Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Vi a un muchacho con una guitarra que tocaba un blues sentado en un sofá en mitad de un descampado, mientras una chica parecía contarle cómo le había ido el día con frenesí. A él no parecía interesarle lo que le contaba, y yo no podía oírlo, solo oía el blues. Miré al cielo y vi que lo atravesaba una enorme trenza de pelo rubio. No me pregunté por qué, simplemente empecé a andar y seguí hasta que el descampado dio paso a un paisaje pintado, una acumulación de capas de pintura que creaba un espacio en el que el cielo y la tierra eran una misma cosa, color. Pero yo lo pisaba y sentía el crujir de los terrones sueltos de la tierra recién arada, y tuve la sensación de haber visto esta pintura antes, en la Facultad, pero sólo pude verla por fuera, en su superficie. Al pensar en la Facultad de Bellas Artes de pronto vi que estaba allí, las naves de talleres empezaban donde acababa el paisaje cultivado. Entré por la puerta trasera sin que nadie me viera y vi a un chico sentado junto a una escultura yacente de un hombre al que ponía pelos en la barba uno a uno. Me quedé mirándolo un rato hasta que me atreví a hablar: '¿Ese quién es?'. Sin inmutarse me contestó: '¡quién va a ser! Mi padre'. Sentí unas risas que procedían de detrás del joven escultor que seguía a lo suyo. Miré hacía las tinieblas del fondo del taller y justo pude distinguir el rostro y la mano izquierda de una persona que estaba sentada en un sillón. Pensé que pudiera ser el Papa de Velázquez que había pintado Francis Bacon, pero no, esta persona estaba envuelta en manchas acuosas de tinta china. La miré fijamente intentando hacerle ver mi enojo ante sus risas y me hizo un angustioso gesto con sus acuosas facciones para que mirara a su izquierda, lo hice y vi que un círculo de luz iluminaba a una chica pelirroja que había dejado de leer una carta para mirarme con desinterés. ¿De qué me sonaba esa chica? ¡Ah! Claro, de la Facultad. Justo cuando empezaba a pensar que todo esto pudiera ser un sueño, la chica cambió su carta por un naipe y me lo enseñó, era un 'joker'. Cogió una brocha con la otra mano, se pintó una sonrisa en el rostro y empezaron a sonar risas y gritos de niños, niños que ahora correteaban por los talleres y pasillos mostrando sus figuras dibujadas tenuemente sobre marrón con resaltes en blanco. Uno de ellos hizo un gesto con el dedo para que lo siguiera y me condujo a una sala que tenía todas sus superficies cubiertas de fieltro blanco con algunas manchas de color. Tenía la sensación de estar en una nube que hubiera sido utilizado de estudio por un pintor. Allí todas las mesas estaban cubiertas de urnas que contenían formas que parecían huesos de un ser que no creo que exista. Pero los niños no miraban las urnas, me miraban a mí y se hacían gestos unos a otros entre risas. Me miré y vi que mis ropas se habían convertido en unos telares crudos de las que caían miles de hilos que se remolinaban en el suelo, no me importó. No sólo no me importó, se me ocurrió pensar que mucho peor sería convertirte en un pájaro con pechos de mujer y barba de tres días. Volví a oír las risas de los personajes envueltos en tinta china. En la pared del fondo de la nave había una pintura que imitaba un viejo cartel de cine con una chica gritando y me incomodó ver que el rótulo no se correspondía con la película de la imagen y decidí salir de ese sitio para no volver nunca. Cogí una vieja maleta que había a mi lado y me dirigí a la puerta pero mi huida fue interceptada por un señor muy bien dibujado a carboncillo. -Sin duda conocerá usted a mis compañeros -me dijo educadamente. -Me temo que no -le respondí haciendo un esfuerzo por corresponder a sus modales decimonónicos. Diligentemente ordenó un desfile de un sin fin de rostros similarmente ejecutados al carboncillo, y los presentó uno a uno nombrándolos aunque yo no entendí sus nombres y me limité a intentar darles la mano. Mi mano no fue correspondida ya que ninguno de ellos tenía mano para estrecharme, estaban dibujados de hombros para arriba. Miré por la ventana y vi en el esqueleto de una construcción abandonada al chico de la guitarra, silueteado contra la puesta de sol y tirando piedras con ademán de no tener nada mejor que hacer. Yo también estaba allí en el descampado, aunque yo no me veía. Un pájaro con cráneo humano y una guadaña en la mano sobrevoló la escena, de modo que cogí de nuevo la vieja maleta para dirigirme a la puerta de entrada y me encontré que llovía una intensa lluvia de paja que caía de un cielo de ceniza. Recogí el remolino de hilos del suelo junto a mis pies, me los puse sobre la cabeza y salí del edificio para encontrarme en una calle silenciosa con una barbería. Conocía esa calle, era de una pintura de Hopper. De pronto cesó la lluvia de paja, se hizo de noche en unos segundos y una estrella fugaz atravesó el cielo iluminando mi rostro y despertándome de tan profundo descanso. Abrí los ojos, aparté al joven escultor que intentaba implantarme pelos en la barba y entendí que todo había sido un sueño, plegué mi colchón para que cupiera en la vieja maleta, la cerré y empecé a andar cargando con ella hacía la parada del nueve. Simon Zabell www.simonzabell.com/blog
Exposición colectiva de alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Granada. Prorrogada hasta el 27 de octubre.
Premio. 09 sep de 2024 - 13 oct de 2024 / Madrid, España
Exposición. 27 sep de 2024 - 17 feb de 2025 / Museo de Bellas Artes de Bilbao / Bilbao, Vizcaya, España
Formación. 15 oct de 2024 - 30 jun de 2024 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España