Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- La Fundación Cajamurcia presenta una selección de la colección artística reunida por el prestigioso coleccionista Oscar Ghez en el Petit Palais de Ginebra. Esta exposición incluye pintura, escultura y obra sobre papel, y permite recorrer la compleja revolución artística que se produce en París entre finales del siglo XIX y el período de entreguerras, con más de 70 obras de artistas como Degas, Renoir, Caillebotte, Steinlen, Utrillo, Valadon, Van Dongen, Foujita, Kisling, Chagall, Picabia, Picasso, Sunyer o María Blanchard, entre otros muchos. La muestra constituye una magnífica oportunidad para el disfrute visual y para el aprendizaje de la historia del arte. A través de ella, el espectador puede contemplar la sucesión de movimientos artísticos que parte del Impresionismo para acabar desembocando en las Vanguardias, ayudado de la afinada mirada de un coleccionista que no renuncia a mostrar sus gustos personales. El Impresionismo, el Puntillismo, el Fauvismo, el Cubismo o un incipiente Surrealismo así como la llamada Escuela de París están presentes. Pero, además, esta exposición tiene otro protagonista con perfil propio: la ciudad de París, cuyos talleres, cafés, exposiciones y debates acaban dando lugar a una eclosión artística propia de una concentración de talentos sin precedentes en Europa desde la Florencia del Renacimiento. Son muchos los lienzos que nos hablan de sus calles, de sus plazas, de sus cafés, de su ambiente, narrando la transformación que la propia ciudad vive al mismo tiempo que alberga la mayor transformación artística de la Edad Moderna. Éste es uno de los rasgos más significativos de la colección de Oscar Ghez: centrando su mirada, no sólo sobre lo que ocurre en París, sino también en el diálogo que el nuevo arte establece con la ciudad, reflejándola, Ghez creó una colección geográfica e históricamente bien enraizada, lejos del enciclopedismo que ha caracterizado a las colecciones de algunos museos públicos. Dada la extensión temporal y la variedad de estilos comprendidos en la muestra, ésta se ha organizado en varios apartados temáticos: 1. Los escenarios de París Desde el siglo XVIII, París ha ocupado el lugar de una capital política, cultural y espiritual, no sólo de Francia, sino también de Europa y, por extensión, de todo el mundo occidental. Símbolo del poder de la monarquía francesa durante el Barroco y emblema de las libertades después de la Revolución, en el Segundo Imperio, París renueva su imagen hasta convertirse en el perfecto ejemplo de ciudad moderna. La reforma de Haussmann, con sus bulevares, grandes almacenes y teatros, crea el escenario de una nueva forma de vida, en la que el tráfico se acelera y los transeúntes se multiplican. El anonimato de la vida urbana y de sus paseantes, que tan bien describe Baudelaire a mediados del siglo, es ya un hecho. Después, la guerra francoprusiana y La Comuna de 1871 suponen una brusca interrupción de aquel sueño de prosperidad burguesa; Pero la ciudad de París parecía dispuesta a olvidar pronto aquellos dramas: el París de La Belle Époque (1880-1914) fue todo un catalizador de energías, imaginación y optimismo ante un siglo que debía inaugurar una época de progreso y de libertad en todos los aspectos de la vida. Nacía el mito de lo moderno. 2. El espectáculo, la noche El carácter festivo y la exhuberancia del París de La Belle Époque, así como su legendario desenfreno en cuanto a costumbres, pueden interpretarse como una forma de escapismo frente a las inquietantes transformaciones de la vida moderna. Ello explica que los ambientes de fête no se reduzcan a determinados barrios tradicionalmente relacionados con el espectáculo, sino que se extiendan, también y especialmente, a otros de carácter mucho más humilde como Montmartre, uno de los pocos que había escapado a las uniformadoras transformaciones urbanísticas del Segundo Imperio. Cuando los escritores y artistas bohemios dejaron sus cafés del Quartier Latin en la década de 1870, descubrieron la autenticidad de aquella colina, que aún conservaba sus molinos, viñas y huertas y que pronto se llenó de cabarets y salas de baile. Pero Montmartre se convierte en el centro de la vida nocturna parisina sobre todo a partir del 6 de octubre de 1889, cuando abre sus puertas el mítico Moulin Rouge, un lugar exento de las convenciones burguesas y en el que la libertad, en todos los sentidos, aún era posible. 3. Interiores, intimidades La modernidad dio lugar a una nueva forma de vida protagonizada por escritores, artistas, modelos y otros personajes cercanos a su círculo: es la vida de bohemia, mitificada tanto por la ópera como por numerosas y sugerentes imágenes pictóricas. La intimidad de los estudios permitió una nueva visión del tema del desnudo femenino, que pierde sus connotaciones mitológicas y afirma la rotundidad de su presencia física. Pero los interiores que aparecen en esta muestra enseñan también escenas cotidianas del París del momento, así como la especial relación de camaradería existente entre los propios artistas, que en sus retratos mutuos encuentran, no sólo una forma de dejar constancia de su amistad, sino también un campo de experimentación más libre que el que tenían en sus retratos de encargo. 4. París, sede de las vanguardias En aquel París en donde conviven, en las primeras décadas del siglo XX, artistas, críticos y poetas de todo el mundo, y en donde existe una mayor concentración de marchantes y galerías de arte, así como de Salones oficiales, se producen, muy pocos años después del cambio de siglo, dos propuestas artísticas de grandes consecuencias. La primera tiene lugar en 1905, cuando un grupo de jóvenes artistas capitaneados por Matisse escandaliza al público y a la crítica con sus cuadros llenos de un colorido que entonces se consideraba 'salvaje' (fauve): había nacido el Fauvismo. La segunda tendría lugar en 1909, en la intimidad de un estudio de Montmartre, el llamado Bateau Lavoir, cuando Picasso - que dos años antes había pintado una obra seminal, Las Señoritas de Avignon - y Braque comienzan a ensayar nuevas formas de representar la realidad sin recurrir a la perspectiva renacentista: había nacido el Cubismo.
Murcia acoge la exposición París hace 100 años, perteneciente a la colección del Petit Palais de Ginebra y reunida por el prestigioso coleccionista Oscar Ghez. La exposición ilustra con cuadros y esculturas de autores como Picasso, Renoir, Degàs, Chagall y Picabia, entre otros, como era la capital francesa a finales del siglo XIX y principios del XX. De este modo, la muestra permite recorrer la compleja evolución artística y urbanística que se produjo en la capital francesa entre finales del XIX y periodo de entreguerras, con un centenar de obras de artistas como Degas, Renoir, Caillebotte, Steilen, Utrillo, Valadon, Van Dongen, Foujita, Kisling, Chagall, Picabia, Picasso, Sunyer o María Blanchard, entre otros muchos.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España