Descripción de la Exposición
Una de las singularidades del arte, en su función comunicativa, es su capacidad de ser mensaje y significar por sí mismo, a través de las infinitas y variables estructuras o lenguajes que genera.
Podríamos asegurar que el arte es autosuficiente. De esta manera, entendemos que el arte no es sólo la obra, el objeto, en sí mismo sino el propio proceso creativo.
Por lo que al aproximarnos a cualquier pieza debemos darnos el tiempo de contemplar y, una vez sobrepasada la primera impresión superficial (atracción o repulsión), interrogarnos sobre el proceso que la origina.
Debemos tratar de aprehender las ideas, sensaciones o imágenes que se convirtieron en germen de la obra, interpretando las estructuras del lenguaje concebido por el artista, y asimilar las características y valores estéticos.
Cada elemento nos permitirá acceder al mensaje que el artista quiere transmitir y con suerte generará situaciones sugerentes al despertar sensaciones e imágenes en nuestro interior, permitiéndonos reinterpretar el mensaje recibido.
En esta exposición tendremos la oportunidad de entrar en contacto con dos procesos creativos totalmente diferentes, pero que persiguen el mismo fin: la comunicación. Tanto para el pintor Edmundo Sanz Gadea, como para el escultor Julián Ortiz Domínguez, el arte es interrogarse sobre lo vivido, experimentar con la materialización de las imágenes y construir un lenguaje atractivo y personal, que les permita transmitir ideas universales.
En este proceso comunicativo Edmundo Sanz Gadea traslada lo real vivido a lo imaginario sensitivo, para materializarlo generando el objeto artístico. Para el pintor sus viajes se convierten en motivo de inspiración, convirtiendo la pulsión por lo desconocido en motor creativo. Esa curiosidad innata, propia de la valentía creativa, es la que le permite descubrir la belleza en lo cotidiano.
Con la mirada ajena de un turista, recorre las calles de ciudades como Madrid o la Habana maravillándose con sus colores, agitación, gentes y detalles arquitectónicos. Con un estilo fresco y libre cercano a la ilustración comercial logra aprehender, que no recrear, instantes pintorescos, vistas fotográficas experimentales y sumamente atractivas.
Una obra cercana e inspiradora, reflejo de la experiencia personal del artista, que no duda en incluirse como un personaje más de sus composiciones.
Para Julián Ortiz Domínguez la escultura es un vehículo para cuestionar nuestra realidad, lo que somos, lo que sentimos, lo que soñamos y vivimos.
Pura expresión vital del ser, que logra concretar a través de una estética que tiende a la esquematización primitiva, reduciendo la figura humana y animal a simples líneas estilizadas, texturas rugosas y una potente gestualidad.
Todas estas características imprimen un atractivo primario en cada una de sus piezas, permitiendo que el mensaje cale más hondamente en el receptor. Un imaginario rico en juegos metafóricos donde lo grotesco y lo cómico sirven de medio para enfrentarnos a las contradicciones propias de nuestro ser.
Una obra rotunda que trasciende de lo ordinario para hablarnos de conceptos universales.
Izaskun Monfort
Comisaria y crítica independiente
------------------------------------------
EDMUNDO SANZ GADEA
Empecé trabajando en publicidad en 1988... como ilustrador y Director de Arte. Posteriormente, he desarrollado mi actividad profesional en Agencias de Diseño, Marketing Directo y Publicidad como Creativo y Director de Arte, creando y desarrollando campañas de Marketing Directo, Identidad Corporativa, Folletos, Memorias, Mailings, Diseño Gráfico... etc. Desde el año 2001, amplio el campo de acción, en el que me había desarrollado hasta entonces, incluyendo el mundo virtual y de Internet. Aunque siempre he compaginado mi faceta de diseñador con la pintura.
Actualmente dedico todo mi tiempo, ilusión y trabajo a la pintura.
Cada cuadro, es para mí, un mundo nuevo en el que experimentar con temas, técnicas, colores, texturas...
Serie Madrid. Mi leitmotiv son los espacios abiertos de las grandes metrópolis pero también los rincones más escondidos y mágicos, así como las pequeñas escenas urbanas y cotidianas, que no nos paramos a contemplar y por tanto las ignoramos en el día a día. Me gusta pasear por las calles observando el ir y venir de la gente, viviendo la ciudad desde dentro, buscando esos espacios que se pueden convertir en un cuadro. Cuando lo encuentro, lo fotografio con el objetivo de reproducirlo posteriormente en mi estudio. Para mí, es una forma de compartir con todo el mundo, ese momento mágico y esa escena que consiguió ins- pirarme.
Mi intención al reflejarlas en mis cuadros es sacarlas a la luz y demostrar que la vida de la gran urbe, puede llegar a ser amigable, en reivindicar el paseo por la ciudad con mirada de turista, dejándome impregnar e impresionar por los detalles que me ofrece a cada paso. En algunos de los cuadros me pinto a mí mismo como si fuera un personaje más de la escena, interactuando así con los espectadores de mi obra que están viendo y observando en mis cuadros, lo mismo que yo vi y observé cuando estuve contemplando aquella escena. En todas mis obras tengo siempre como importante y única referencia previa las ins- tantáneas tomadas por mi mismo.
Serie La Habana. Esta serie, es el producto de un idilio. Desde la primera vez que viaje a La Habana, hace ya unos años, me quedé maravillado y enamorado de la ciudad, de sus calles, de sus gentes, de sus costumbres... Siempre que tengo la oportunidad, vuelvo a La Habana a buscar nuevos rincones, nueva inspiración. Siempre me alojo en casas particulares de cubanos donde puedes conocer de primera mano su forma de vida y sus costumbres.
JULIAN ORTIZ DOMINGUEZ
Su creación escultórica dimana magnetismo. Una atracción que cautiva, fundamentalmente al espectador sensible y refinado. Su lenguaje gestual nos llama a voz en grito, con voz muda...
Pretende llamar la atención, dejar escapar su alma por entre los resquicios de la fundición.
Las esculturas de Julián Ortiz, son instantes de la vida congelados en el tiempo y en la acción. Él desarrolla todo un universo de inusual imaginación al que le presta su propio aliento vital.
Se expresa desde dentro hacia fuera, desde la idea a la materia. Mantiene rasgos formales muy particulares que le hacen muy fácilmente reconocibles en sus trazos y formas.
Quizás lo más extraordinario de sus esculturas es que se escapan del análisis técnico, de la crítica erudita para acercarse al sentimiento. Son piezas que deben verse y valorarse con el corazón, no con la cabeza.
Que inspiran emociones.
Tito Moreno del Muro
Escritor y crítico de arte
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España