Las percepciones de Gil son sus valoraciones acerca de la ficción, el deseo y la realidad o lo que es lo mismo, una manera de evidenciar lo que ya dijo Jean Baudrillard, que “la incertidumbre del pensamiento es que no se puede canjear ni por la verdad ni por la realidad”.

En esta exposición se podrán ver seis piezas de grandes dimensiones acompañadas de un montaje audiovisual basado en fragmentos de Borjes para finalizar sobre un conjunto de pinturas ubicadas en el suelo de técnica mixta sobre escayola y bajo el título de “Receptáculo”.

Todo ello muestra elementos en el entorno que habita la artista, simbolizando la espera o el recorrido permanente, así como fragmentos de su propio cuerpo que está en contacto con ese entorno y otros elementos, que son vínculos con lo cotidiano ... y que se presentan de forma fragmentada para sugerir que se sitúan en un espacio comprimido, en el interior.

Sus cuadros tienen toques de abstracción con formas figurativas que asemejan mapas, con la utilización del color sobresaturado y de los blancos contrastados y el tratamiento de la imagen de forma inversa. Todo ello para mostrar a la artista en primera persona y abrir al resto de los espectadores su universo particular.

“La utilización de la imagen negativa y de la silueta como un nexo común entre todas las piezas, implica la necesidad de la luz y la sombra en el origen de las obras que presento”, explica Gracia Gil que añade, “la sombra es lo que se opone a la luz y también es la propia imagen de las cosas fugitivas, irreales y cambiantes”.

En la exposición se podrá ver, además, un grupo de obras bajo el título común de “Receptáculo” y que intentan mostrar el deseo de anclar lo psíquico en lo terrenal por lo que el espectador se encontrará con la imposibilidad de estabilizar las imágenes que se encuentra, pues cualquier imagen forma parte de otra imagen, dentro de una cadena indeterminada.