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La muestra está vertebrada por una treintena de fotografías en color en las que el artista registra las páginas de un cuaderno donde las líneas caligrafiadas se encuentran parcialmente tachadas en blanco y negro. Únicamente pueden verse las imágenes que ilustran algunas hojas y pequeños fragmentos de textos y palabras escritas.

'Treinta y seis años sin tristeza' es una historia que ha sido 'minuciosamente escrita para ser luego minuciosamente tachada'. Lo que vemos, explica el crítico de arte Gabriel Rodríguez, es 'el regreso de la palabra a la lo icónico, para mostrar su desnudez, su incapacidad, su fragilidad y su ternura, para habitar lo que para ella es un desierto impropio'. La voz desaparece y Raúl Hevia nos ofrece 'la armonía del silencio'.

Este trabajo enlaza ... con la serie 'Ópera póstuma', expuesta en el Espacio C de Camargo y presentada por la Galería Nuble en la última edición de Artesantander. Hevia planteaba una reflexión sobre la ausencia, sobre el silencio como voz y el vacío como imagen, a través de una secuencia fotográfica de un papel caligrafiado y arrugado en donde la escritura iba desapareciendo hasta que la imagen quedaba completamente en blanco.

'Las palabras, la escritura, nos sirven para desviar la realidad, para hacerla visible, ordenada', sostiene Alberto Santamaría en el texto del catálogo que acompaña la exposición. En este caso, esta escritura se presenta 'como una forma de tachado, de borradura, donde el lenguaje pone su contador a cero y comienza de nuevo'.