Descripción de la Exposición
Fantasía real en tres espacios
Y todo es uno, lo consciente, lo inconsciente y la purificación del arte. Mírelos bien. Cuidado con los cartelitos. No se olvide del miedo. Tenga en cuenta al otro/otra, y ponga un entendimiento a circular para inquirir al equilibrio del orden de los ciclos eternos.
Hete aquí una exposición con obras, leyendas y escultóricos despertares. Animales, juguetes, bebés, en vasos comunicantes. Material sensible y delicado desvelado, abierto en canal, sin engaño. A veces sonríen, aunque no se vea; a veces, aunque no se lea. A veces, aunque duela. En el dilema entre pintura y literatura hay continuidad de lo contingente del lenguaje al lápiz. El origen, que modela y suelta la mano, que no va sola. Es Natuka Honrubia. Recuerden su nombre y su exposición al público porque es de todo; vida, real, ¡monstruosa? menos un adorno.
Porque me da la gana o sobre el logro de salir de mi propio mundo podría ser un mapa con vericuetos, que una niña divisa con anteojos limpios a pesar de las mierdas. O por ellas. Una dedicación de artista, a contemplar en su detalle mientras se asiste de lejos, porque de verdad que está muy cerca. De lo contrario, se corre el riesgo de interpretar cualquier perspectiva sin la otra, lo que como, ya se sabe, lleva a las inadvertencias.
Un interpelar la coerción, que es peor invisible, con la valentía y el deseo de que usted duerma bien. Qué será eso de que haya que explicar nada cuando a una le tocan las narices. Érase una vez un amor a primera vista. Un quiero al vuelo con la primavera en flor cuando, de repente, un retortijón, y se pone a llover. Una historia con lo que viene después, y siempre vuelve, cuando las sensaciones serpentean enrolladas en un juego de dados; zurcida entre la ligereza y el giro del destino, que enciende la mecha vida tras vida. Todo para que las anémonas de los fondos derrochen sal marina y ¡aleluya!
Seres, al fin, vivos en una interpelación. Un arte en busca de cabezas que funcionen, jugando al no vale borrar cuando se escucha y se atiende y entiende, y atreverse es un galón. Contando historias que no están hechas sino para casi alguien. A mí no me vuelves a tangar con ese cuento, podría cantar la vecina. Cómo quieres que te quiera, si no estás aquí, esa melodía. Son retales que surgen y se apoderan sin rendir cuentas. Aunque, o porque es inevitable que un lenguaje emulsione a otro, qué sino un collage a nuestro tiempo para tomar el que requiere observar, respirar hondo y encontrar calma, a solas o en compañía, pescando la plástica, que la pieza tiene valor sin justificación escrita.
En primer lugar, es precisa en la creación y dedicación, y la libertad que requiere la avenida sin reverso. En primer lugar, es vivencia que escucha los objetos, sus divergencias entre lo plano y las dimensiones. Sin significado. Y en primer lugar, hay diálogo entre lo imaginado y las existencias.
Empeño, tantas veces en el supermercado en busca de soluciones para resolver el cuadro y ensamblar materiales, en un primer momento, en la superficie… ¿Técnica? Entre los unos y la cabeza de Pluto sin dejar de atreverse con su diablo. A debatir si el reverso de la cognitiva es un ángel. Su novia, está documentado, es más larga que alta.
Siempre da resultados mirar dentro de la cabeza lealmente. En los ensanches se comparte el fracaso que implica el terror, lo cual va a ir resultando un privilegio. Y aquí, en busca de papel, en hacer buen uso del hacer mientras suenan Los Chungitos.
Desde Doce hombres sin piedad a La noche cae sobre Manhattan, en la base de la cartelera tal día como hoy quizá alguien pueda apreciar el Criticalcare. Y sólo entonces verán a mujeres implicadas en juegos de niños. Apercíbase usted, que no se atreve a mirar. Tómese su tiempo, porque hay coloreo. Verde que te quiero verde. Y todo es uno, lo consciente, lo inconsciente y la purificación del arte sin engaño.
María Tomás. Escritora
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España