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No sólo es una exposición, es un homenaje a la pintura y al arte contemporáneo español, más aún, es una demostración de la fortaleza y la vitalidad de una técnica tantas veces sentenciada a muerte y que pese a ello se mantiene aún más viva con cada generación. No es un posicionamiento en contra de otras disciplinas, es simplemente un acercamiento a una forma de entender el arte que en los últimos 12.000 años ha ido evolucionando y resurgiendo constantemente.

Se trata de una selección ecléctica, sin pretensiones de tesis específicas ni criterios excluyentes de tendencias, sino una muestra que ilustra el quehacer plural y diverso de nuestros pintores y que cubre el período ... histórico de los últimos 75 años exactamente, un período marcado por las tensiones mundiales así como por las circunstancias que se refieren estrictamente a España. Dentro de la pirámide de edades demográfica, este conjunto de obras coincide con el período vital de un ciudadano medio: un español de 80 años ha podido crecer siendo testigo del nacimiento de todas ellas. De este modo, la visión que queremos ofrecer va desde el Benjamín Palencia de la escuela de Vallecas de los años anteriores a la Guerra Civil (Surrealista, 1932) hasta el Matías Sánchez de 2006 (Lanzador de cuchillos y Adolescente pegada a un móvil). Entre ambos eslabones primero y último, el público puede apreciar estilos y tendencias tan dispares como las que representan Óscar Domínguez, Palazuelo, Esteban Vicente, Millares, Dalí y Jorge Galindo, por citar sólo algunos. Además, y dentro del enriquecimiento de la mirada que supone el interclasismo curricular, hemos seleccionado tanto artistas ya fallecidos que alcanzaron las cimas del reconocimiento mundial (José Guerrero, Julio González...) como jóvenes actuales que están escalándolas sin prisas pero sin pausa, representados por Javier Riera y Pello Irazu, por ejemplo.

Las 32 obras elegidas demuestran que la larga tradición pictórica de España sigue gozando de buena salud y gran vitalidad.