La mente humana alimenta una necesidad de representar cosas por fuera de sí misma. El ordenamiento de información y la generación de sentido involucrados en nuestra más básica construcción del tiempo y del espacio son guiados por esta necesidad.
A su vez, existimos en un universo de objetos, objetos que no pueden evitar significar, que actúan y exceden su contexto dado y cuyas cualidades inestables afirman su independencia. Objetos que acontecen en el espacio, que trazan relaciones ante nuestra mirada y por fuera de ella, que establecen temporalidades que nos exceden y que plantean al espacio como medida del tiempo, como evidencia de las limitaciones que señalan acaso que la demostrabilidad es una noción más débil que la verdad.
Las estructuras mentales resultantes no pueden verse reflejadas completamente en los símbolos/signos que las llevan a cabo. Sin embargo, la mente puede divisar sus propios límites y parece adivinar una ineludible rendición ante...sus limitaciones y ante el designio fallido de la representación. Una rendición y un anhelo por contemplar la distancia certera e impenetrable, en la que pueda encontrarse la certidumbre de una verdad oculta.
N.P.
Entrada actualizada el el 02 jun de 2017
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
