Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- 'Interrogar a lo que parece ir tan por su cuenta que nos hemos olvidado de su origen. Recuperar algo del asombro que experimentaron Julio Verne o sus lectores frente a un aparato capaz de reproducir y transportar el sonido. Porque existió ese asombro, y otros miles, y fueron ellos los que nos moldearon.' Georges Perec. Lo infraordinario Poética, Naturaleza y Fascinación Describir el intenso universo alegórico y poético de Enrique Marzal, requiere un profundo conocimiento de anécdotas retóricas y crepúsculos literarios. Recorridos laboriosos en una obra en que la técnica y el buen quehacer se conjugan con un interesante lenguaje, en el que el artista nos narra en cada pintura una historia o un fragmento de ella, sirviéndose de personajes tanto reales como imaginarios. Plástica de raíz emocional, en la cual los monotipos, acrílicos, acuarelas o tipos de Enrique Marzal denotan una realización que sí hace hincapié en el equilibrio y sutileza compositiva de vacíos, líneas y texturas envolventes de una genética alterada, también se deja conducir gestual y vehementemente en la identificación emotiva con los principios de arraigamiento y alzamiento -consustancial a lo vegetal tanto como a lo espiritual-, como base metafórica desde la que se erige un trazo siempre oblicuo y sugeridor de mutaciones. Peces o células levitando por la naturaleza, pájaros y aves reclamando su espacio, la identidad perdida; quizás ironizando con ello, como en un opúsculo que ridiculiza la omnisciencia superficial y sus consecuencias. Marzal nos descubre el universo de lo cotidiano, lo considerado nimio y que suele pasar inadvertido, a pesar de que ello constituye el entramado mismo de la vida. En ella, el cuerpo como en sus anteriores épocas vuelve a no tener sentido, en una simulación sistemática que no tiene en cuenta el estado preestablecido del mundo ni una física o anatomía de los cuerpos. Metafísica radical de la simulación tras su mascara iniciatica, vestido con un traje incierto, dentro de un paisaje magrittiano, o convertido en un ser alterado de grandes prismáticos, radicando por tanto su fuerza en esta aparición-desaparición, y eliminando de este modo el mundo, para replantearnos a nosotros mismos y a nuestro tiempo. Hay especialmente en todo el conjunto expositivo unas piezas que me evocan la historia de 'Mario y El Mago' realizada por el genial Thomas Mann; en ella las reminiscencias políticas del mago cipolla, cuyo nombre tiene por lo pronto una inflexión cómica; la cebolla -cipolla en italiano- es una modesta hortaliza que puede hacernos llorar, de ahí su implicación y socarronería cómica al ser personificada en un mago; y que me recuerda a Los hombres patata de Marzal, estilizados y magníficos personajes con cabeza de patata, y que constituyen una suerte de humor que representa toda esta filosofía de la vida, de las mutaciones descritas, de la insignificancia del ser. No obstante, en ésta celebre novelita de Mann, reaparece el mundo del espectáculo, magnificado, tremendo, terrorífico y al mismo tiempo liberador; 'Un final terrible, un final catastrófico. Y sin embargo, un final liberador', como indica el narrador, ante la muerte del mago cipolla delante del público. Y que reaparece en la obra de Marzal, enfrentado de nuevo en un universo de fantasía infantil relativizado en el de La mujer cabra, pero ahora frente al entusiasmo de un niño declinado por el prosaicismo de un personaje real, como la sufrida ante el vil espectáculo italiano; 'Por suerte no entendieron los niños dónde era que acababa el espectáculo y dónde comenzaba la catástrofe, y se les permitió forjarse la bella ilusión de que todo había sido, simplemente, teatro.' ¡Celebre metáfora de la vida...! Pero ya sean escenas de síntesis paisajística o de literalidad - todas sus obras prodigan un vitalismo no obstante sereno en su etérea manifestación de luces y atmósferas patrocinadoras del ensimismamiento y el libre viaje de las miradas tras los ecos de su melódica expresividad; del origen, al continuar el recorrido por el oasis ecológico que cobija la exposición, de nuevas motivaciones y redescubrimientos en la exultante verificación material de lo que apreciamos en la pictórica esencialidad. En una obra de enjambre claramente figurativo, que vuelca una mirada sutil hacia la esencialidad de las piedras, las hormigas, las cortezas, los caracoles, dando un toque de atención hacia lo que el propio autor denomina primordial; 'Me encanta la distancia sideral de las estrellas y los misterios irresolubles porque permiten mantener la esperanza. La determinación silenciosa de las plantas, su crecimiento, su armonía y su geometría', Anotaciones atentas, tenues o avispadas pero siempre como reconoce Marzal desconocidas y fascinantes. Recordándonos esa extravagancia de la mirada, ese impulso creador, en el temor que siente el pintor frente a la tela, frente al entorno que le envuelve, una primera mirada cada día, una fascinación por el mundo que lo envuelve, y lo transforma a través de la pintura en la mejor expresión de soledad y grandeza de alma. Rosa Ulpiano
Personajes con cabeza de patata, mujeres cordero, hombres-pollo y otras mutaciones zoomórficas en una muestra de pinturas, dibujos y esculturas del artista Quique Marzal. Pinturas y Patatas , reflexiona sobre la naturaleza humana a través de imágenes que deambulan entre lo onírico y lo simbólico, bañadas a menudo por la pátina de la ironía.