Descripción de la Exposición
El Museo Gustavo de Maeztu reúne entre el 18 de marzo y el 16 de mayo de 2021, en la sala de exposiciones temporales, una muestra del trabajo del pintor Rafael Ruiz Balerdi (San Sebastián, 1934 – Altea, Alicante, 1992), uno de los principales exponentes que configuraron el panorama vasco del arte vanguardista de la posguerra.
La instalación consta de 15 obras de distintas dimensiones y técnicas, cedidas por la galería Altxerri de San Sebastián, que reflejan la etapa de madurez del artista donostiarra: diez óleos y cinco piezas sobre papel que aportan al público una perspectiva amplia sobre su trayectoria artística, de la que destaca su faceta de gran dibujante y colorista.
La entrada a esta exposición es gratuita, como todas las actividades culturales que se llevan a cabo en la pinacoteca estellesa, y puede visitarse en su horario de apertura: de martes a sábado, de 9:30 a 13:30 y de 16:00 a 19:00 horas; domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 horas.
La investigación de Ruiz Balerdi sobre las formas y el color le llevó a recorrer diversos estilos, con predominio del informalismo del gesto. Priorizaba el acto de pintar sobre el objeto resultante de aquel, abjurando de su perfección o belleza, que era un rasgo característico del ideario del arte conceptual. Por el contrario, su manera de pintar se caracteriza por la rapidez de ejecución debido a la libertad de la mano; una mano creadora que no se somete a un pensamiento conductor: “La mano es la que piensa”, les oía decir a los informalistas. O, como lo expresaba él: “¡Si yo supiera lo que sabe mi mano…!”.
Esa manera de pintar facilitaba la ejecución de sus obras en múltiples superficies y con varios materiales: desde lienzos hasta papeles de embalaje; desde óleos hasta lápices, bolígrafos, tizas de color pastel, ceras o tinta china; desde pintura muralista hasta pequeños formatos, como cuartillas o cuadernos de dibujo.
TRAYECTORIA VITAL Y ARTÍSTICA:
Rafael Ruiz Balerdi (San Sebastián, 1934 – Altea, Alicante, 1992) empezó a recibir clases de pintura a comienzos de los cincuenta, mientras las compaginaba con su trabajo en una imprenta. En estos años, se presentó a sus primeros certámenes de arte, en los que comienzó a tener repercusión, y entabló amistad con el escultor Eduardo Chillida y el mecenas navarro Juan Huarte, entre otros.
En 1955, se mudó a Madrid para cursar, gracias a una beca, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y posteriormente en el Círculo de Bellas Artes. A finales de esta década, dio el salto al ámbito internacional con su participación en la Bienal de Venecia y en otras exposiciones en París y Estados Unidos. A partir de entonces, no dejó de exhibir su obra tanto en el extranjero como en España, especialmente en su tierra natal.
Vivió un año en París, donde su arte evolucionó de la figuración, que ocupaba la mayor parte de su producción inicial, a la abstracción, que comienza a ser protagonista, pero con un elemento de serenidad constructiva fundamentada en el orden.
En la década de los sesenta, empezó a definir su estilo abstracto: un informalismo del gesto, con influencias de Pollock. Cofundó, junto con Oteiza, Chillida, Zumeta y Amable Arias, el emblemático grupo Gaur. Sus viajes por todo el mundo también lo ayudaron a acuñar la originalidad, frescura, multiplicidad y belleza característica de sus obras.
En 1977, creó unos bocetos para vidrieras con pastel sobre papel de embalar, que serán el origen de su obra inmediata, realizada a partir de entonces con esa técnica. Por esos años, inicia también su activismo didáctico y cívico en escuelas y centros culturales de diferentes localidades de Guipúzcoa.
Desde 1986, decide pasar los inviernos alejado de San Sebastián, en diferentes lugares. Finalmente, establece en Altea (Alicante) su residencia donde vivir los meses más fríos de 1990, 1991 y 1992. Allí muere ese año a causa de un accidente doméstico.