La exposición “Paisajes obsidionales” establece recorridos por diferentes lecturas de las ruinas, entendidas como memoria y desmemoria, como recuerdo transformado por el tiempo, como belleza en la destrucción… El uso de objetos en cada una de las obras articula los bloques de narraciones, empleándose como hilo conductor, soporte o excusa. La búsqueda de la estética transmuta el significado de las cosas, creando una poética que tiene como objetivo cuestionar la mirada mediante el cambio de valor asignado históricamente. Carmen Alvar reflexiona acerca de la aproximación que, desde el arte, se puede hacer a esos vestigios; mira desde fuera llegando a objetualizar imágenes cargadas de poder histórico y simbólico, las desmitifica para interpretarlas y recontextualizarlas de nuevo, construyendo un nuevo significado que camina entre la ruina y la absoluta desaparición del paisaje.