Descripción de la Exposición
KUKA BASTARDÉS
Figura y marinas
Cada cuadro es único, porque lo fue también
el momento espiritual en que se gestó.
Todas las personas deben practicar un arte para estar con él en momentos de soledad, decía la madre de Kuka Bastardés, y, por eso su hermano y ella optaron por la música y la pintura respectivamente. Su madre tenía razón. La pintura germinó en ella como una vocación, hasta el punto de dejar Filosofía y Letras, dedicarse a aquella e ingresar en Bellas Artes, pasando previamente por la Academia Peña.
Poco antes de casarse, el prometido de Kuka Bastardés le preguntó a Eduardo Peña: ¿De verdad está ella bien dotada para la pintura? Y Eduardo Peña le respondió: A Kuka le sobráis tú y todos los que la rodean, para dedicarse por entero a la pintura y ganarse la vida con ella.
La entrega de Kuka Bastardés a la pintura ha sido fiel, aunque bajara el ritmo en tiempos de la maternidad de sus cuatro hijos o de sus numerosos viajes. Nunca ha dejado de hacer mano con apuntes, dibujos o presentaciones de obra a concursos de pintura seca o al aire libre. Le gusta captar el movimiento del modelo y por eso acude periódicamente a las clases del Círculo de Bellas Artes de Madrid, con frecuencia hasta las 11 de la noche en que cierra las sesión de posado.
La naturaleza es vivero iconográfico de su pintura. Le gustan los árboles, las plantas y las semillas para experimentar con ellas. Kuka recuerda con satisfacción una serie de pañuelos de seda que ella pintó con diversos ramajes. El arte siempre viene en tu ayuda, es el mejor recurso en la vida, afirma con convencimiento.
El arte da sentido a su existencia. También practicó en su momento el grabado y guarda celosamente las planchas para posibles nuevas tiradas. Una vez las estampó en un taller de Alemania y se quedó asombrada ante el maravilloso resultado, respecto a la primera edición. Kuka también es también pequeña coleccionista de dibujos y grabados y muestra con complacencia los que ha ido adquiriendo en las distintas ciudades de sus viajes. El grabado es un género que me encanta, dice mientras muestra uno de Ricardo Baroja.
Ahora vuelve a exponer sus óleos más recientes en la galería Ra del Rey, a compartir su obra en la esfera pública. Prefiere el óleo al acrílico, porque le permite una mejor mezcla del color, ya que el acrílico seca demasiado rápido. La figura humana y las marinas constituyen el grueso de su pintura en esta ocasión.
La figura humana se muestra frecuentemente de espaldas o sin rostro, porque a juicio de la autora no se necesita. La silueta, su gesto o movimiento la definen. Eso fue lo que ella aprendió durante su miopía infantil, cuando su padre se negaba a ponerle gafas. La figura se hace así más misteriosa y personaje universal.
Las marinas son fundamentalmente de Sanjendo, donde Kuka Bastardés tiene una casa y pasa en ella largas temporadas. Galicia es su tierra de adopción, desde los años infantiles, cuando su padre, médico del balneario, pasaba las largas vacaciones de verano de cuatro meses junto a las aguas medicinales de Mondáriz y ella tenía que asistir a la escuela del pueblo durante el mes de septiembre, antes de regresar a Madrid.
En los cuadros se puede ver la mar en todos sus movimientos, tranquila como una lámina o brava con arrogantes olas del Atlántico. El mar nunca se parece a sí mismo. Marinas solitarias o con figuras que las animan y llenan de vida. La playa y la orilla del mar, que a veces se puebla de niños o de parejas ensimismadas.
El cuadro parte siempre de un apunte, una mirada o un sentimiento ante algo, explica la autora. A partir de ahí a la pintora le interesa sobre todo la luz, atrapar las distintas luces, que van definiendo el paisaje de campo, de marinas o de interiores. La luz define la pintura y predispone a la composición del cuadro. Dibuja directamente con el óleo que se va perfilando en la materia plana y bidimensional. Cada obra tiene un color, una tonalidad, que parte de la misma idea inicial, explica.
Kuka Bastardés se enfrenta de nuevo a la mirada crítica de una exposición, en la que acaricia volver a ver a todos sus compañeros pintores de antaño. Hablar de pintura entre colegas es un placer.
Julia Sáez-Angulo
De la Asociación Internacional
de Críticos de Arte, AICA/ Spain
Mayo, 2019