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Afirmó Manuel Vázquez Montalbán:

“Ha sido el tabaco cubano el que ha dado nombre a la criatura más perfecta de la tabaquería, el Habano “.

Criatura perfecta de la tabaquería, signo identitario de Cuba, misterio, rito, arte, el puro habano a través de su historia ha inspirado a poetas, músicos, artistas plásticos, negociantes, conquistadores y filósofos que en éxtasis contemplativo han celebrado su íntima compañía, pasando su mano, como en caricia, sobre brevas y regalías ... o creando junto a las volutas azules las más hermosas aventuras de la imaginación y del espíritu.

Al decir de un ilustre fumador de habanos: “Para aquellos a los que gusta un tabaco éste nunca es sólo un tabaco”. El tabaco ha creado su propia mitología, su leyenda, y forma ya parte de la iconografía del arte, creador también del imaginario de nuestro tiempo. “Don especial a Cuba a Cuba concedido” es el Habano, pero con semejante autenticidad puede afirmarse del arte cubano de nuestros días, considerado una de las más ricas expresiones de la cultura visual latinoamericana.

Diversidad, riqueza formal, conceptualización y vocación de universalidad en obras que trasuntan una actual Cuba – desde toda su modernidad- son rasgos que definen un movimiento artístico del más alto reconocimiento en los circuitos del arte mundial.

Por vez primera un prestigioso grupo de artistas de la vanguardia cubana interpretan y recrean en sus obras los espacios revelados en su imaginación y creatividad por la trascendencia de lo que muchos han llamado: El Rey del Mundo, o El Bello Habano.