Descripción de la Exposición
Reconocido artista cubano residente en los Estados Unidos, Carlos Estévez (1969), presenta su primera muestra individual en Lima. Para Carlos Estévez, su trabajo es como una sumatoria de fragmentos hacia una misma meta: la posibilidad de comprender no importa cuán breve sea una experiencia, la suma de cada una irá hilvanando nuestro ser. Uno de los artistas más reconocidos y coleccionados de su generación, en palabras de Carol Damian (Universidad de Miami): "Carlos Estévez se une a las filas de los creadores que han dedicado su labor artística a la exploración de la humanidad en el ámbito de la existencia universal." Cada una de las obras que compone la muestra es una reflexión visual que recoge su interés por desentrañar los misterios de la existencia, en ese tránsito vital que nos trazamos cada día.
La muestra Plenilunio está conformada por un conjunto de alrededor de 15 obras trabajadas al acrílico sobe tela de formatos grandes y medianos. Estevez es graduado del Instituto Superior de Arte, La Habana, Cuba en 1992 y recibió el Gran Premio del Primer Salón de Arte Contemporáneo Cubano en 1995. Para el Crítico de arte Jorge Bernuy, Carlos Estévez ha compartido activamente los planteamientos que han sustentado lo más novedoso desde el inicio de su carrera. Comenzó a plantearse una serie de interrogantes formales y conceptuales que han conducido a la configuración de una obra emparentada profundamente con el arte por el arte y con la vida. Artista de amplia cultura y sólida plataforma intelectual se ha nutrido de la literatura medieval, tratados de filosofía, libros esotéricos y religiosos en un proceso reflexivo. Puede ser ubicable en el contexto cultural y artístico que ha caracterizado el siglo XX.
Su interés por el medio ambiente, la poesía, la ciencia todo lo que ha contribuido a nutrir su espíritu hace de él un verdadero creador de este siglo con un lugar privilegiado en el arte contemporáneo. Pero a él le importa la forma, a través de la cual visiblemente expresa un sentimiento, un concepto. A ella esta ligado lo concerniente al espíritu cuyos significados pueden ser transmitidos al espectador como experiencia estética y existencial.
Resulta difícil clasificar la obra de Carlos Estévez siguiendo los patrones conocidos de los movimientos artísticos, trabaja con objetos encontrados, juguetes, soldados, hilos, agujas de relojes que son transformados en parte de su historia. Sería apropiado tomar el surrealismo contemporáneo como el antecedente lógico convertido en proposiciones particulares y planteamientos novedosos. Para ello él ha explotado, ha estudiado y ha hurgado en su interior, así como en una forma exuberante, poderosa en su expresión superficial y profunda. La ruta formal y conceptual que el artista ha tomado para expresarse por medio de su lenguaje nace de la interpretación filosófica de su mundo. Todo su esquema figurativo debe ser entendido como una metáfora de planteamientos espirituales. Planteos que están, precisamente, enraizados en el hombre y su condición de ser humano. Se podría, entonces, constatar que mientras más misteriosa es su obra, su significado conceptual es más humano. Tiene la consistencia de lo permanente, de lo continuo, de lo estable, de los valores fundamentales.
Muchas veces, sin proveer un discurso específico, Carlos Estévez está abriendo al espectador la posibilidad de hacer su propia y personal interpretación. Sin abandonar sus tradiciones locales, tanto el espectador como el creador son libres. "La realización de lo imposible" en esta pintura alcanza un extraordinario acierto de equilibrio, lo absurdo: el elefante posa en cuatro patas sobre un balón dorado con una elegancia casi acrobática.
La pintura de Estévez se comunica por medio de la forma del signo. Las imágenes, por lo tanto, deben expresarse con inmediatez, no han de ser traducidas por palabras. Por ello vemos cómo una serie de instrumentos musicales como el oboe se transforma en una serpiente o una guitarra en el cuerpo de una mujer en el cuadro "Orquesta de cámara celestial".
Estamos ante un gran maestro; ante una obra donde confluyen los signos, los símbolos, los grafismos libres y lineales, el lirismo cromático. Carlos Estévez, el artista reclama nuestra atención mediante el hábil y contrastante planteamiento de su obra. Por un lado nos confronta con atractivas superficies de color y por otro cómo profana violentamente ese espacio con virtuosas líneas geométricas y personajes alados, resaltando la contradicción entre lo figurativo y lo abstracto; entre las superficies planas de color y las áreas trabajadas con finas texturas.