Descripción de la Exposición Las imágenes de Constanza Alberione dialogan con el espacio como si quisieran pasar desapercibidas, o como si quisieran ser percibidas luego de un trabajo que le exigen al observador. Su aspecto levemente sosegado y enmudecido es ficticio. Detrás de la escena de quietud acecha la obsesión puntillista, el detalle ínfimo del estampado, el trabajo obcecado de echar luz sobre una escena que podría ser ciega por lo deslumbrada, por lo excesivamente luminosa. Su universo es, de alguna manera, el universo de la pintura clásica y su retórica: el retrato y la naturaleza muerta. Cualquiera podría decir que se trata exactamente de la retórica agotada de la pintura. Constanza, precisamente, ha encontrado esos géneros en el lugar del agotamiento, o quizás lo que nos muestra es ese mismo final de un sistema que en otro tiempo era tan poderoso que casi ocupaba la totalidad del arte plástico. La retórica del retrato, sin embargo, no vino acá a nombrar un lugar de poder, o una afirmación o un dominio del tiempo, que serían sus usos más frecuentes. Los retratos de Constanza Alberione son personajes o seres suspendidos. Son, literalmente, 'animaciones suspendidas': una serie de gestos muy tenues como los colores que los iluminan destinados a permanecer cristalizados o soñolientos, o solamente adormecidos por ser justamente, el objeto del retrato. Se parecen al pescador que hace de la espera toda la acción y del pique una interrupción de su verdadero oficio, que es solamente estar. O también podrían ser el pescador que sale a pescar sabiendo que no hay pique: ya no esperan nada. Tampoco las flores van a cumplir su ciclo, porque las flores de Alberione no son las flores románticas de una campiña, ni el carpe diem de un florero de Delacroix. Son la idea con la que una flor nació. La idea obsesiva de una flor de destacarse sobre el resto para llamar la atención, para ser eso, una flor. Para jugar al contraste, para imitar otros colores, las flores son un sueño de flor, no una flor. Son la forma y el color de otras imágenes que viene de otro lado para florecer únicamente como imagen, como idea, no como naturaleza. Los personajes, seres y objetos de la obra de Constanza son eso: la imagen de una imagen. Una fiera (un león bestial) o un animal salvaje como una modelo de pasarela, pero ya domesticadas por el retrato que las volvió parte de una efigie. Y desde ese lugar dominante, pero clausurado, desde un retrato, nos observan como si fuera tan evidente su poder sobre nosotros, que no pueden sino destilar una mirada distante, de inagotable serenidad.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España