El estilo de Ramón Muriedas es inconfundible, desde sus inicios ha buscado y encontrado inspiración en personajes de la vida real como familias, parejas, niños, todos ellos dotados de una mirada misteriosa, triste, absorbidos por sus propios pensamientos. La superficie de sus barros poseen un aspecto inacabado, mordido que luego se traduce en sus bronces. Cuida los detalles como los rostros pero no así el resto de aspectos formales como el vestido, el cabello...

La obra de Ramón Muriedas intenta presentar a tiernos y hermosos sujetos, situaciones amables, nada comprometidas; pero tras esa inocencia infantil en sus esculturas se esconde un trasfondo de locos pensamientos no muy bien aprendidos ni conocidos por los sujetos representados.

Las obras de Muriedas no pueden entenderse sin ser observadas minuciosamente, el arte figurativo exige gran atención. Merece ... la pena visitar esta exposición en el Observatorio del Arte por eso, porque cada una de las piezas son elaboradas investigaciones humorísticas y expresivas, sedentes aspiraciones melancólicas o burlonas que esconden un aspecto más perverso. El arte figurativo no sólo depende de la habilidad del artista, sino de su significación y efecto ante el espectador. Por ese motivo las esculturas de Ramón Muriedas son real y poderosamente inquietantes. En palabras de Julio Caro Baroja, Muriedas hace pensar, no sólo gozar.

Como menciona Diego Bedia, amigo personal de Muriedas y reconocido crítico, No hay que engañarse, la obra de Ramón Muriedas corre el riesgo de ser unánimemente aceptada (como así lo ha sido) dada su aparente facilidad, su buena presencia, su limitación numérica y cuidada edición. Son objetos con serpiente escondida pese a quien pese, y no tan cándidos. Parece que haya una intención clara en su nacimiento; se intenta presentar a tiernos y hermosos sujetos, situaciones amables, nada comprometidas; pero yo creo que hay mucho más, un algo que eleva el punto de apreciación que les debemos. Por otro lado, es sorprendente la línea continua de larga vida que el mundo del escultor ha sabido y podido mantener durante su ya dilatada carrera.