Para esta exposición en la Embajada de Argentina en Washington, DC, me sentí obligada a establecer un contraste entre mis pinturas y elementos de la arquitectura neoclásica de la habitación, con su forma ovalada y la decoración decorativa en las paredes. En este trabajo, investigo las polaridades y contradicciones entre el orden arquitectónico y el caos de lo orgánico. Desde este objetivo presento siete universos pictóricos que rompen con la percepción del orden clásico y la armonía con sus formas geométricas fragmentadas. Los colores estridentes y variados también fueron elegidos para generar una oposición al color pastel de la habitación. A su vez, la pintura con sus goteos plantea otra ruptura formal, apuntando a ir más allá de los bordes. Cada políptico propone un juego personal para proyectar los propios universos a través de círculos, rectángulos y triángulos que bailan entre los límites del espacio.