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El trabajo más reciente del artista guipuzcoano se muestra en una amplia selección de pinturas en las que se refleja su peculiar cosmovisión sobre la ciudad y sus habitantes. Partiendo de elementos referenciales que están en su memoria Joxan Iza construye sus cuadros guiado por el sentimiento. Su particular lenguaje plástico, herencia del expresionismo, del cómic, del graffti, pero muy personal y bien construido, demuestra su capacidad para fusionar todo tipo de técnicas mixtas -tintas, acrílicos, rotuladores, ceras, lápices, óleo, barnices, colas, y una devoción por el collage.

Joxan Iza sigue tejiendo y destejiendo, construyendo y reconstruyendo; PARCOURS es la continuación de sus trabajos anteriores, periferias caóticas en eraikuntz- construccionesy en kalegrafietanzehar, ... interpretación de la palabra francesa parcours (carrera de obstáculos (nudos) urbanos). Pinturas que nos recuerdan una vez más la experiencia vivida por el artista a lo largo de una década -la de los ochenta- en la ciudad de París, donde además de consolidar su formación artística, se enfrenta a la inmensidad de la gran metrópoli. Joxan Iza regresa a la capital gala, y en este grandioso contexto arquitectónico y humano, son las banlieux, los extrarradios, la periferia y la propia ciudad lo que atrapa nuevamente la poderosa mirada del artista. Una mirada poliédrica, empática, lúdica y desdramatizada que genera una arquitectura experimental, escenario social del superviviente.

Orden, estructura, color, dinamismo, construcción y deconstrucción; caos, garabateo y desestructura, queda plasmado por Iza con crudeza. La construcción entendida como un esfuerzo cotidiano; la ciudad construida como un interminable laberinto.

Bergarés, residente en Oñate, Iza elabora las imágenes en su mente y aplica niveles de improvisación en torno a ellas. Trabajar desde la memoria -afirma- implica un fino aprendizaje de la mirada desde la sensibilidad, para llegar finalmente a los sentimientos. Mi propuesta es un espacio para la libertad. Una puerta que comunica con la totalidad. Un soporte para trabajar los sentimientos. Siento los cuadros como laberintos, me adentro en ellos, me muevo dentro de ellos enfrentándome a una experiencia antes no vivida. Cuando vuelvo al exterior, no soy el mismo.