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Este nombre, “puni, puni”. viene de una onomatopeya que se usa en japonés para describir el sonido de algo blando al apretarse; es el sonido de las cosas “achuchables”.

De aquí, se ha creado toda una iconografía que se ha convertido en una de las más reconocibles de la cultura japonesa basada en personajes o muñecos de estilo infantil presentes en packaging, folletos, carteles… Además, ha servido de inspiración a muchos creadores occidentales aunque, curiosamente, son un tipo de producto creado y consumido en su mayoría por chicas, tanto adultas como niñas.

En esta muestra, que sólo se ha expuesto en Castellón, se reúnen las dos culturas representadas por 17 artistas japonesas y españolas ... para mostrar ese intercambio de referencias gráficas a través del diseño de muñecos. La mayoría de las artistas japonesas residen en España y también ofrecen su particular visión del tema.

Dada la multiplicidad de medios y soportes que existen en la actualidad y a que esta estética basada en la animación y los cómics japoneses no se limita al lienzo tradicional, en Puni Puni se pueden ver obras realizadas en cerámica, joyas, camisetas, vídeo, música, muñecos de fieltro o tela y arquitectura.

Una parte considerable de la industria japonesa actual se dedica al diseño, producción y comercialización de objetos puni puni: personajes o muñecos de estilo infantil en sus diversas versiones de peluches, vinilos, capsule-toys, complementos de moda, gominolas, mascotas para empresas…. Este revestimiento kawaii (dicho de los niños y de las cosas pequeñas y delicadas: bonito, gracioso, mono) que luce todo producto japonés es, sin duda, una de las características más reconocibles de la cultura visual nipona.

A finales de los 90, Takashi Murakami trasladó, en un acto genuinamente pop, la iconografía kawaii y otaku a sus pinturas y esculturas, difuminando los límites entre alta y baja cultura, entre arte y mercadotecnia. Murakami fue cabeza de puente en occidente de toda una generación joven de artistas japoneses que, bajo la común denominación de Superflat (lo plano como valor propio del arte japonés), muestran con éxito sus trabajos en EEUU y Europa. Es destacable que buena parte de los representantes más célebres de esta estética sean mujeres y que ya hayan sido varias las exposiciones dedicadas exclusivamente a artistas japonesas, como aquella primera comisariada por el propio Murakami bajo el título de ‘Tokio Girls Bravo’. No es de extrañar que lo kawaii consumido principalmente por chicas, encuentre su óptima representación artística en los trabajos producidos por ellas. Por eso, Puni Puni ha querido centrarse también en la obra producida por mujeres japonesas residentes en nuestro país y españolas con evidentes influencias de la estética contemporánea japonesa.

Términos japoneses como kawaii, otaku, cosplay, j-pop, meido o gothic lolita, son ya tan populares en occidente como karaoke, sushi o manga. De igual modo la influencia del arte contemporáneo japonés, de sus ilustradores, diseñadores y mangakas es grande entre los creadores occidentales. Puni Puni convierte ese diálogo en el artefacto achuchable de 17 creadoras.