Descripción de la Exposición
Enseñar y aprender, como cualquier buen maestro sabe, no pueden desvincularse lo uno de lo otro. Aunque a menudo se presente de manera diferente, la actividad pedagógica no es tanto un proceso unidireccional de transmisión y recepción, sino que es semejante a un estuario, donde el flujo no es lineal sino circular, incluso simbiótico, valiéndose del papel de múltiples corrientes y dinámicas. En este sentido, la pedagogía, que tan a menudo se utiliza para referirse a los métodos de enseñanza, de igual manera puede considerarse como una referencia a los métodos de aprendizaje. Lo uno no puede existir sin lo otro; o más bien, ninguno puede existir sin los demás.
La pedagogía, y específicamente la pedagogía en un sentido expandido, es central en la práctica artística de Nicolás Paris, como se puede contemplar en su actual exposición "Protobosque o un intento para estar juntos" en la Galería Elba Benítez. A diferencia de las pedagogías académicas tradicionales, la «pedagogía» de Paris no es una de instrucción, sino más bien de indagación; el aprendizaje está basado en preguntas y es de carácter abierto, no se orienta a objetivos; la metodología operativa no conduce a través de un camino prescrito hacia un objetivo preestablecido, sino que busca seguir los desvíos y encrucijadas que se pueden encontrar a lo largo del camino.
Conforme a este punto de partida, en lugar de utilizar el espacio expositivo como un contenedor en apariencia neutral en el que las obras de arte individuales pueden «experimentarse», en "Protobosque o un intento para estar juntos", Paris se acerca al espacio como una oportunidad para crear un entorno en el que facilitar la generación, individual y colectiva, de una experiencia de aprendizaje. El «contenido» de la exposición, dentro de ese entorno, consiste en una selección de objetos (dibujos, vídeos y elementos arquitectónicos) y un programa público de encuentros o «conversaciones». Los dibujos y vídeos sirven como ayudas visuales o apuntes, creados en la estética sencilla y franca de París y estructurados en torno a simples yuxtaposiciones poéticas de contenido y escala, que permiten a los espectadores establecer sus propias, casi privadas, conexiones y secuencias de conexiones, sus propios «senderos». El programa público, por otro lado, implica una serie de encuentros colaborativos, no guionizados, tipo taller, abiertos al público y celebrados en el espacio central de la galería, en el que especialistas en diversos campos (artes, ciencias, artesanía y otros) se emparejan con músicos que tocan instrumentos de viento, en un libre intercambio de lenguaje y de idiomas.
Los senderos se entrecruzan, incluso mientras se están haciendo. En última instancia, ninguno puede existir sin los demás.