Descripción de la Exposición
“Ha llegado usted al final de la línea”, me recuerda una voz lejana que me despierta del ensueño y entiendo que otra vez me ha pasado, me he abstraído y llegado, una vez más, al final de la línea, en ese momento pienso: ¿Cómo interpretará Andrés Fernández esta frase? Son tiempos convulsos, de rapidez mediática, lluvia de imágenes, historias, sucesos, la tierra se mueve como siempre pero sentimos que va más rápido, que nos deja atrás, que el tiempo se va volando. El arte se ve afectado por estos cambios, el artista no es el mismo que antes, ahora no solamente está en el estudio, se está moviendo de un lado a otro, está esquivando un sin número de situaciones, está sobreviviendo al día a día, el artista “ya puede ser cualquiera”, el conductor del metro, la persona que hoy te trajo un café, el abogado, el maestro, el doctor. Eso me hace pensar: ¿dónde está el arte, cuál es su lugar? Como en todos los movimientos artísticos, el arte ha ocupado un lugar, ha creado diversos y a veces imprevistos espacios de significación. Alguien con mucho sosiego me dijo un día: “no lo sabrás todavía, es muy temprano para saberlo”.
Pero hay aspectos que persisten o que al menos yo intento señalarlos cada vez que puedo, traerlos a colación, apuntarlos.
Hice una pequeña lista:
– el arte es un acto de resistencia.
– el arte salva.
– el arte es una manera de ver y entender el mundo, de generar significados que luego serán colocados a la vista de todos, darán la cara a pesar de su fragilidad y vulnerabilidad, con valentía.
– el arte es el silencio de las cosas, o al menos se encuentra en esa pausa entre dos grandes gritos, un espacio entre tormentas.
Ante la obra de Andrés Fernández pienso en estos aspectos e imagino que, mientras yo estoy en este momento pensando y escribiendo estas palabras, él está dibujando un mapa o haciendo una lista, está persistiendo en la existencia de su propio lenguaje, de su íntimo universo. ¿Y eso no es un acto de valentía? Yo diría que lo es, exponer la fragilidad de nuestro trazo a un mundo voraz como el de ahora. Detenerse y ofrecer a todos una obra que no promueve las velocidades ni superficialidades de nuestros entornos, sino que más bien nos lleva hacia adentro, a nuestra única conformación individual, a todo lo que él denomina los “estados ocultos de nuestro mundo”.
Recientemente se publicaron los diarios de cuando Susan Sontag era adolescente. En ellos, revela cuán importante le resulta hacer listas; concederles a las cosas un valor en la medida que las nombra: “Las cosas (la música de Beethoven, las películas, las empresas de negocios) no existirán a menos que yo indique mi interés en ellos, por lo menos anotar sus nombres. No existe nada a menos que yo lo mantenga (por mi interés, mi interés potencial). Se trata de una última inquietud, sobre todo subliminal. Por lo tanto, hay que estar siempre, tanto en la teoría más activa, interesado en todo. Teniendo en cuenta que los conocimientos son mi provincia”. Estas listas de innumerables cosas, gustos y aversiones crearon su mundo, como lo llama ella. Tal como ocurre en la obra de Fernández: una suerte de conocimiento como provincia.
El artista ve el mundo, lo representa y en esa representación lo re-significa. Andrés elabora mapas, escenas y planos con un frágil trazo que parece el hilo de un recuerdo, una cartografía de la experiencia o de la memoria. Me recuerda a artistas que nacieron del situacionismo, a la idea de “psicogeografía”, pero a la vez reconozco su obra en la diferencia. Fernández se retrata a sí mismo en cada mapa, en cada dibujo hecho sin levantar el lápiz del papel, representando solamente lo que se encuentra en su campo de visión (como lo haría Sontag con sus listas), a modo recopilatorio. Fernández no lleva una investigación cartográfica consciente ni tampoco un estudio artístico formal: se está salvando a través del arte, está siendo, haciendo que todo a su alrededor exista y que todos hagamos silencio, un silencio que interroga acerca del lugar que ocupa el arte y el papel del artista, un silencio elocuente. Nosotros en Ana Mas Projects somos testigos de este suceso y es un placer compartirlo.
Andrés Fernández (Madrid, 1973) es uno de los artistas que forman parte de Debajo del sombrero, una asociación que viene trabajando con artistas con discapacidad intelectual desde el año 2007. Su obra ha sido expuesta en Mad Musée (Bélgica), La Casa Encendida, El Círculo de Bellas Artes de Madrid, el MACBA, el Caixaforum, La Factoría, el Centro Cibeles, y en las galerías F2 y Aina Nowack, entre otros.
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