Descripción de la Exposición
Clicka sobre la web de la exposición para ver las obras en el MIA AnyWhere Virtual Museum.
Entre los días 11 y 24 de febrero de 2021, cualquier artista mujer, directamente o a través de su galería, fue invitada a participar de manera gratuita con una de sus obras en #PorqueNoMeVes by MIA ART COLLECTION. El hashtag de la convocatoria presenta una doble lectura. Por un lado, funciona como un interrogante o cuestionamiento de la invisibilidad de las mujeres en el arte y, al mismo tiempo, actúa como una exhortación o llamamiento a ver el trabajo de las creadoras.
La convocatoria ha reunido obra de más de 300 mujeres de 23 países (Estados Unidos, Cuba, Brasil, México, Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela, Argentina, Uruguay, Ecuador, Perú, Reino Unido, Holanda, Alemania, Ucrania, Serbia, Bulgaria, Rumanía, Francia, Italia, Portugal y España). Ahora, como motivo del 8 de marzo, publicamos esta pieza curatorial con una selección de 15 de ellas. La exposición se mostrará también en MIA AnyWhere Virtual Museum, fuertemente comprometido con el coleccionismo y la visibilidad de trabajo de artistas mujeres y que en la actualidad reúne más de 1.000 obras de cerca de 100 artistas de 27 países. Podéis seguir su Instagram para estar al día de novedades: @miaartcollection. Su impulsora, Alejandra Castro Rioseco, nos explicó en una reciente entrevista los objetivos de su colección: "Todo lo que nosotras hacemos desde MIA Art Collection es visibilizar mujeres, trabajamos para mujeres, coleccionamos mujeres, compramos arte de mujeres y apoyamos mujeres".
Invisibles o, como poco, pasando desapercibidas. Ante esta realidad planteamos un #PorQueNoMeVes a voz en grito. La artista Verónica Vicente ataviada con una tela gris se mimetiza con el entorno arquitectónico en la fotografía Una estrategia de la apariencia. Vemos un bulto, a duras penas percibimos que se trata de una figura femenina. Parece una metáfora del papel de la mujer en la sociedad, un papel secundario en toda la historia universal. Una historia oculta o borrada, condenada al olvido. Monica Mura se centra en este aspecto en la pieza Maruja Mallo. Tu vacío es mi ausencia, tu memoria es mi presencia (2017) que forma parte del proyecto Pre(au)sencia y declara: “Todas y todos somos huérfanos de la Historia, porque sin las biografías de las mujeres que han vivido y luchado antes de nosotros, no podemos hacer tesoro de sus experiencias”.
Es necesario reescribir y visibilizar la historia recuperando aquellas figuras y hechos que han sido expoliados. Es el caso de Davinia V. Reina que en su obra rescata una imagen publicitaria de la Women’s Co-Operative Printing Union aparecida en el año 1870 en el periódico The West Coast Journal. Se trataba de una imprenta que estaba dirigida por mujeres y en los carteles de promoción invitaban a sus detractores a trabajar con ellas. Por su parte, Ana Císcar en Items of Importance surrounding Destruction (Venus y Henry James) recuerda dos acciones de las sufragistas (las “suffragettes”) contra obras de arte. La Women's Social and Political Union (WSPU) fue la principal organización militante que hizo campaña por el sufragio femenino en Reino Unido entre 1903 y 1917. Estos ataques iconoclastas tuvieron su momento álgido entre 1912 y 1914 ante el temor de la WSPU porque la reforma parlamentaria no trajese el voto para las mujeres.
Más cercano en el tiempo es el acontecimiento homenajeado por Art al Quadrat mediante una acción que las artistas desarrollaron en Sagunto el 5 de noviembre de 2017. Las hermanas se raparon el pelo una a la otra y realizaron el paseíllo al que se sometía a «las rapadas», las mujeres represaliadas por el franquismo por sus ideas políticas o por sus actitudes liberales.
Además de reescribir la historia es fundamental también testimoniar el presente. Lo hace Glenda Zapata en Pánico (2020), una instalación compuesta por dibujos a tinta sobre papel, textos mecanografiados y una pieza sonora con seis audios realizada a partir de los encuentros con distintas mujeres de origen boliviano con el objetivo de visibilizar la violencia sistémica hacia las mujeres en la sociedad. Y lo hace también Sandra Paula Fernández en #Todxsauna, La Revolución se hace a golpe de aguja (2018), un manto compuesto por 268 frases bordadas a máquina sobre cintas de colores en distintas tipografías recopiladas durante la manifestación del 8M del 2018 y que fue sacado a la calle en la manifestación del #8M del año siguiente.
Najat El Hachmi en su ensayo titulado Siempre han hablado por nosotras lo dice alto y claro: “La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres y la reivindicación de la dignidad de estas últimas traspasa todas las fronteras y todas las realidades geográficas, es una cuestión de derechos universales”. Y esta lucha se hace más difícil y complicada si cabe en aquellos lugares en tierra de nadie o que son espacios de conflicto. En Rohingya Women la artista Dora Mejía realiza un homenaje a las mujeres de esta etnia musulmana que han sido víctimas de persecución y desplazamiento de sus hogares por el ejército budista de Myanmar, soportando todo tipo de vejaciones, carencias y sufrimientos. Por su parte, Magdalena Correa Larrain a través de la fotografía de una mujer wayúu de espaldas dignifica los modos de vida de esta población indígena ubicada en la Alta Guajira, en Colombia. Se trata de una zona desértica que obliga a mujeres como la representada a realizar largas jornadas a pie y bajo altas temperaturas para recoger agua.
Los territorios de luchas no siempre tienen unas coordenadas espaciales. El propio cuerpo es campo de batalla. Sobre ello se detiene Agnes Essonti en Bleaching / La Blanche. La artista es mestiza, de madre española blanca y padre camerunés negro. No es ni lo bastante blanca, ni lo bastante negra. En sus propias palabras: “En Europa salgo a la calle y soy negra, pero en Camerún, desde el primer segundo, soy la blanche”.
Existen muchas formas de ejercer violencia hacia las mujeres y el poder coercitivo de las normas estéticas impuestas por los modelos oficiales es otra de ellas. Belleza, juventud y delgadez conforman el canon a seguir a base de sacrificio y de dinero. En esto el patriarcado y el marketing de los mass media se han aliado. Cumplir años es penalizado, que se lo digan a Norma Desmond, la estrella del cine mudo protagonista de El Crepúsculo de los Dioses (1950, Billy Wilder) cuya edad la invisibiliza para la industria del cine a pesar de su pasado profesional glorioso. Está recluida en una mansión abarrotada de fotografías de jóvenes Normas Desmond porque, por supuesto, las mujeres debemos vivir con la autorregulación, la presión constante y la culpa. Cristina Toledo recoge un fotograma de la película en el que Norma, que cree que volverá a actuar ante las cámaras, inicia todo un ritual de sacrificios estéticos.
Nuestro cuerpo es objeto de deseo y sujeto de consumo. Nuestro cuerpo es un “territorio ocupado” siguiendo palabras de Carla Rice: “Cuando nos miramos a través del ojo dominante, nos convertimos en autocríticas y en jueces”. Concha Ros en Self Made Woman (building myself) subvierte la visión del ojo dominante y propone dibujarnos a nosotras mismas, autorrepresentarnos, reconquistarnos. Nuestro cuerpo no puede seguir siendo por más tiempo nuestro campo de batalla.
¡Cantemos al estrógeno / que no vencen las lágrimas, / ni el cansancio! / Ya hemos plantado ancla / sobre el territorio negado. / De las grutas quietas / de la domesticidad y el silencio / emergemos con el desafío y la desobediencia en la boca / cantando y vociferando / deshacemos muros y cristales. Son versos de un poema de Gioconda Belli. Los muros y cristales tienen múltiples apéndices: roles de género, cánones estéticos, cargas mentales, conciliación de la vida familiar y laboral... El rapado de la cabeza es empleado simbólicamente por Ana Meneses Naranjo en El síndrome del nido vacío (2018) con un significado muy distinto al visto en Art al Quadrat. En esta performance la artista construye un nido de pájaros con su pelo en el que incluye también ramas y hojas (sitúa plantas, animales y personas al mismo nivel entroncando con máximas ecofeministas) que no alude al sentido habitual del síndrome referido a la soledad experimentada cuando un hijo o hija abandona el hogar sino a una sensación de soledad por el nido que puede no ser habitado si la mujer debe elegir entre ser madre o artista. De la duda e incertidumbre a la realidad de Carla Nicolás que es mujer artista y madre. En Paisaje privado (2019) reflexiona sobre la maternidad y a la creación artística en una pieza que contiene los 80 trayectos recorridos de casa (de creación, en Madrid) a casa (de crianza, en Zaragoza) durante la residencia artística en la que fue creada. Cada tira de papel plegado representa el estado de ánimo en cada uno de esos trayectos y las dos fotografías muestran dos gráficas emocionales de dicha experiencia.
¿Cómo deshacer los muros y cristales? María Castellanos Vicente en La mirada prostética indaga acerca de los sentidos humanos de la vista y del tacto. La pieza consta de un interfaz de visión que permite ver la realidad mediada a través de una cámara. Al tocar a otra persona que lleva puesto el mismo interfaz la mirada se intercambia viendo literalmente a través los ojos de la otra persona. Para deshacer muros y cristales no solo sirve la lucha de las mujeres, también es necesaria una mirada crítica desde el punto de vista del género por la otra mitad de la población.
Natalia Alonso Arduengo, Comisaria de la exposición
Exposición. 08 mar de 2021 - 07 abr de 2021 / Online
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