Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Al iniciar este breve comentario para el catálogo de la exposición Paris, Madrid, Murcia. Arte de una época, percibo la sensación de que todo aquello que no sea admirar la belleza y valor de cada una de las obras que la configuran, o los sabios juicios de los prestigiosos especialistas que la avalan, digo, todo lo que signifique distraer su atención debiera suprimirse. Lo importante es lo que el visitante pueda apreciar y leer para imaginar la personalidad de sus autores o la razón esencial que mueve al coleccionista o el sentido de la relación tiempo-arte. No obstante me permito trasladar mi reflexión sobre tan extraordinaria muestra, criterio que elaboro con el conocimiento del escultor Antonio Campillo y, por su mediación, señalar la forma de ser y pensar del mismo en un momento en el que se inicia la conmemoración del quinto aniversario de su muerte. Numerosas biografías cuentan la historia del 'escultor de la luz', sus inicios, sus pasos por la escuela y estudio del inolvidable Juan González Moreno, o sus escapadas a Madrid, París, Italia, o la posada y fonda de Córdoba. Había ansias de saber más, de perfeccionar técnicas, de descubrir espacios y volúmenes. Y así, como otros, inició su peregrinaje por los caminos que ilustraron sus conocimientos sin pérdida de su particular manera de ver la realidad. Podemos imaginar las dificultades de aquellos años, pero también la rentabilidad espiritual que obtuvo en sus convivencias privilegiadas. Hubo tiempo para su reencuentro con la huerta, con sus amigos, con su obra (religiosa y civil) diversa en la Región de Murcia. Si referencio este aspecto viajero de Antonio Campillo es para remarcar uno de sus rasgos característicos. Por donde pasara dos temas le presidían: el primero, buscar siempre al compañero, fuera pintor, escultor, escritor. Como si buscara la intimidad que proporciona la amistad, el afecto y el desahogo entre quienes comparten inquietudes y problemas. El segundo, consistía en no descuidar la admiración por la obra de terceros y, si posible fuera, adquirirla para tenerla siempre presente. En París fue Pedro Flores, en Madrid la convivencia se hizo más apretada aunque acentuada en torno a la inolvidable figura de Antonio Hernández Carpe. Ni que decir tiene su extensión a otros pintores y escultores cuya relación tienen en la propia exposición. Por supuesto que la escuela de Murcia la llevaba en el ADN, como se dice ahora para hablar de identificación con algo o alguien. En esta parcela puede apreciarse la presencia de los mejores: Ramón Gaya, Gómez Cano, Mariano Ballester, Molina Sánchez, Aurelio, Bonafé y tantos otros. Sus cuadros permiten saber de la riqueza artística que en aquellos años ofrecía Murcia. Como tampoco puede ignorarse la inevitable influencia que en el arte escultórico ejercieron el ya citado González Moreno, además de José Planes, o su querido Francisco Toledo. Esta muestra invita a imaginar aquella época, las relaciones entre tanto talento del que hemos de expresar orgullo y dejar constancia del agradecimiento que les debemos. También se expone obra del escultor Antonio Campillo, y en ella puede distinguirse la personalidad que le presidía, su manera, otra manera, de ver las cosas y ofrecerlas con la misma naturalidad con la que siempre dijo lo que pensaba. Al conmemorar el quinto aniversario de su muerte, Antonio, a través de su legado, sigue entre nosotros, mostrándose con la misma autenticidad que lo hiciera en vida. Por ello, como presidente de la Fundación que lleva su nombre, y en el de los compañeros del Patronato, debo dejar constancia del agradecimiento que debemos al Ayuntamiento de Murcia en la persona de su Alcalde, Miguel Ángel Cámara, al hacer posible esta exposición en el Palacio Almudí, un lugar que ocupa sitio propio e importante en la historia del municipio y que, además, sirve para dar a conocer páginas recientes del arte y la cultura. Pero también la institución que represento ha de reconocer a quienes cedieron sus obras para tal fin, y de manera especial a Juan Pérez Ferra, vicepresidente de la Fundación, por compartir con los ciudadanos ese hermoso, bello y significativo repertorio de pinturas y esculturas. Gracias, igualmente, a cuantos asumieron la dirección y explicación de este excepcional conjunto artístico. Clemente García García Presidente de la Fundación Escultor Antonio Campillo
La exposición presenta obras de Antonio Campillo junto a las de coetáneos del artista murciano como Celso Lagar, Pedro Flores, Antoni Clavé, Joaquim Sunyer, Francisco Pompey, Andrés Conejo, Pedro Mozos, Juan Barjola o Gregorio del Olmo.