Descripción de la Exposición
El proyecto Artea abian llega a su quinta edición en 2024 y Xare Álvarez es la artista que participa este año, después de que Nagore Amenabarro, Oier Iruretagoiena, Kimia Kamvari y Mikel Otxoteko presentaran sus trabajos en ediciones anteriores. Este programa expositivo, organizado por Kutxa Fundazioa y San Telmo Museoa, da protagonismo a la creación contemporánea, dando un impulso a los artistas en fase de desarrollo, y así, en la muestra de este año tendremos la oportunidad de ver la obra de Xare Álvarez en la exposición que lleva por título Pliegue.
La exposición está compuesta por 14 piezas realizadas con distintos materiales (tejidos, aluminio fundido, cerámica, tintas sobre papel…) que existen por sí mismas, respiran con autonomía, pero gracias a los vínculos que surgen entre ellas se crea un misterioso ecosistema donde las piezas se interrelacionan a través del movimiento fluctuante que anuncia un organismo vivo. La propia metodología de trabajo de la artista recoge la organicidad del proceso, en el que, a modo de estratos, se suceden la reunión de los materiales, su modificación y la propuesta final de una lectura de conjunto.
Estará abierta en el Laboratorio entre el 25 de mayo y el 25 de agosto de 2024, con entrada gratuita, durante el horario de apertura del museo.
Xare Álvarez Berakoetxea (Donostia, 1990)
Es licenciada en Bellas artes por la UPV/EHU y la École Nationale Supérieure des Beaux Arts (París). Recientemente ha recibido becas y premios como las Ayudas para la creación joven INJUVE, la beca EGINBERRI del Museo Guggenheim Bilbao, la residencia de intercambio TBK-CAC La Synagogue de Delme o la mención de honor del Programa de Artistas noveles de Gipuzkoa. Entre sus exposiciones destacan Nudo, Urdimbre, Hilván, La Taller (Bilbao, 2023); Pulso, Galería Altxerri (Donostia, 2022); Baginen bagara, San Telmo Museoa (Donostia, 2021); Un momento atemporal, Tabacalera (Madrid, 2020); Canon, Sala Amadís (Madrid, 2019); BiDosTwo, Azkuna Zentroa (Bilbao,2018); Eginberri, Museo Guggenheim Bilbao (2017); Orsal, Bel Ordinaire (Pau, 2017); Guéoir, Atelier del CAC La Synagogue de Delme (Delme, 2016); y 15/32, Koldo Mitxelena Kulturunea (Donostia, 2016).*
* Información recogida de la web de la Galería La Taller.
Proyecto Artea abian
Esta iniciativa pretende ofrecer apoyo y respaldo desde el Museo San Telmo y Kutxa Fundazioa a artistas que, encontrándose todavía en los primeros años de su trayectoria profesional, cuentan con la experiencia suficiente para afrontar una presentación monográfica de su obra. El objetivo principal consiste en facilitar la realización de una primera exposición individual en un espacio institucional o museístico. Así, se da respuesta a una necesidad en el contexto de las artes plásticas y visuales, a saber, la implementación de espacios y oportunidades de exposición para los/as artistas.
La propuesta pretende cubrir un vacío en el panorama artístico guipuzcoano mediante la unión de esfuerzos de ambas instituciones retomando la colaboración en el ámbito expositivo que el Museo San Telmo y la Caja de Ahorros Municipal realizaron en los años setenta y ochenta. El objetivo principal consiste en contar con creadores/as cuyas carreras aún no están consolidadas del todo o se encuentran en fase de desarrollo.
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Reproducimos a continuación el texto del catálogo
Mikel Lertxundi Galiana
Historiador del Arte
TEJER LO INAPRENSIBLE
Hace bastantes décadas que la escultura renegó del pedestal para convertirse en un objeto que se presentase con libertad absoluta en su relación con el espacio. También hace mucho que desertó de su intención narrativa para desvelar otros mundos que abordasen lo mental o lo sensorial. Xare Álvarez Berakoetxea se sirve de esa doble autonomía para hacer comparecer su obra desde el suelo, el muro y el techo —abandonada, apoyada, reptante, suspendida— y desplegar un universo de conceptos alusivos a lo orgánico mediante un lenguaje abstracto.
Su propia metodología de trabajo recoge la organicidad del proceso, en el que, a modo de estratos, se suceden la reunión de los materiales, su modificación y la final propuesta de una lectura de conjunto. La experimentación es decisiva en todas las fases, aunque particularmente en las iniciales, que precisan de una laboriosa investigación sobre qué elementos se van a adaptar de forma idónea a sus propósitos y cómo lo harán conforme a su potencial de transformación.
A lo largo de su carrera ha explorado siempre las propiedades de la materia, organizadas en un espectro que va de lo artesanal a lo industrial en su manufactura, y de lo maleable a lo rígido en su consistencia: papeles, tejidos, cuerdas, madera, yeso, hormigón, aluminio, bronce. No obstante, a menudo sus objetivos no están definidos de antemano, y la evolución de los componentes es el resultado de un encuentro casual. El control y el azar juegan papeles similares en la creación, y de su confluencia se derivan nuevos procedimientos y significados a descubrir. Y es entonces cuando se puede producir la conexión entre lo hallado y el trasfondo personal de la artista; cuando, con la intuición en juego, se propicia el vínculo entre la forma y los intereses, las circunstancias y las experiencias vitales, que en su caso transitan con naturalidad entre el paisaje, el espacio doméstico, el cuerpo o la memoria.
La producción de Xare Álvarez se puede sintetizar en lo formal en dos certezas desde las que comprender el fértil repertorio de sugerencias que las generan: la textura y el movimiento se perciben de inmediato, y emanan del concepto de lo orgánico que subyace en su obra actual. Su trabajo ha evolucionado del elemento inerte hacia el vital, aunque, a pesar del tránsito, persisten determinadas constantes. Así, por una parte, la búsqueda de lo táctil es medular en su práctica, incluso desde sus inicios atentos a lo matérico en la pintura y, por supuesto, de su posterior ejercicio de registro, que alumbró conjuntos como 15/32 (2016) y Un Fold (2018).
Precisamente, en ellos, a partir del énfasis en las texturas se sugerían otros muchos significados que, en cierto modo, emparentan con el concepto de ruina presente en algunas de las piezas de Pliegue, como aquellas en las que la mordiente del ácido corroe la superficie de aluminio de forma desigual y aleatoria, para revelar estratos íntimos y evocar una piel raída, envejecida. La reflexión sobre el transcurso del tiempo —y el deterioro implícito en él¬, por tanto—, permanece inalterable en su trabajo, aunque al estar asociada ahora a la vitalidad de las formas plegadas le aporte otra de las habituales contradicciones que potencian sus significados. A su vez, los hallazgos accidentales derivados del proceso contribuyen a otras percepciones, como cuando los restos de la cerámica refractaria sobre la accidentada superficie del aluminio aparecen como una nueva epidermis. Piel reparadora sobre piel ajada. Como frutales encalados en primavera.
Por otra parte, las formas llegan como resultado de una idea, pero también de la manipulación a la que somete a la materia. Durante el proceso de elaboración de sus esculturas, Xare trabaja con tejidos y cordeles para tratar de amansar su naturaleza en una dirección o rendirse a su obstinación, acatando o celebrando la contribución a su propia construcción. Por lo tanto, plegados, curvados, roturas, son fundamentales —aunque no lo único— en la conformación de un gesto escultórico encaminado a engendrar diseños sinuosos, ondulados e irregulares, que remiten a lo orgánico. Los juegos de contorsión, contracción y expansión resultantes le sirven para exteriorizar algunas de las dualidades inherentes a su obra, como el exterior/visible contrapuesto al interior/oculto, pero también para destacar una sensualidad formal que, por momentos, roza, incluso, un cierto erotismo.
Muchas de las artistas con cuya herencia se identifica atendieron a lo orgánico desde procedimientos y materiales no convencionales, para crear una obra que vive una constante reivindicación. En su momento, desde los márgenes del arte, creadoras como Françoise Grossen, Eva Hesse o Aurelia Muñoz, exploraron las posibilidades expresivas de los tejidos y la cordelería, y hoy, Xare se sirve de ambos para construir sus esculturas, pero trascendiendo su materialidad hacia una configuración perdurable. En esa búsqueda permanente de las oposiciones o contradicciones, altera las propiedades naturales de los materiales —de lo dúctil a lo sólido—, pero haciéndolos todavía reconocibles.
Las piezas existen por sí mismas, respiran con autonomía, pero gracias a los vínculos que surgen entre ellas se acentúa la sugestión de la propuesta. Mediante un elocuente montaje, Xare Álvarez concibe un misterioso ecosistema en el que las obras se interrelacionan a través del movimiento fluctuante que anuncia un organismo vivo. Los trazos de metal colgantes se dibujan en el aire como extremos de un tejido deshilachado. En su construcción se identifican con precisión las cuerdas a partir de las que han sido fundidos en aluminio, en las que los nudos se persiguen unos a otros, cayendo en espiral. De forma análoga, los bastos tramados de los tejidos son el fundamento de las piezas que asisten desde los muros. La memoria térmica de sus fibras perdura en un metal que guarda los plegados encontrados por la autora. Todo este juego de curva y contra curva se complementa con la caligrafía blanda y sinuosa que despliega en los textiles y los dibujos, imbuidos de un ritmo de naturaleza acuática que evoca el lento mecer de las algas o, tal vez, un vaivén tentacular. Xare rehúye la evidencia de lo obvio para compartimentar el espacio mediante telas que aporten una dimensión doméstica y obliguen al espectador a descubrirlo. En la intimidad de este ambiente, de un cromatismo reducido, teje una red de interacciones que es imprescindible detectar y experimentar.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España