La obra de Edgardo Aragón explora la intersección entre lo social y lo político, lo privado y lo público, lo rural y lo urbano. A partir del formato del video, abre un marco de espacio y tiempo que señala la fractura de un 'sistema' que evidencia el desacuerdo y la repercusión de lo político sobre lo social y lo personal. Genera narrativas que muestran el diálogo entre dos polos, dos límites: por un lado el extremo objetivo, propio de una normatividad marcada por la tradición y la historia, y por el otro, el subjetivo, donde la norma es alterada mediante acciones performáticas que establecen una posición disidente.

Tinieblas (2009) se centra en el caso particular de Ocotlán de Morelos, su ciudad natal, y uno de los 570 municipios que conforman el Estado de Oaxaca, donde el código estratégico y político para establecer los ... límites del territorio se materializa en el mojón -señal permanente usada para fijar linderos y fronteras-. La mojonera se dispone como un lugar estratégico para Aragón, un intersticio que abre la posibilidad de asumir otra posición con relación al espacio geográfico.

En un acto poético de desplazamiento a la sala del museo, Tinieblas desmantela el espacio político a partir del montaje de 13 acciones en las que una banda de músicos es fraccionada espacialmente para la ejecución de la marcha fúnebre 'Tinieblas'. Cada músico interpreta su parte de manera independiente conservando su individualidad para alterar el acuerdo civil que implica la mojonera. Un acto simbólico que anula la frontera, el lugar del conflicto, al tiempo de convocarnos como testigos a la toma de ese espacio.

Por amor a la disidencia, integrada por Edgardo Aragón (México), Laura Lima (Brasil), Carlos Bunga (Portugal) y Marcela Armas (México) es la primera propuesta del proyecto Sexta Sur, programa curatorial que integra artistas jóvenes, nacionales e internacionales, con el fin de generar un espacio de alternancia y experimentación.

El planteamiento de esta edición parte de la posibilidad de pensar el aligeramiento usando a la antigravitación como vector fundamental. La convicción del desafío a la gravedad subyace en la relación no sólo física sino, religiosa, poética y filosófica del hombre con el mundo. Se propone, en un juego con el espacio de exhibición, a la antigravitación como una metáfora de la desobediencia reflexiva.

Aunque los proyectos se presentan de manera individual y consecutivamente, la intervención de cada uno de los artistas plantea una conversación a destiempo entre sus prácticas que parte del horizonte compartido de la 'disidencia'. Asumiéndola como la práctica que se ocupa de los límites de nuestros modos de conocimiento, significación y movimiento, para provocar que los marcos que habitamos y que imposibilitan otros modos de pensar se manifiesten. Se trata de identificar el nexo entre el saber y el poder, buscar sus puntos de ruptura para hacer posible la autoconstrucción del individuo.