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Barcelona ha ocupado desde hace años un lugar destacado en el mapa del Street Art internacional. Entre mediados de los 90 y 2006, la ciudad vivió un boom que la convirtió en referente mundial y punto de encuentro. En 2006, sin embargo, se aprobó la ordenanza contra el incivismo que criminalizaba el graffiti al mismo nivel que el botellón, el skate, orinar en público, el top manta, la mendicidad o la prostitución, perjudicando gravemente a una escena floreciente. Fueron años dorados en los que muchas de nuestras calles estaban cubiertas con obras de artistas de renombre residentes en Barcelona como Miss Van, Freaklüb, Lolo, Sixe o Boris Hoppek, y las de ilustres visitantes como Faile, ... Shepard Fairey (Obey) o Banksy.

Durante esos años se estaba gestando algo que cambiaría radicalmente la escena del graffiti, con la irrupción de artistas que alteraron su lenguaje tradicional, tanto técnica como estéticamente, hasta el punto que se hizo necesario acuñar un nuevo término que los englobara: fue el nacimiento del post-graffiti o street art. Históricamente se ha tratado de un fenómeno marginal o marginalizado y, sólo de forma puntual en la historia reciente, ha sido respetado o consagrado en casos de artistas como Keith Haring o Basquiat.

Con el cambio de siglo, el graffiti amplió su lenguaje y empezó a despertar un interés global, primero en una juventud inquieta y, con el tiempo, encontrando aceptación a nivel institucional. Su institucionalización pasó por la aparición de un circuito de galerías de arte que, como IguapopGallery, promueven a los llamados llamados 'artistas urbanos', exclusivamente o en combinación con otras tendencias artísticas vinculadas al nuevo pop. Más recientemente, se han multiplicado las muestras en museos de renombre aclamadas internacionalmente como 'Spank the Monkey' en Baltic, 'Street Art' en la Tate Modern, 'Beautiful Losers', que recaló en La Casa Encendida en una versión reducida el año pasado, o 'Apocalypse Wow', que se puede visitar en estos momentos en el Museo de Arte Contemporáneo de Roma. Fenómenos paralelos, como los récords en subasta de artistas como Banksy o el retrato de Obama a cargo de Shepard Fairey, han acabado de consolidar el movimiento de forma global.

La exposición que se presenta en Iguapop Gallery recoge obras de algunos de los nombres más destacados y omnipresentes del street art internacional, incluyendo ediciones y obra original; son el resultado de años de pasión coleccionista de Eduardo Kreisler, quien presenta y pone a la venta en esta muestra una parte destacada de su colección particular. Será la primera vez que se pueda ver obra de varios de ellos en Barcelona; no obstante, sí exponen con asiduidad en ciudades como Londres, Paris o Nueva York y su obra se puede encontrar habitualmente en subastas.