Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El artista nos presenta sus últimas creaciones, pinturas y acuarelas, en su mayoría retratos de su pareja, la artista cántabra Chelo Matesanz, plagados de una simbología que sobrepasa el horizonte de lo puramente visual.
Pinturas y acuarelas.
La exposición que presenta Juan Carlos Román en la Galería del Sol St. de Santander propone una insospechada ruta por las temáticas y los discursos que han caracterizado al artista durante los últimos veinte años. Juan Carlos Román es, tal y como expresa el crítico Mariano Navarro, uno de los artistas que más ha hecho de la reflexión sobre el arte, el acto artístico, la recepción y el contexto del medio, el suyo natural de trabajo. Pero a diferencia de la visualidad del posicionamiento crítico que desarrolló desde mediados de los ochenta y en los noventa, durante la presente década su obra no ha omitido los instrumentos esenciales de su labor; es decir, un juicio extremadamente afilado y un uso desconfiado y sutil de la ironía, sino que se han solapado a través de un simbolismo que se sumerge en las complejas imágenes de la pintura.
El artista parece apropiarse del viejo género de retratos que tanto hemos contemplado en las vanguardias históricas, de hecho toda la exposición son retratos de su pareja, la artista Chelo Matesanz; pero a su vez, en todos ellos existe una serie de elementos, signos, objetos, animales que se introducen en una oculta simbología que narra cuestiones que sobrevuelan el horizonte de lo puramente visual. Su trabajo sería, por lo tanto, una estructura de ocultación de lenguajes que bajo el manto metafísico de la pintura desarrolla un apropiacionismo que va más allá del sentimiento crítico al discurso histórico que, ha propiciado la cultura anglosajona, o el ensimismamiento por lo antiguo de claro talante mediterráneo. Es, por lo tanto, una pintura que se sustenta en el disfrute por el conocimiento y la complicidad con el lector, produciendo una curiosidad que mira al arte no como un estéril y penoso desierto, sino como una compleja amalgama de sabores que nos recuerdan a tiempos, formas o espacios con los que ya habíamos experimentado, pero que a su vez han sido realojados dentro de una narración elegida. Un arte construido, como también su espacio y su tiempo. Y todo ello con el único deseo de palpar la belleza y de compartir inteligencia.
Por último, llama la atención los títulos de las obras. Estos vienen a decirnos que la totalidad de la obra de arte, no se encuentra en el objeto, sino que también se ubica en la literatura que toda obra tiene. Entendiendo el título como una “bolsa” inter-narrativa donde las imágenes se enredan hasta dejar que su propia iconografía emerja envuelta de pátina implosiva.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España