Descripción de la Exposición De lo más fresco y de lo mejor que he visto últimamente, en el ámbito del arte español emergente: Pedro Paricio, pintor canario -tinerfeño de La Orotava- nacido en 1982, formado en las Facultades de Bellas Artes de La Laguna, de Salamanca y por último de Barcelona, a donde llegó en 2004, donde ha sobrevivido ejerciendo los oficios más variados, y donde sigue residiendo. Pintor del cual he tenido noticia hace unos meses, gracias al entusiasmo por su obra de quien ahora va a exponerla en Valencia, mi amigo el marchand Basilio Muro, alguien que no contento con ser un gran especialista en nuestra École de Paris, sigue atento a la novedad, habiéndose interesando por cosas más cercanas a nosotros en el tiempo, la pintura de lo sublime del valenciano José María Yturralde, la figuración silente del navarro Juan José Aquerreta, la metafísica cartagenera, las figuras muy literarias del madrileño David Arnás, o ahora esta pintura de la ultimísima hornada, que me sorprende, y me interesa. La que en Valencia se va a ver es la tercera individual de su autor, tras las que celebró en 2006 en el Espacio Joven salmantino, con el título Intimissimo, y en 2008 en Ikara Gallery de Barcelona. Titulada The Canary Paradise, y con catálogo prologado por la neoyorquina Miss Rosen, la segunda de estas muestras la firmaba.Pedro Paricio aka Don Pedro., muy a tono con el local elegido, una galería aneja a una tienda de skate, en las paredes de la cual realizó además una wall painting. La de Pedro Paricio es pintura que mezcla sabiamente, en coctel actualísimo, abstracción, viejo pop, nuevos ritmos musicales y vitales e internéticos de este raro comienzo de milenio. Pintura en la cual veo como ecos de un cierto Luis Gordillo de la mejor época, del graffiti -más Keith Haring que Jean-Michel Basquiat-, de las nuevas abstracciones neo- expresionistas, como la que en su día pudo practicar el alemán Daniel Richter -hoy en otros derroteros figurativos-, o como las que aquí siguen ocupando a algunos de los nuevos pintores vascos. Pintura, por de pronto. Primer dato a tener en cuenta, en un momento español e internacional en el cual lo más habitual es encontrarnos con gentes que descreen de la práctica de un oficio al cual consideran obsoleto, pasado de moda, carente de sentido, incapaz de vehicular preocupaciones actuales. Pintura abstracta. Hoy existen en nuestra escena varias líneas figurativas muy estructuradas y reconocibles, pero Pedro Paricio no va por ahí, como tampoco va por el lado de la construcción y el post-minimalismo, sino que opta por la abstracción, una abstracción en perpetuo hacerse y rehacerse. Pintura que piensa 'Pintar consiste en resolver problemas' empieza un texto de Pedro Paricio que lleva el significativo título 'La pintura como problema'. Leyendo en su página web este y el resto de sus apasionados 'Ensayos inconclusos', uno ve por dónde va su pensamiento. Legítima necesidad de definir, también con la palabra, un territorio. Duda permanente. Conciencia de la dificultad de utilizar la palabra, a la hora de explicar lo inexplicable, lo que a la postre no necesita palabras. 'El arte es forma', leemos en otro de los ensayos,.Los límites del arte.. Vía cursos a los que ha asistido, Pedro Paricio ha estado en contacto con algunos de los protagonistas más destacados de la onda no- pintura, de la onda conceptual y política, de la onda sociologista. Ha practicado él mismo la escultura, la instalación, el video-arte, y ha figurado, por ejemplo, en 2004, en la colectiva del DA2 salmantino No lo llames performance. Pero parece estar bastante de vuelta de todo eso, y al respecto merece la pena leer algunas de las cosas que escribe en el citado ensayo sobre 'Los límites del arte', donde se desmarca de figuras tan emblemáticas de un cierto estado de cosas, y tan entronizadas hoy en las Facultades de Bellas Artes patrias, como pueden ser Andy Warhol o Joseph Kosuth, y donde se muestra escéptico respecto de la cultura del archivo, de las redes sociales y del activismo político, platos que a la vista está que últimamente son servidos casi a diario en los museos y centros de arte. Escepticismo que en otro texto, 'El gran error' alcanza a otros nombres del santoral conceptual, desde Allan Kaprow hasta el propio Marcel Duchamp. Y que en 'El abaratamiento de la posmodernidad' lo lleva, pero esto me parece todavía más lógico que todo lo anterior, a desmarcarse de lo que pertinentemente llama Disneyland, es decir, de Damien Hirst, de Cindy Sherman y, aunque no esté citado, me imagino que también de Jeff Koons. Pintura. Pintura abstracta, sincrética, eléctrica, estallada, caótica, callejera. Pintura en equilibrio inestable: Pedro Paricio ha hablado de algo tan difícil, por no decir imposible, como conciliar las ideas de Clement Greenberg. con el estilo de Keith Haring. Pintura abismada. Pintura naufragada, un término que siempre me ha gustado emplear a propósito de Roberto Matta, de Arshile Gorky y otros de la transición surrealismo-expresionismo abstracto. Pintura dinámica, vertiginosa. Pintura proliferante, que se dispara en todas las direcciones. Pintura en la que coexisten distintos modos de hacer, distintas facturas. Pintura que mezcla geometría, orden a veces un poco a lo Juan Uslé, y organicismo y sicodelia, sin que falten gotas del viejo pop art. Pintura estridentista, podríamos decir retomando la denominación de origen de aquellos locos mexicanos de los años veinte, hermanos espirituales de nuestros ultraístas. Pintura de disonancias, de síncopes jazzísticas y pop. Pintura con ecos de cine, también (The Sopranos), de literatura (Kerouac y The Dharma Bums, La conjura de los necios), de deportes (Johan Cruyff, Bojan Krkic, Chris Sharma), de lo canario (Mararía), pero ya me despista más la presencia entre la producción reciente, de un cuadro titulado. Karl Popper. Pintura con humor: Yo-Yo, La galleta Maya, Helado atómico. Pintura 'al borde de la locura'. Pintura que reivindica el satori zen -lo zen, Alan Watts, tan presentes en las reflexiones fifties a un lado y otro del Atlántico-, la iluminación, el cortocircuito. Pintura que por momentos se remansa: la armonía de In the Mood for Love, o ese Estudio de paisaje, en la mayor parte de cuya superficie se juega, un poco a lo Gerhard Richter, con una factura lírica, expresionista abstracta, que contrasta con la manera más cool de la mayoría de los cuadros. Pintura con Motorito. Pintura en movimiento perpétuo: cuadros que su autor confiesa no saber nunca muy bien cuando están terminados, algo que podríamos decir también de los de la brasileña Beatriz Milhazes, en la que me hacen pensar algunas de los del canario (por ejemplo, uno de 2007, El Chato, El Duende, El Arenque y José del Mode), entre otras cosas porque si en ella suenan ecos de bossa nova, en él hay también mucha música de hoy mismo, alguna procedente del propio Brasil. El color, un color ácido, acrílico, luminoso, rutilante, bellísimo por momentos - otro paralelismo con la Milhazes-, contribuye grandemente a la eficacia de estos cuadros siempre abiertos y como inconclusos, sí, algunos de los cuales se verán ahora en Valencia. Junto a la pintura, el dibujo. Resulta interesante comprobar cómo no pocos pintores de la última hornada española, se concentran en este. A menudo, simulacros de comics, wall drawings muy distintos de los de Sol LeWitt. Incluso dibujos animados, a los que han sido dedicadas varias colectivas. Pero Pedro Paricio no va por ahí. Sus dibujos constituyen un territorio paralelo a su pintura, una pintura en la cual, por lo demás, la idea de dibujo juega siempre un papel clave. Sus dibujos propiamente dichos, descarnados, en los cuales el blanco del papel juega un papel fundamental, son redes, espacios de la dispersión, un poco como lo eran, en los sesenta -y ciertamente la pintura de Pedro Paricio posee por momentos un cierto sabor neosixties-, ciertas obras del malogrado Öyvind Fahlström, o de Gianfranco Baruchello. Bienvenido al ruedo, no a otro pintor más, sino a un pintor otro.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España