Sin duda la pintura de Monique Thomas lleva implícita una tendencia lírico-expresiva que ella misma se encarga de desvelar cuando afirma que busca en su paleta una abstracción cada vez más libre. En esta línea de laboriosidad artística, convierte su pintura en una suerte de armonía rítmica con la que adentrarse en los intersticios poéticos de una realidad interior, propia e inconsciente. De este modo su creatividad resulta próxima a las formas irreflexivas de expresión artística del Art Brut.
Al fin y al cabo la génesis de su pintura radica en la emoción y la intuición y en su capacidad para mezclar los recuerdos del pasado con el presente y esperar el futuro. Es en esta sucesión temporal en la que sus cuadros se entienden como reductos de una memoria que sabe cuán doloroso resulta vivir y cuán hermoso puede serlo a pesar de todo.
Por ello, esta exposición refleja el esfuerzo...arqueológico con el que la artista rastrea en sus vivencias y afronta el arte, es decir, la vida. No es extraño pues que su paleta contenga colores manifiestamente telúricos y orgánicos y que la composición de sus cuadros desvele un espacio artístico vibrátil, dinámico y vivo. Por el modo de su composición conjunta y de las texturas, subyace en toda su obra una atmósfera que irradia un viaje interior y que apunta a sensaciones subjetivo-emocionales con las que configurar, sin forma aparente, la totalidad de lo sentido.
Si algo trasciende a la contemplación de la obra de Monique Thomas es la sensibilidad estética con la que combina lo racional y lo irracional y con la que se inspira. No cabe duda, se trata de una artista que trabaja desde el reflejo luminoso e intenso de sus recuerdos y que los convierte en lienzos con una estructura composicional propia de la abstracción lírica.
Amparo Zacarés – Universitat Jaume I - UJI
Associaciò Valenciana de Crítics d´Art - AVCA
Entrada actualizada el el 19 sep de 2017
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