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En esta historia de la fotografía española que está todavía por contar, Rafael Navarro tiene un capítulo propio. Desde sus primeras imágenes expuestas, de 1.975, hasta la fecha, la coherencia y la constancia han sido dos de los elementos que definen su trabajo. Una obra que ha girado siempre en torno a dos ejes paralelos: la representación del desnudo femenino y el desarrollo de una abstracción basada exclusivamente en la repetición y la ocultación de la figura por motivos reales, puramente físicos (…)

Rafael Navarro es lo que se ha venido en llamar ... un "fotógrafo puro", sin ayuda de trucos de laboratorio sin apoyarse en la digitalización de las imágenes, sin retoque. Es el último de los modernos, fiel a su lenguaje que evoluciona hasta lugares que empiezan a perder la relación con sus orígenes, hasta el punto de que ya no se habla de fotografías sino de imágenes (…)

El tema del cuerpo desnudo es el más recurrente en todos sus trabajos. Desde 1.975 hasta hoy en día, su trabajo se desarrolla en el aparentemente estrecho paisaje, pequeño mundo del cuerpo. Lo que hace Rafael Navarro es construir un mapa de un universo inexistente. Va construyendo fragmentos y toda esa cartografía no es autónoma sino que continúa, se complementa y cobra su sentido en el conjunto y no en la pieza (…)

Todos estos fragmentos de cuerpos, de sombras, todos estos indicios, puntos de referencia, deseos, historias, guiños, aventuras, proyectos, conforman una geografía, construyen un mapa de la vida del artista. Un mapa en el que estamos todos incluidos, un mapa que al querer englobarlo todo se ha ido ensanchando, ha ido creciendo hasta llegar al mismo tamaño en la realidad. Convirtiéndose en una historia personal, incomprensible, a veces bella, a veces ajena, a veces familiar. Una historia que sólo pueden contar las imágenes.