Descripción de la Exposición
La palabra persona guarda en su raíz la acepción de ‘máscara’, ‘actor’, ‘personaje’, al tiempo que sirve para referenciar la personalidad de un individuo concreto. Una sola palabra sirve para mostrar este desdoblamiento inherente a la experiencia continuamente escindida entre un interior y un exterior, un mirar y un ser mirado, cada marco o contexto dónde encarnamos un papel determinado. La muerte privilegia de manera particular esta connotación de imagen y doble que todos somos; ese objeto inanimado que deviene el cuerpo se acerca entonces al terreno de lo escultórico, así como las estatuillas o máscaras funerarias nacieron para conservar esta apariencia que en adelante estará ausente. Retener, guardar para volver a ver son, pues, la voluntad del registro de lo fugitivo y cambiante. Pues toda imagen es instante, y al mismo tiempo es la eternización de ese instante, inmovilidad que prolonga su posibilidad de ser vista, e interrupción atemporal del discurrir cotidiano propia de la experiencia estética.