Descripción de la Exposición No es de extrañar que la actual exposición de Marta Fermín haya sufrido hasta tres cambios de título y no lo es porque la suya es una pintura dibujo a la que los vientos pueden traer y llevar -como corresponde- y donde la presencia del mar, por muy escondida que parezca, siempre está presente. Como también lo están, de forma figurada y real, los caminos- los de la vida y los de la expresión artística- en los muchos objetos y símbolos que flotan estremecidos sobre sus ya acostumbradas manchas. Poco importa que la muestra se titule finalmente Pinturas dibujos porque lo son, como poco importaría que se hubiese denominado Entre luces y vientos o Costas imposibles. Pero independientemente de intitulaciones más o menos poéticas lo que trasciende de pinturas, de dibujos y de textos -que también juegan un importante rol- es el innegable aliento poético que viene ya de muestras anteriores como la ya lejana y más geométrica Océanos, la delicada Tiempos invisibles o la más reciente Ante un mar de niebla. La poesía, se sabe, intenta condensar lo excesivo hasta la elección de lo más intenso, lo más emocionante y lo más íntimo. En una propuesta plástica como la de Marta Fermín, todo se resume en una trasposición de sentimientos que, como ella misma manifiesta, 'no deja de ser el diario cotidiano de cualquier persona, un reflejo de realidades' o la 'captura y fijación de fantasías, momentos e instantes que no puedo atrapar de otra forma'. El resultado, del que no puede decirse que sea inextricable aunque sí enredado, deviene de un proceso en el que la mancha sirve como punto de arranque, núcleo y fundamento para la posterior aparición sobre la superficie de una serie de objetos -sillas, camas, edificaciones-, de fenómenos atmosféricos -lluvia, viento, nubes, tormentas-, de elementos geométricos -puntos, líneas, círculos- y de extrañas siluetas hasta desembocar el 'totum' en un cosmo espacial en el que todo parece flotar descompaginadamente pero en el que todo está perfectamente ordenado. En la muestra, ya se ha dicho que titulada Pinturas dibujos, hay -y no es perogrullada- pinturas y dibujos y está claro que las pinturas podrían ser dibujos y viceversa. Quiere ello decir que Marta Fermín se plantea su trabajo de acuerdo con la frase que me espetó apenas colocarme ante la vista la primera pintura: 'son lienzos con vocación de papel'; efectivamente lo son y, por analogía, los papeles también podrían pasar por lienzos. La diferencia estriba en la mayor aportación cromática, que se advierte principalmente en las obras de mayor tamaño y entre las que comienzan a aparecer algunas composiciones modulares incorporando así la complejidad a la contemplación de un mundo interior que puede parecer insignificante pero que deja de serlo en el preciso instante en el que la artista nos hace enfrentarnos a una abigarrada y enigmática suma de símbolos. Como artista inteligente que lo es no va a permitir que en ningún momento impere el caos; para ello entrarán en acción los títulos de las obras, unas veces en las paredes, en ocasiones sobre el propio papel, para guiar al espectador en las relaciones que se establecen entre su mundo y el mundo de la artista. Títulos que no hacen sino acrecentar esas relaciones y que vuelven a remitirnos a la 'poesía', si se quiere mejor al término 'poiesis', aquel con el que Heidegger subrayaba el momento de arrebato que se origina cuando algo se aleja de la que creemos su ubicación y significado ideal para transmutarse en otra cosa. Existen infinidad de caminos, de atajos y de artificios para conseguir tal catarsis y alguien que conoce bien a la persona y a la artista ha escrito estas concluyentes frases, asombrosamente definitivas, para comprender la pintura de Marta: 'Sólo el profundo desasosiego de un alma perturbada puede llenar de miedo y angustia el blanco del lienzo. Para luego calmarlo con dulces trazos de blanco y plata que silencian el estruendo de la vida que estalla'. No hacen falta más palabras; si acaso, incitar al contemplador a que escudriñe la superficie de telas y papeles hasta dar con un elemento que ya se ha repetido en varias etapas de su obra y que ella llama la 'puerta nocturna'. Puerta abierta ¿a la noche o al día? que nos conduce, a través de la fronda oscura de sus bosques, a la claridad de sus lluvias, nubes y constelaciones. Por fin, tras mucha espera, una pintora que no tiene ningún miedo a hacer literatura con sus obras plásticas.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España