La Galería METRO se suma al Festival Miradas de Mujeres con la producción de la exposición Piel y silencio, una muestra colectiva comisariada por Neves Seara, con obras de las artistas Ana Gil y Basilisia Fiestras. Un proyecto que genera un diálogo entorno a la piel como vestido, como imagen y como órgano sensitivo. Desde puntos de vista personales, ambas artistas reflexionan sobre el vestido como una segunda piel que habla en silencio de los convencionalismos y del papel que juega en la imagen que deseamos dar. Piel y silencio es una exposición en la que se puede ver fotografía, dibujo o instalación y que va más allá de la dimensión estética del tejido, el patrón y la prenda de vestir para poner en relieve sus capacidades narrativas. Cada prenda que escogemos, nos representa y acoge, nos acompaña y nos muestra, en definitiva, nos esconde como una ... máscara de telas y colores, formas y definiciones. Piel y silencio, habla de los no discursos que damos al estar sin ropas, llanos, simples y entregados en nuestra desnudez, como hace el artista cuando crea una obra, desnudando a los personajes de sus máscaras, para mostrar aquellas cosas que escondemos y que están cargadas de las más intensas emociones.

Ana Gil (Ourense, 1973) presenta obras de la serie (Des)encajes domésticos. A partir de la manipulación de pequeños encajes de ropa íntima femenina, presenta una serie de imágenes concebidas como tapices domésticos, pero elaborados sobre planchas de aluminio, en las que inserta deterioradas fotografías procedentes del álbum familiar. Se trata de una obra que habla de intimidad, de identidad, de memoria y de desgarro, en un viaje emocional de la infancia a la vejez, a través de los orificios de los encajes en los que se distinguen rostros heridos, miradas evitadas o bocas cerradas tras el perforado tapiz de una sosegada y feliz convivencia familiar.

Basilisa Fiestras (Forcarei, Pontevedra, 1985) nos muestra una serie de dibujos muy laboriosos en los que el cabello se convierte en masa que va devorando otros objetos. 'La piel es nuestra primera capa, una extensa textura que nos viste, nos cubre, nos protege, nos delimita, nos contiene... El cabello es un elemento que tratamos como si fuera ajeno a nuestro cuerpo, que cortamos y manipulamos sin dolor. Una vez exento de él, éste adquiere otra significación convirtiéndose en un intruso, en un objeto. El cabello nos cuenta una historia porque pertenece a la vez, al pasado, al presente y al futuro'. Asimismo, mediante una instalación con vestido nos habla de la indumentaria como esa segunda piel, como elemento que manipula, disfraza o acentúa los significados de nuestro lenguaje corporal convirtiéndose en parte de nuestra identidad, casi inseparable de nuestro cuerpo.