor de Massachusetts que había descubierto aquella grabación, junto con otras de la época, algunos años antes, en una venta de enseres caseros en aquella zona. Se trata de una grabación en microsurco de 33_ rpm realizada por la Associated Recording Services, una empresa de grabación y archivo.
Esta grabación es el único registro sonoro conocido de Robert Capa. Aunque impartió charlas en público, esta fue su única entrevista en la radio, y nunca fue entrevistado en televisión. Solo unos escasos noticiarios fílmicos lo muestran en acción, pero en ninguno de ellos se oye su voz. Y, aunque aparece en unas cuantas producciones de Hollywood, se le adjudicó el papel de árabe mudo.
Su lengua materna era el húngaro. Más adelante aprendió, en este orden, alemán, francés, español e inglés. Hacia 1941, el inglés se había convertido en su idioma principal, tanto escrito como hablado. Sus amigos denominaban capés a su forma de hablar, y la consideraban incomprensible, pero la entrevista muestra a un Capa no tan solo claro, sino también muy elocuente. Su estilo relajado subraya la tendencia innata que tenía a reírse de sí mismo, su humor y su capacidad como narrador.
La entrevista se inicia con historias acerca de su reciente viaje a la URSS junto a John Steinbeck, para centrarse después en otros temas: el póquer, la invención de su nombre y su supuesta última imagen de la guerra con un soldado americano muerto en Leipzig en abril de 1945. Pero es Capa quien saca a relucir su famosa Muerte de un miliciano, y describe cómo se tomó. Dice: «La foto premiada nace en la imaginación de los editores y del público que la mira». Es el único comentario público directo con el que contamos sobre la famosa imagen.
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