Descripción de la Exposición Un libro despojado de sus letras, una pintura sin figuras, ¿qué nos dejan?. En una primera ojeada, materia silenciosa; más al fondo, el puro deseo de la lectura, el apetito del sentido, el desnudo menester de interpretar. No es concebible el libro totalmente vacío como no lo es el papel totalmente en blanco. Ni la pintura completamente muda. Ni la perfecta inocencia del ojo. No es que veamos trazos y signos donde nadie los puso. Es que los escribimos, los pintamos. Las guardas. Ese par de hojas -bendita sinonimia- que, a un lado y otro del pórtico, custodian el tránsito entre el mundo exterior y el interior. Pero, ¿a cuál guardan de cuál? 'Guarda': del germánico *warda, acto de buscar con la vista, y este de *wardôn, atender, prestar atención. Exacto: en el quicio de la lectura, discreto ángel de las guardas reclama y orienta nuestra atención, señala en silencio la dirección de la búsqueda. Y al final cierra la puerta, igual de silenciosamente, a nuestras espaldas. No es fetichismo del libro: es presencia del libro. El pleno ser cuerpo del libro. Lo sabe quien durmió con uno al lado y, en el duermevela, alargó la mano y lo tocó. Como toda ventana, la portada de un libro encierra una expectativa y la seria posibilidad del desencanto. Por eso una portada sin letras eleva al infinito la promesa y reduce al mínimo la decepción. Faja, forro, guarda, cubierta... Ropajes, prendas, capas, embozos. Y al cabo de unas páginas, juzgar si los vestidos no eran más hermosos que el cuerpo; si lo que realmente valió la pena no fue el tacto de las ropas, la excitación del ir desvistiendo el flaco esqueleto de la frustración. Erotismo de las buenas portadas: el principio de la transparencia mediante la ocultación, y viceversa. Libros abiertos y clavados en un muro. La intemperie ha ido devorando las partes blandas; queda solo piel curtida, el cuero del sentido. Libros crucificados, libros en el paredón, libros castigados -por gárrulos o necios o dañinos- de cara a la pared. Libros pudorosos que buscan sustraerse a la mirada, que se han borrado a sí mismos frotándose fieramente contra el muro. Libros disecados como trofeos de caza. El viejo manuscrito o incunable en su vitrina. Aplicad el oído: lo que oís es el monólogo de un enterrado vivo. Portadas reales para una enciclopedia de lo posible.
Exposición. 26 nov de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España