Descripción de la Exposición
Luis Felipe Fabre
Pasiphae
Una danza: eso es lo que recuerdo. Una danza como un sueño, como una alucinación, como un trance, tal es lo que recuerdo de la función de Pasiphae a la que asistí en 2003 en el Teatro Santa Catarina. Pero, ¿qué vi entonces? ¿Qué veo ahora? Ahora, más que piezas de arte en una galería, veo algo imposible: los restos de un sueño, un yacimiento arqueológico donde se ha desenterrado, no un fragmento de historia, sino un mito, la tumba de una reina alucinada. Sus deslumbrantes ajuares funerarios son la prueba de que alguna vez sucedió, y que a veces sigue sucediendo, esa orgía sangrienta entre dioses, mortales, animales y monstruos.
Dicen que en sus orígenes el laberinto era una danza. Homero cuenta que Dédalo había construido en Creta una pista de baile para Ariadna. En algunas versiones del mito, Teseo, al salir del laberinto tras matar al Minotauro, baila la intricada danza de grulla que reproduce su secreto. Eso es lo que vi. Eso es lo que recuerdo: una danza que era un laberinto.
Quién iba a decir que aquello que tan afanosamente buscaba sir Arthur John Evans, el arqueólogo amateur a quien debemos el descubrimiento (y en gran medida la invención) de la cultura minoica, mientras excavaba Cnosos a comienzos del siglo XX, aparecería casi un siglo más tarde en la Ciudad de México. Y es que sólo el teatro, el teatro aliado a la poesía, es capaz de hacer emerger, a veces, sólo a veces, el mito desde sus más oscuros estratos: allá donde el arqueólogo no llega, allá llegó el montaje de Juan José Gurrola del bellísimo poema dramático de Henri de Montherlant. Yo vi a Pasifae. Juro que yo vi a la reina Pasifae bailando el laberinto del terror y del deseo.
¿El laberinto? ¿No se supone que el laberinto, según el orden del relato, sucederá después, una vez que ya nacido el Minotauro, el rey Minos lo haga construir para encerrarlo en él? El texto de Montherlant canta justo lo anterior: su poesía es la música que acompaña los pasos que habrán de conducir a Pasifae hacia el momento trágico, es decir previo, al cumplimiento de su destino del que ella ha hecho su deseo y del que habrá de nacer el Minotauro. Pero Gurrola sabía que en el mito no hay antes ni después, que todo está ahí, simultáneamente. Que los pasos de Pasifae son ya el laberinto en cuyo centro se haya el toro deseado, es decir, su deseo monstruoso, es decir, ella misma.
Pasifae: hija de Helios, el sol; hermana de Circe, la hechicera; tía de Medea, hechicera también, y enamorada también y también trágica; esposa del rey Minos, nuera de Europa, la princesa raptada por el toro blanco de Zeus que es tataranieta a su vez de Io, la desgraciada princesa que, a causa del amor de Zeus, fuera convertida en vaca; madre de Ariadna, de Fedra y de Asterión, el Minotauro; pero, sobre todo, y ante todos, ella misma: nadie tan sí misma como Pasifae en la consecución de su deseo. Al menos así aparece en el texto de Montherlant, en la traducción de Raúl Falcó, en la lectura de Gurrola, en los destellos de cobre y bronce de James Metcalf y Ana Pellicer, en el cuerpo de Vera Larrosa en el primer montaje que Gurrola hiciera en 1983, y en el cuerpo de Katia Tirado en el de 2003.
Al mirar "La máquina de Dédalo" de Gurrola, Metcalf, Pellicer, un chispazo de bronce: ¿Más que en una vaca, no se convierte Pasifae en el toro mismo cuando se introduce en la vaca? Pasifae es la vaca y el toro y su cuerpo es laberinto en cuyo centro se hallará el Minotauro: el hilo de Ariadna, ese otro enredo, recordará ese cordón umbilical.
Al mirar "La máquina de Dédalo" un chispazo de cobre: el disfraz de vaca de Pasifae es el caballo de Troya del deseo.
Pasifae, cuyo nombre significa, "la que brilla para todos", es decir, la luna. Los amoríos entre el toro y la luna son un laberinto tan antiguo como la noche. Y es que la luna, a veces, también, tiene cuernos: cuarto creciente, cuarto menguante. Me gustaría ver estos bronces y cobres de Metcalf y Pellicer a la luz de luna: estoy seguro que aún ahora podrían reflejar los destellos de Eros, ese dios primigenio.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España