Descripción de la Exposición Si tuviera que definir la pintura de José A. Sorolla elegiría dos términos: luz y poesía. Luz, cielos límpidos del atardecer y cielos metálicos de las mañanas nubladas. Es la luz del Mediterráneo la que ilumina estos escenarios celestes donde las nubes se acurrucan unas sobre otras o se estiran y disgregan bajo la atenta mirada del sol. Son cielos recortados por ínfimos fragmentos artificiales; edificios, terrazas, tejados, cornisas, farolas que irrumpen en la textura celeste para erigirse en pequeñas arquitecturas poéticas. Poesía, al fin y al cabo, es lo que transmiten estos espacios híbridos donde lo artificial queda perfectamente integrado en la totalidad, cuyo signo es el cielo. Es la poesía lo que recorre la línea de cada ventana, de cada muro, de cada relieve y se dirige, desde aquí, hacia la intimidad; allí donde reside todo sentimiento. La óptica hiperrealista de esta pintura nos desvela la poesía de cada detalle, la vibración de la luz en cada objeto y crea una atmósfera que sólo se transmite a través de la emoción.