Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Al hilo de la reciente publicación de Cómo escribir de pintura sin que se note (Árdora Ediciones 2012), que reúne la mayoría de los textos de crítica de arte escritos por Quico Rivas (1953-2008), surgió la idea de organizar una exposición de los artistas de quienes se ocupó el escritor. Abarcarlos en su totalidad sería un proyecto de gran envergadura, propio de un museo. Una alternativa era escoger uno de los argumentos que vertebran la escritura de Quico Rivas y desarrollarlo a través de una selección de artistas. Se constituyó un peculiar Colegio de Comisarios, constituido por tres personas estrechamente ligadas a la edición del libro: Tono Areán, Javier Arnaldo y José Luis Gallero, que decidieron hacer un homenaje a Quico Rivas reuniendo a dos pintores especialmente interesados por la escritura, como el mejor espejo en que reflejar a quien tan apasionadamente escribiera sobre ellos. Tenemos pues la obra de dos pintores extraordinarios, extraordinariamente diferentes también como son Manolo Quejido y Carlos García-Alix. Y entre las obras presentes en la exposición, los retratos que pintaron de Quico Rivas. Preguntado en una ocasión por cuál consideraba el cuadro más representativo de los ochenta, Quico Rivas respondió que Maquinando, de Manolo Quejido. En todo caso, la trayectoria de Manolo Quejido (Sevilla, 1946) es representativa de un talante experimentalista muy de aquella época, que en su caso combinó la poesía visual con las incursiones en el pop y el trabajo con materiales y soportes nada convencionales. También es característica suya la creación de series, como esta denominada Politicones, una especie de ejercicio de combinatoria fisonómica sobre un soporte estandarizado (el cartón de los packs de cerveza). De enorme expresividad, con una fuerza plástica típica de su autor, constituyen una reflexión irónica sobre la máscara y el mensaje que ponen en juego la imagen del político. Carlos García-Alix (León, 1957) ocupa, pictóricamente, un lugar opuesto al de Quejido. Pintor de historia y de historias, y entre ellas de su propia biografía, son dignos de mención sus sucesivos proyectos de revisión de los años de la guerra civil a través de la imagen. En concreto, su interés por el retrato está bien patente en esta muestra. Los de personajes históricos o novelescos (Koestler, Erdosaín), implicados en la transformación de la sociedad. Y sus propios autorretratos, que parecen insertos también en un tiempo agitado y convulso, turbio y oscurecido. En ellos vemos cómo el tiempo pasa en el modelo y en la forma de mirarlo. Pero de Quejido le diferencia también esa forma de pintar en los dominios del gris y la ceniza, del sepia y del humo. Pintura asfixiante por su densidad existencial tanto como por su cromatismo.
El color expresivo y convincente de Manolo Quejido y la novela pintada de Carlos García-Alix se dan cita en un homenaje a quien escribiera tan apasionadamente de ellos: ese creador inclasificable que se llamó Quico Rivas (1953-2008).
Exposición. 09 ene de 2025 - 22 feb de 2025 / Galería Freijo / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España
