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Los paisajes escogidos para esta muestra se relacionan a través de su fuerza poética y de su capacidad narrativa. Son escenas de nuestro imaginario colectivo que pueden improvisarse en cualquier momento, que no precisan necesariamente de un modelo para ser representadas porque pueden surgir inesperadamente. Todos representan imágenes comunes: recuerdos de nuestra infancia, traumas profundos, viajes increíbles, anhelos inalcanzables... o incluso pueden llegar a simbolizar emociones, interpretar composiciones o plasmar estados de ánimo.

Roberto González Fernández ha tomado el paisaje como un tema recurrente a lo largo de su prolífica carrera, y son muchas sus series dedicadas a este tema. Holyrood (1991-1993) fue una de ellas, donde el protagonista absoluto era el impresionante paisaje de Edimburgo, cómplice capaz de desvelarnos el carácter de los ... personajes representados en primer plano; y hoy en día insiste en este tema en las botellas con mensaje de la serie Message in a (green) bottle (2007-2008) que le sirven de excusa para plasmar de fondo distintos lugares y espacios llenos de matices y curiosas anécdotas. En el caso de Xurxo Martiño, sus paisajes están habitualmente ocupados por arquitecturas que dominan la composición, edificios que traen a nuestra memoria el pasado más próximo y que sirven para enfrentarnos a la superación del mismo. Son típicas sus representaciones de faros aislados, casas antiguas o calles decadentes. Jesús María Cormán interpreta el paisaje de forma definitivamente lírica. No obstante, tiene otra faceta -muy reconocidade escritor. Nos descubre la fuerza melódica de visiones matizadas que él enriquece cargándolas de significación. Sus pinceladas varían al ritmo de una composición: las notas atraviesan el lienzo y alteran la visión espacial, siendo capaces así de modificar la percepción.

Estos espacios de Espacio48 están atravesados por las esculturas de Álvaro de la Vega e Iván Prieto. Por una parte, dos enormes brazos tallados por Álvaro de la Vega que al monumentalizarse se deforman y al mismo tiempo se cosifican, retornando a la materia, a su origen, y son de nuevo árboles que encajan perfectamente en los idílicos paisajes representados. Por otro lado, los curiosos paseantes de metal de Iván Prieto que aquí resultan imprescindibles, porque todo espacio es inexistente y carece de sentido si no se transita y si no lo habitamos no llega nunca a ser descubierto, quedando para siempre en el olvido...