Descripción de la Exposición Luis Arranz es un artista autodidacta que como escultor trabaja preferentemente con materiales clásicos, hierro y piedra (granito, pizarra, etc.) pero confiriéndoles un acabado esmerado, pulimentado que en ocasiones provoca en el espectador la confusión de creer empleado otro material diferente al realmente utilizado. Su obra deja traslucir formas orgánicas sin que se pueda hablar de mimesis con la realidad ya que, según el propio autor reconoce, una de sus fuentes de inspiración procede del mundo onírico. En este sentido se puede parafrasear a Arp cuando decía que "el arte es un fruto que crece dentro del hombre, como la fruta en la planta, o el niño en la matriz de su madre. Pero mientras el fruto de la planta, el fruto del animal y el fruto de la matriz de la madre asumen formas naturales y autónomas, el arte fruto espiritual del hombre, muestra generalmente un absurdo parecido con el aspecto de otra cosa". El artista muestra un interés grande por la figura humana. Así unas veces produce formas silueteadas en las que la bidimensionalidad es predominante mientras que en otras ocasiones adopta formas ovoides que nos recuerdan las del artista rumano Constantin Brancusi ("El recién nacido o la cabeza de Mlle. Pogany" de 1912). En ambos casos, la reducción del cuerpo humano a formas simplificadas o esquemáticas es común, de tal manera que su escultura podria calificarse de abstracta pero con formas orgánicas producto de su inspiración en el cuerpo humano. Su preocupación por el tema de la maternidad se plasma en algunas de sus esculturas. Estas adoptan, en ocasiones, formas planas, bidimensionales, tal como hemos dicho o bien formas que se asemejan a las ejecutadas en las maternidades que por la década de los veinte del siglo pasado realizó Henry Moore. Destaca la integración del espacio dentro de sus esculturas lo que, creo, posibilita la multiplicidad de interpretaciones a las que pueden ser sometidas. La obra artística tiene una polivalencia de significados que hace decisivo el papel que se le otorga al espectador en el proceso de comunicación que la escultura implica. El espectador adopta, pues, una función activa. Su obra tiene una naturaleza abierta lo que posibilita que el espectador pueda fijar sus sentidos. La escultura actúa como elemento intersubjetivo en el esquema semiótico mínimo formado por los tres elementos indispensables, autor-obra-espectador. La abstracción, creo, posibilita, en mayor medida que la figuración, esa ambigüedad de significados. El público actúa no como mero receptor sino como recreador de su obra al conferirle un significado que, tal vez su autor, no haya querido darle. En este sentido la obra es expresión de su autor de acuerdo con las circunstancias en que la haya creado pero en la medida en que se objetiviza y adquiere autonomía respecto del artista será susceptible de diferentes interpretaciones sin que pueda pretenderse un reduccionismo tal que necesariamente la lectura que el espectador haga de la obra deba de coincidir con las intenciones del artista. Entre sus esculturas destacan una serie de máscaras con claras connotaciones africanas. También nos presenta unas cabezas humanas que, con sus ojos exoftálmicos, logran una gran expresividad.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España