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El artista nos aproxima a otra manera de captar la realidad, acercándose a la imagen ya sea a partir de fotografías o de visiones imaginarias, mostrándonos cómo ha cambiado nuestra manera de contemplar el mundo debido a la tecnología. Sus pinturas desenfocadas a causa de las veladura y un trazo desprejuiciados, la saturación del color y la distorsión de las formas respecto al modelo, reflejan otras percepciones, a la vez captadas por la incertidumbre de la luz. La actualidad de su trabajo no radica en la elección de los temas sino en cómo éstos son tratados; desde sus interiores de naves industriales y estaciones ... abandonadas, a los teatros deshabitados, al Troley bus rojo vacío, a los paisajes difuminados y las veloces imágenes de carretera.

Todas estas obras parecen ser proyectadas a partir de una mirada distante y casual, los desoladores interiores constituyen los temas característicos de la pintura de Resbier, cuya focalización hace que desaparezca el encuadre de la composición, suspendiéndonos en un tiempo universal. Como el mismo artista comenta en el texto del catálogo de la exposición:

"El azar es lo infinito.

Coherencia que niega mi coherencia,

Aunque las señales no hayan llegado a los confines, el nuestro es un tiempo común".

y citando a J. L. Borges añade: "La Eternidad es un artificio espléndido que nos libra, siquiera fugazmente, de la intolerable opresión de lo sucesivo".