Descripción de la Exposición
El Museo Lázaro Galdiano presenta la exposición Reinterpretada II. Las cenizas del ruiseñor que supone una nueva edición del proyecto Reinterpretada comisariado por Rafael Doctor Roncero.
Reinterpretada nació en 2014 y propone un acercamiento a la Colección Lázaro de artistas contemporáneos con extensa trayectoria y proyección internacional. Si en la pasada edición fue Enrique Marty (Salamanca, 1969) el artista invitado, en esta ocasión es Santiago Ydáñez (Puente de Génave, Jaén, 1967).
Este programa, que permite a los artistas implicarse en el conocimiento y la reinterpretación de las obras del Museo, es sin duda uno de los retos más importantes que está llevando a cabo el Museo Lázaro Galdiano para dar a conocer y acercar al presente su gran valor.
A través de la invitación a diferentes artistas a lanzarse al conocimiento amplio y pasional de la Colección del Museo, se plantea un puente de diálogo entre el pasado y el presente en el que todas las partes afectadas salen beneficiadas: la Colección es repensada con nuevos ojos, el público puede ver ese trabajo de lectura desde la creación contemporánea de manera directa y el artista asume un reto muy estimulante que engrandece su visión y su obra.
Las Cenizas del Ruiseñor, revela el comisario, hace alusión a una de las piezas más singulares de la Colección. Se trata de una urna cineraria que albergó las cenizas de un ruiseñor que fue deleite de una, se supone que, mujer de la nobleza llamada Luscinia Philomena. Que a un animal tan insignificante se le dedique un objeto tan suntuoso como este, habla por sí mismo de la relación de amor entre un ser humano y otro ser no humano y abre la puerta a un camino en el que se vislumbra una relación más justa entre uno y otro.
Esta exposición, explica Rafael Doctor, “es un preámbulo de Capital Animal, un proyecto cultural que tendrá lugar en Madrid en mayo 2016, a través del cual se producirá un acercamiento entre la cultura, el arte y los animales”.
Santiago Ydáñez es uno de los pintores españoles más destacados de las dos últimas décadas. El comisario añade que “su particular forma de abordar la pintura figurativa desde lo gestual y lo fotográfico al unísono, le ha hecho ser dueño de un lenguaje propio que evoluciona constantemente”. Después de pasar varios años representando el rostro humano y su expresividad facial empezó a investigar géneros como el paisaje o el animal. En estos momentos en su trabajo conjuga todas estas vías con una aproximación directa al relato de ciertos periodos convulsos de la historia de la humanidad.
Ydáñez sostiene que la Colección Lázaro le ha atraído por “la variedad pero también lo escogido de las piezas. Se nota que están elegidas con mucho mimo, es decir, el coleccionista se ha enamorado de cada pieza y le ha movido la pasión”. Destaca obras de la Colección que le han dejado una especial huella, como las piezas de Goya, Cranach, El Bosco, Orley, Anguissola o Brueghel “el Joven”, de cuya obra, “La entrada al Arca de Noé”, ha realizado su particular versión. El propio artista confiesa que también él es coleccionista, una afición que ha cultivado a lo largo de su trayectoria vital; en su infancia coleccionaba fósiles, ahora busca daguerrotipos en internet y en mercadillos de Berlín, ciudad en la que también tiene estudio.
“El reto de esta exposición ha consistido en mirar a la colección del Museo Lázaro Galdiano buscando un acercamiento a algunos de los animales que aparecen representados en sus obras y, al mismo tiempo, detenerse en algunos de los paisajes de esos cuadros de animales y otros de autores clásicos allí representados” asegura Rafael Doctor.
Además, el artista, ha sucumbido ante la presencia abrumadora de retratos, a los que se ha aproximado de una manera muy respetuosa y particular.
De la misma forma se ha producido una aproximación a los libros de la Colección -José Lázaro era un gran bibliófilo y editor, solo hay que decir que su biblioteca atesoraba más de 20.000 volúmenes-, a los objetos suntuarios y a la colección de tejidos. Santiago Ydáñez ha adquirido libros del siglo XIX, estuches de cubiertos de diferentes épocas y casullas para intervenirlos y mostrarlos en las vitrinas que recorren las salas del Museo, repletas de excelentes piezas de arte español y europeo.
La exposición ocupa diferentes espacios de Parque Florido, residencia de José Lázaro y su esposa Paula Florido, como el edificio conocido como La España Moderna y el Museo -un palacio de principios del siglo XX-.
Edificio La España Moderna Sala Pardo Bazán Cuatro grandes lienzos inspirados en “Campesinos a la entrada de una gruta / La Buenaventura” de Teniers, “La entrada al Arca de Noé” de Brueghel “el Joven”, o “Meditaciones de San Juan Bautista” de El Bosco, toman una nueva dimensión mediante la eliminación y adición de elementos. El caballo, uno de los puentes que existe entre el mundo salvaje y el hombre, se convierte en protagonista de tres de estas obras. El objetivo es crear una nueva perspectiva donde cobra importancia la sobredimensión de los formatos respecto a los cuadros originales. Museo Lázaro Galdiano Planta 0 a) Vestíbulo.
Recibe al visitante un lienzo de grandes dimensiones con la reinterpretación de la “Urna cineraria”, que se exhibe en la sala 15 del Museo. Es la obra que da título a la exposición, Las Cenizas del Ruiseñor, realizada en mármol en el siglo XVI siguiendo modelos clásicos; su inscripción en latín alude a una relación de amor entre el ser humano y el animal.
b) Sala 1. Vitrinas.
Libros del siglo XIX y principios del siglo XX, propiedad del artista, han sido intervenidos. Santiago Ydáñez ha pintado en las cubiertas internas animales o retratos como el de José Lázaro o el de Enrique Marty, artista que le precedió en esta aventura de reinterpretar las obras del Museo.
c) Sala 5. Retratos.
A modo de gabinete, surgen diferentes personajes retratados en la Colección Lázaro con los que el espectador volverá a toparse en el recorrido habitual del Museo. Se descubre de nuevo a Carlos II, al Canónigo Liñán, o a la marquesita de Roncali. Aquí, con diferentes tonos, están representados y enmarcados de una manera clásica, haciendo un guiño respetuoso a la forma canónica en la que las obras se presentan en los museos.
Planta 1
a) Sala Pórtico.
Un gran lienzo, con la representación de un periquito, preside la sala. Como es habitual en el trabajo de Ydáñez, el cambio de escala confiere una nueva lectura a la representación. Este pequeño pájaro adquiere en este espacio una dimensión espiritual potenciada por una sala recargada arquitectónicamente, que además es el único lugar donde la luz natural tiene presencia. Lo mínimo e insignificante se convierte en sublime.
b) Sala Arte Invitado.
Aunque se trata de un cuadro realizado para esta exposición, esta vez el objeto de partida no es una obra de la Colección sino uno de los iconos esenciales del arte del siglo XIX: “La balsa de la Medusa” de Gericault del Museo del Louvre. En este caso, los personajes humanos que luchan contra la tempestad y el hambre han desaparecido y en su lugar Ydáñez retrata un perro que, mirando hacia atrás, parece hacer un guiño al personaje del cuadro original que con un pañuelo pedía auxilio. En esta ocasión el animal parece estar más desafiante y seguro que aquellos personajes incapaces de sobrevivir ante la adversidad. Para el artista además esta obra está relacionada con el “La entrada al Arca de Noé” por la idea de naufragio que subyace en ambas.
Planta 3
a) Sala de textiles.
El artista ha adquirido e intervenido un par de casullas de seda. En cada una de ellas ha representado la figura de un pájaro: un ruiseñor y una paloma, situándolos en el centro, en el cuadrón, de una gran cruz.
Esta dualidad profana y religiosa es importante en la trayectoria de Ydáñez: “Lo que busco en la religión y en las imágenes que pinto es la parte humana, porque lo espiritual no es privativo de lo religioso”, afirmaba recientemente el artista.
Varias salas del Museo
a) Otras vitrinas.
Una colección de estuches de cubiertos de diferentes épocas adquiridos e intervenidos por el artista con retratos o escenas presentes en la Colección Lázaro se distribuirán por las diferentes salas del Museo. Se establece un juego visual entre lo pragmático de los cubiertos y lo espiritual de las imágenes representadas. Una tensión que se sostiene y que puede leerse de diferentes formas, como la de entender el abuso que la sociedad de consumo hace del uso de las imágenes constantemente o la vida oculta que todo objeto porta en sí mismo.
Esta muestra cuenta con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID). Tras su paso por el Museo Lázaro Galdiano itinerará a centros culturales de su Red en América Latina.
BIOGRAFÍA DE SANTIAGO YDÁÑEZ.
Santiago Ydáñez (Puente de Génave, Jaén, 1967). Formado en Bellas Artes en Granada de la mano de maestros como Mitsu Miura, Nacho Criado, Fernando Castro, Alfonso Albacete y Juan Genovés, entre otros. Comienza su trayectoria a finales de los años noventa gracias a un cúmulo de tempranos premios de ámbito nacional como el Primer Premio ABC de Pintura (2002) o el Primer Premio de Pintura Generación (2002) y becas como la Beca de la Fundación Marcelino Botín (1998) y la Beca del Colegio de España en París del Ministerio de Cultura (2001), que avalaron la extraordinaria y sorprendente valía de este artista que le ha llevado a convertirse en un referente del arte contemporáneo en la pintura española con una extensa trayectoria y proyección internacional.
Ha realizado innumerables exposiciones individuales y colectivas. Entre las exposiciones individuales podemos destacar: “De reojo” en el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria, “La imagen abolida” en el Centro de las Artes de Sevilla o diferentes muestras en galerías como Dillon Gallery (Nueva York, USA), Riccardo Constantini (Turín, Italia), Tart Gallery (Zurich, Suiza), New Gallery (Madrid), G.E. Galería (México), Luis Adelantado (Valencia), Galerie Martin Mertens (Berlín, Alemania), Galería LipangePuntin Artecontemporanea (Trieste, Italia) o Invaliden 1 Galerie (Berlín, Alemania). En cuanto a las exposiciones colectivas, estas han sido cuantiosas igualmente; desde el año 1993 ha participado en más de cien muestras nacionales e internacionales.
En la actualidad vive y trabaja entre Puente de Génave (Jaén) y Berlín. Sus próximos proyectos le llevarán a México D.F. y a Murcia.
Su obra forma parte de colecciones públicas como la Diputación de Jaén; la Diputación de Segovia; la Diputación de Albacete; el Museo de Mojácar; el Museo de Zabaleta; la Fundación Marcelino Botín; el Instituto de Estudios Jiennenses; la Facultad de Bellas Artes de Granada; la Junta Castilla-León, Contemporáneo; la Coleção Arte Contemporânea; el Museo Sofía Ímber, Caracas, Venezuela; la Colección L’Oréal, Madrid; el Museo Municipal de Madrid; la Fundación Martínez Guerricabeitia, Valencia; el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; la Colección ABC de Madrid; la Colección Caja Madrid; la Colección CAM; Colección DKV; el CAC Málaga; el CAAM Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria; la Colección de la Comunidad de Murcia y la Fundación Chirivella Soriano.
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